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Aaron nació el 2 de febrero del 2000, en Pillbox Hill Center. Sus padres, Daniel y Marie eran personas de clase media. Daniel trabaja en una fábrica de piezas de automóviles y Marie se dedicaba a las telecomunicaciones. Nunca faltó la comida en la mesa, pero tampoco podían permitirse demasiados caprichos.
Ambos tenían claro cómo educar a Aaron; tenía que comprender que si quería vivir bien tendría que esforzarse al máximo. Que de él mismo dependería su futuro. Aaron no tardó demasiado en concienciarse de ello, de hecho, lo hizo tan pronto como cumplió los 11 años y ya iba comprendiendo la vida.
Estudió en una escuela pública toda la primaria y secundaria, allí conoció a sus primeros amigos con los que compartió su crecimiento. No eran muchos en el grupo, pero le encantaba pasar tiempo con ellos entre clases o por las tardes.
En el tercer año de la secundaria, el Departamento de Policía organizó una charla para los de ese año, para explicar cómo trabajaban, por qué es necesario tener policías, entre otras cosas. Aaron, que aún no tenía muy claro a lo que se quería dedicar, empezó a interesarse por el trabajo de los oficiales.
A veces charlaba sobre ello con sus amigos, aunque a ellos no les interesaba tanto como a Aaron. Preferían hablar de otras cosas, de chicas de su curso, de fiestas, de coches… Aaron empezaba a prestar algo de atención a la policía, pero tampoco se lo proponía como objetivo.
A los 16 Marie perdió el trabajo, y ya costaba más tener dinero suficiente en casa. Aaron buscó un trabajo por las tardes, para cuando no estuviera estudiando. Empezó a trabajar en un taller mecánico unas cuantas horas al día para aportar algo a la casa, aunque fuera poco.
El trabajar con piezas pesadas, sumado a la complexión atlética de Aaron por naturaleza, acabó suponiendo una buena forma física de Aaron a los 18, lo que le hizo interesarse un poco más por el gimnasio y el ejercicio físico. Apenas tenía tiempo por el trabajo, así que se ejercitaba en casa algunos días de descanso.
Terminó la secundaria, y tenía que decidir si entrar a la universidad o dedicarse a trabajar. Tenían dinero suficiente por el taller y el trabajo del padre, así que finalmente decidieron pagar la carrera de Aaron, que quería aprender sobre primeros auxilios y paramedicina.
Su padre nunca supo qué le hizo decantarse por eso, pero lo apoyó desde el principio. Aaron estudió fisiología y anatomía, además de soporte vital. Dejó el taller para centrarse en los estudios, y sacó la carrera en el tiempo mínimo. No tardó demasiado en presentarse a unas oposiciones del cuerpo de bomberos, estuvo como aspirante durante un tiempo.
Pocas semanas después, un par de enmascarados le robaron todo a Marie cuando estaba yendo a hacer la compra del mes, dejándola gravemente herida. Ésto hizo que Aaron no pasara el examen final del departamento de bomberos y tuviera que retirarse, aunque no le importaba tanto como la salud de su madre.
La mentalidad de Aaron cambió, y recordó aquella charla de la secundaria sobre la policía. Pensó que sería muy peliculero, pero igualmente se propuso contribuir de alguna forma en la justicia de la ciudad, para ayudar a controlar el crimen. Total, con un pequeño préstamo y los ahorros que aún le quedaban pudo pagar la licenciatura, ahora sí tenía claro su objetivo: entrar a la academia de policía.
Siguió ejercitándose de forma más intensiva para estar en una muy buena forma física, y tan pronto como fue posible se inscribió en la academia. Mientras tanto, volvió a trabajar en un taller para amortizar el gasto de la segunda carrera.
Finalmente, Aaron terminó por independizarse, además de poder pagarse un vehículo propio.
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Adam L. Harper nació un 1 de Febrero de 1993, en Oakland, California. Sus padres, Andrea y Charlie, personas de clase media, buscaron hacer la vida de su único hijo lo más sencilla posible.
Si bien su familia no podía permitirse una vida plagada de lujos, lo cierto es que ganaban una buena cantidad de dinero entre los dos padres, pudiendo darle a Adam una infancia bastante tranquila y, dentro de lo que cabe, agradable.
