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La noche se cernía sobre Los Santos, impenetrable y densa, mientras Valhalla se reunía en un lugar apartado, lejos de las miradas indiscretas. Habían recibido una amenaza directa, un grupo que se atrevió a poner precio a la cabeza de West, su líder. Ahora, estaban listos para actuar. La tensión en el aire era palpable mientras los miembros del club esperaban el arribo de sus aliados. La brisa fría traía consigo el olor a gasolina y metal, un recordatorio constante de que la violencia estaba a la vuelta de la esquina. Cuando unas camionetas negras se detuvieron en la oscuridad, una mezcla de emoción y determinación recorrió el grupo.
Los aliados descendieron del vehículo, sus rostros iluminados por el tenue resplandor de las luces lejanas. Sin preámbulos, comenzaron a abrir los maleteros, revelando un arsenal de armas. West, en el centro del grupo, avanzó con confianza, su presencia imponente desafiando cualquier atisbo de miedo. “Hoy no solo venimos a intercambiar armas,” dijo West, con la voz firme como el acero. “Este es un mensaje. Nos han amenazado, y Valhalla no se quedará callado. Estamos aquí para demostrar que no le tememos a nadie.” Mientras las armas eran sacadas de los maleteros y alineadas en el suelo, el intercambio comenzó. Los cargadores de diversos calibres, preparados meticulosamente por Valhalla, se entregaron a cambio de armas, cada una era un símbolo de la venganza que se avecinaba.
“Recuerden esto,” continuó West, mirando fijamente a ojos de sus hermanos. “La traición se paga con sangre. No solo estamos armándonos; estamos declarando la guerra a quienes se atrevieron a subestimarnos” Las palabras resonaron en el aire como un eco ominoso, dejando en claro que Valhalla estaba lista para enfrentarse a cualquier enemigo. La atmósfera se tornó electrizante, y la certeza de la violencia inminente era evidente. No había vuelta atrás. Con el intercambio completado, el grupo aliado se retiró, rápidamente, dejando a Valhalla con un arsenal formidable. West se volvió hacia su grupo, la determinación brillaba en sus ojos. “Es hora de demostrarles quiénes somos. Nos han subestimado, pero pronto aprenderán a temernos. Nos preparamos para arrasar con aquellos que se atrevan a amenazarnos.” Mientras el sonido de los motores comenzaba a resonar en la noche, Valhalla se preparaba para algo más, dispuesta a usar cada una de esas armas en una feroz declaración de poder. No había lugar para el miedo; solo el ansia de venganza y la certeza de que pronto algo ocurriría…
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