Sus primeros años de estudios los pasó en una escuela pública del barrio Beech Street, para luego seguir formándose en la Manito Elementary School, donde conoció a los que serían sus amigos durante la mayor parte de su adolescencia.
No hay mucho que destacar de su juventud. Era un chico estudioso, que se mantenía al margen de relaciones amorosas y apenas tenía amistades. Su objetivo era formarse cuanto antes para poder comenzar a trabajar en algo que le gustase, aunque aún ni él tenía claro su futuro.
No fue hasta 2010, a sus 17 años, que Adam decidió decantarse por las fuerzas del orden. Comenzó a formarse para la academia de policía de su ciudad, aunque fue rechazado en su primera oposición ya que durante una de las pruebas físicas, resultó lesionado, por lo que no pudo superar el resto del proceso académico.
Sus padres, quienes lo apoyaron en todo momento en sus esfuerzos por ser un oficial de policía, desembolsaron una buena cantidad de dinero para facilitarle el estudio de esa carrera que, ahora, le apasionaba, además de pagarle la cuota de un gimnasio en el que pudo desarrollar su complexión física para poder superar la siguiente academia a la que se presentaría.
En su segundo intento, fue aceptado en el departamento, donde conoció a un par de compañeros de su misma promoción, con los que entabló una buena amistad durante el proceso y que, una vez lo superaron, se convertiría en una MUY buena amistad entre compañeros de trabajo.
Adam se mantuvo al margen de polémicas, buscando siempre resolver los problemas con las palabras y siguiendo el manual al pie de la letra, por lo que no le supuso un reto destacar sobre algunos de sus compañeros, ascendiendo en la escala de ordinarios en un periodo de tiempo relativamente corto.
Tras unos cuantos años de servicio, se interesó por el área de investigación, aunque el de su departamento no tenía precisamente buena reputación. En principio pensó en acceder a él, pero tras la recomendación de uno de sus compañeros de turno, se echó atrás. Siguió trabajando en el departamento unos meses, aún con el deseo de acceder a aquella rama que le interesaba, y tras pensarselo dos veces y haberlo hablado con uno de sus compañeros de la academia, tras valorar sus intenciones, decidió probar suerte en las fuerzas federales.
Tras una larga charla con sus padres, decidió decantarse por eso que le llamó la atención, por lo renunció al departamento en el que estaba de forma 'amistosa' y recibiendo la mejor de las suertes por parte de su sargento y sus compañeros de grupo, para luego viajar a Los Santos.
Alquiló un pequeño departamento en el que pasaba la gran parte del día, y se inscribió a la universidad de Los Santos, donde se formó en ciencias jurídicas en el tiempo ordinario. No entabló relación con nadie de la universidad, pues pasaba horas y horas en su departamento, estudiando. Tras terminar la carrera, se inscribió en la academia del FIB de la ciudad, y a su vez ingresó a una empresa de seguridad privada para sacar algo de dinero, mientras esperaba la respuesta de la oficina de investigación federal. Durante sus primeras semanas en Los Santos, indagó en las funciones más especificas del FIB para terminar de reafirmar su pasión por ello.
Nikolay Arkadiy nació un 23 de Abril del 1975, en el hospital Aymed Meditsinskiy Tsentr, Rusia. Sus padres, ciudadanos de clase media, querían que Nikolay tuviera una vida lo más sencilla posible. Estuvieron ahorrando durante toda su infancia para poder pagarle todos los estudios y proyectos que quisiera desempeñar.
No fue hasta los 7 años cuando Nikolay comenzó a hablar sobre ser un soldado del ejército. Ninguno de sus padres estaba de acuerdo con eso, aunque para entonces Nikolay era solo un niño, no sería difícil hacerlo cambiar de opinión.
Nikolay siguió creciendo como cualquier persona, con sus sueños y metas. Estudiaba en un colegio de lo más normal, viviendo un poco al margen de todos los problemas y conflictos que pudiera haber a lo largo de un día. Conoció a sus primeros amigos, quienes lo acompañarán durante muchos años de su vida. Ellos jugaban en el colegio siempre, estaban juntos, bromeaban… Lo normal, vaya.
A los 13, Nikolay tuvo el primero de sus problemas mayores; mientras volvía del colegio, presenció un atropello justo enfrente de él. Se quedó de piedra al ver a una mujer en el suelo, con un brazo completamente dislocado y toda la gente acumulándose alrededor mientras llegaba la policía de la ciudad. Era solo un niño todavía, y su mentalidad cambió bruscamente. Ya no era tan risueño como antes, frecuentemente se desconcentraba de lo que estaba haciendo… Claramente eso marcó un antes y un después en su infancia.
Poco después de cumplir 15 años, y con aquel recuerdo aún en mente, Nikolay comenzó a salir con sus amigos fuera del horario escolar. Ya tenía la edad que sus padres consideraban suficiente así que le dieron permiso para eso. Poco a poco fue recuperando la personalidad que tenía antes, al menos en cierto modo. Pero por supuesto, no iba a olvidarse nunca.
Él y sus amigos hacían lo que cualquier adolescente podría hacer con su grupo, no eran nada fuera de lo normal y ninguno parecía estar un poco ido de la cabeza. Todos eran más o menos como Nikolay, y por eso se llevaban tan bien. Como uña y carne, prácticamente.
A los 18 tuvo que rendir el Servicio Militar Obligatorio, y por desgracia para él fue enviado a un sitio distinto a todos sus amigos. Ahora estaba solo, haciendo algo nuevo para él, y lejos de sus padres que tan presentes habían estado en su infancia y adolescencia. No obstante, poco tardó en hacer un par de amigos en las comidas y en el barracón.
Tampoco tuvo ningún problema durante este tiempo, escribía cartas a sus padres casi a diario para decirles que estaba bien, que no se preocupen por él. A los pocos meses de estar ahí, retomó esa espinita que tenía cuando era pequeño de formar parte del Ejército, y tras ver un poco más desde dentro, decidió que ese era su lugar.
La respuesta de sus padres a esto, por supuesto, era negativa pero Nikolay ya era un adulto y le apoyaron con su decisión a regañadientes. Desde entonces, Nikolay estuvo esforzándose como nunca para llegar a cumplir su meta.
El esfuerzo se premia, y Nikolay logró lo que quería a los 20 años. Ingresó al Ejército, en la que probablemente era la mejor época de su vida. Sus padres, que ya habían asumido el futuro de Nikolay, se mantuvieron en frecuente contacto con él para comprobar que seguía todo en orden y que no le había pasado nada. Estaban más que preocupados por él. En varias ocasiones, trataron de convencerle de que se retire del cuerpo militar pero Nikolay siempre renegaba.
Destacó notablemente por encima de algunos compañeros, por lo que ascender no le resultó demasiado difícil. Tras lograr las mejores marcas en los campos de tiro y en las pruebas físicas, aún sin siquiera tener una complexión excesivamente musculosa, y con un largo historial de operaciones completadas a la perfección, Nikolay se había convertido en uno de los soldados más reconocidos del cuerpo. Los superiores lo observaban con frecuencia más que a los compañeros, y Nikolay sabía que eso era una buena señal. Escribió a sus padres para hablarles de ello, aunque esta vez no recibió respuesta. Se puso en el mejor de los casos y decidió creer que simplemente estaba tardando en recibir la correspondencia.
Un año después, aún sin respuesta de sus padres y ya habiendo asumido que no volvería a tener noticias de ellos, falleció uno de los soldados superiores en un vuelo de práctica. Tras algo más de un mes, Nikolay fue promovido al rango vacante que dejó su compañero, ya que era a vista de los sargentos, el oficial más preparado para ello. Ya era Soldado de Primera Clase, y aunque aún no tenía poder de mando, ya apuntaba maneras en cuanto al liderazgo de situaciones, instruyendo a los nuevos Soldados que entraban y a los compañeros que quedaron por debajo suya en los pocos errores que aún tenían. Nikolay sorprendió enormemente a los instructores del cuerpo, quienes intensificaron su atención hacia el destacado soldado, buscando algún error para sancionarlo.
Un año más tarde, Nikolay fue nombrado líder de algunas operaciones, por lo que pensó que se estaba barajando un segundo ascenso o algún tipo de condecoración. Efectivamente, un par de meses después tras haber liderado operaciones menores y gestionadas con total efectividad, Nikolay recibió el ascenso al cuerpo de supervisión, ingresando como Cabo. Algunos de sus compañeros de ingreso habían quedado o bien fuera del cuerpo, o aún estaban como Soldados. Muy pocos habían logrado llegar a Soldado de Primera y ahora estaban bajo la instrucción de Nikolay, quien además fue designado supervisor de ese pelotón. No quería pisar a nadie ni mucho menos, tenía un trato bastante cercano con todos los para entonces soldado, intentando instruirles y aconsejarles de la forma en que él consideraba más efectiva, para que pronto pudieran llegar a un puesto mayor. Fue bastante efectivo, según él mismo escuchó por parte del jefe de pelotón. La efectividad total del grupo aumentó un 25%, y las prácticas fueron notablemente mejor cada vez.
Al año siguiente, a finales del 1998, gran parte de toda la malla disponible tuvo que ir a un operativo de alto riesgo. Fueron en total 4 pelotones los que acudieron, con todo el personal disponible, incluyendo sargentos. Era una operación de seguridad nacional, aunque los altos mandos no dieron demasiada información al respecto. Tan solo nombres, fotos y lugar de los sospechosos a detener. Eran en total 65 sospechosos, y aunque la operación fue un éxito y quedó fuera de los noticieros para evitar el pánico, no fueron pocos los heridos que sufrió el escuadrón. 4 de ellos perdieron la vida, incluyendo un Sargento. Nikolay apenas lo conocía, solo lo había visto en las reuniones de supervisión. Le sorprendió verlo a pie de campo en aquel operativo.
Tras el informe, Nikolay fue interrumpido por el Coronel General en su despacho. Nikolay estaba confundido los primeros minutos, pero luego comprendió el por qué un Alto Mando del ejército entraría en persona a comunicarle que tomaría el puesto del sargento Zhukov. Al parecer, el sargento desempeñaba la gestión de labores de espionaje nacional para controlar el terrorismo y altercados mayores, de ahí su presencia durante el operativo, y el ascenso en persona por parte del mismísimo Coronel General. No era algo que pudiera estar en boca de cualquier Mando.
Tan solo un año y 3 meses después de esto, y tras haber desaparecido parcialmente de los campos de batalla, quedándose solamente en el despacho coordinando operaciones, Nikolay fue citado al despacho del General del Ejército. Tras presentarse allí, esperando algún tipo de misión confidencial o algo así, se encontró con dos personas trajeadas, al lado del General, que escoltaron a Nikolay hasta una oficina subterranea en el Ministerio de Defensa, unos cuantos pisos por debajo del edificio. Nikolay iba a ser trasladado al KGB, quien supuestamente ya no operaba, pero que obviamente seguía actuando en secreto. Su desempeño durante la Gestión de los Espionajes llamaron la atención de la Agencia de Inteligencia, que no dudó en fichar a Nikolay para sus filas.
Recibió un entrenamiento especial, sobre defensa personal, técnicas de inmovilización, espionaje avanzado, limpieza de pistas… Además de conocer un enorme arsenal de armas modificadas para neutralizar a quien sea sin dejar rastro. Unos cuantos meses después recibió la primera misión. No era nada importante, y Nikolay aún duda de si el objetivo era un miembro del KGB que estaba actuando como sospechoso para poner a prueba el entrenamiento que recibió Nikolay.
Aquí no había una jerarquía como tal. Estaban los miembros y los superiores. Entre los miembros no podían tener ningún tipo de relación, aunque compartían algunas zonas, tenían que mantenerse aislados los unos de los otros para garantizar la confidencialidad de los datos. Nikolay siguió esto al pie de la letra, evitó fijarse en ninguno de sus compañeros para asegurarse de no equivocarse. Ahora fuera del ejército y trabajando para el Gobierno, lo último que quería era quedarse fuera. Había escuchado muchas teorías sobre lo que hacían con los miembros expulsados de este tipo de agencias y no quería acabar así, y mucho menos sin recibir noticias de sus padres desde hacía años.
Siguió todas las órdenes e instrucciones al pie de la letra, se esforzó en ser un agente de primera, habiéndose propuesto como objetivo tomar alguno de los puestos de mando de la agencia.
Tuvo que realizar centenares de operaciones, con una infinidad de identidades y destinos distintos. Durante los primeros 8 años, solamente se dedicó al espionaje para posteriores informes, que recibiría el Ejército para las operaciones especiales. Según le habían dicho hasta entonces, nadie de la agencia actuaba en ese tipo de situaciones, y el armamento mostrado era solamente en caso de emergencia. Nikolay dudaba de esas palabras, aunque nunca lo cuestionó públicamente. Confirmó sus ideas al 9º año, cuando fue trasladado a una zona del complejo algo más amplia y mejor preparada. Recibió un entrenamiento para comprobar que aún tuviera las habilidades de tiro y neutralización necesarias, que aprendió en el ejército, y lo completó con creces.
Tras esto, recibió su siguiente misión, que sería al día siguiente. Tenía que adentrarse en una base subterránea con unos cuantos compañeros, capturar a un sospechoso y trasladarlo hasta las instalaciones del gobierno. Para garantizar el cumplimiento de la norma de no relacionarse, uno de los compañeros era un superior que se hizo pasar por un agente más. La misión fue un éxito, y el objetivo fue capturado con éxito sin dejar rastro. Según se hizo creer a las noticias, se fugó del país y se encontraba en busca y captura. Así evitaron las miradas y sospechas. Nikolay no volvió a ver a esa persona, y siguió realizando las misiones que le ordenaban sin decir ni una palabra de más.
8 años después, sin tener ni una sola novedad en su vida ni en su rango, Nikolay y sus compañeros recibieron la noticia de un cambio drástico de Mandos en la jerarquía de la Agencia. No se dio demasiada información, solamente notificaron unos traslados y que seguirían recibiendo misiones con total normalidad. Nikolay suponía que alguien había hablado más de la cuenta desde arriba y se lo quitaron de en medio.
Al año siguiente, Nikolay fue destinado a una misión diferente; un rescate. Hasta entonces solo había espiado y capturado, más nunca rescatado a alguien preso de un departamento enemigo. La misión fue un éxito, aunque Nikolay no tenía muy claro como realizarlo. Como siempre, iba acompañado por superiores que fueron los que tomaron las riendas de la operación, a modo de instrucción pensó Nikolay. No le dijeron nada por las dudas que tuvo por lo que supuso que era algo preparado para su aprendizaje.
Tuvo que realizar contados rescates, evitando en estos los errores del primero, y cumpliendo con todas las expectativas. No eran demasiados, ya que es difícil encontrar a presos de agencias de inteligencia de otros países. Un par de meses después, Nikolay ya con 44 casi recién cumplidos, fue destinado a Siberia a realizar una labor de rescate de alta prioridad. Tenían que rescatar a 18 personas, de nombres desconocidos. Una de ellas era un VIP de la agencia.
Recibieron órdenes muy precisas a través de un agente infiltrado en la base enemiga, con planos y palabras en clave para reconocer fácilmente a los agentes a rescatar. Estaba claro que forman o formaron parte de la agencia porque a diferencia del resto de rescates, no se dio nombre de ninguno de los capturados al momento de las instrucciones.
Cuando llegaron allí, se adentraron en una montaña, encontrándose con algo parecido a un Gulag. Todos los agentes se separaron, pues cada uno tenía un objetivo a rescatar, y no estaban precisamente juntos. Nikolay no vio más a los compañeros hasta el momento de la extracción en el punto previsto.
Neutralizó a todos los enemigos a su paso, le robó la llave de la habitación a uno de ellos, abrió la puerta, dijo la palabra en clave: “Elite”, recibiendo la respuesta que esperaba: “Hawk”. Le dio la pistola al preso y salieron según estaba previsto.
12 segundos después de haber llegado a la zona de extracción, todos los agentes estaban en el punto con su respectivo objetivo, esperando el aterrizaje de los helicópteros que los llevarían de vuelta al país. Tras el despegue, el helicóptero de Nikolay tomó un rumbo completamente distinto a los demás, por lo que pronto dedujo que la persona a la que acababa de rescatar se trataba del VIP, que tendría un destino distinto al resto.
El aún desconocido le pidió a voz de mando a Nikolay que lo notificara como muerto y lo dejara en un punto distinto al previsto. Nikolay aceptó con dudas, y para que el piloto accediera a aterrizar de emergencia, Nikolay le hizo un par de gestos al VIP para que simule estar gravemente herido. Nikolay comunicó al piloto la necesidad de aterrizar de emergencia en algún punto espacioso y alejado de la ciudad, por lo que quedaron en un pueblo lejano al punto de la misión. Para evitar que el helicóptero llame la atención, Nikolay le dio orden al piloto de retirarse y espere para una posterior extracción, ya que si se quedaba llamaría la atención del Gobierno que estaría buscándolos. Todo salió como se esperaba, por lo que Nikolay quedó a solas con el VIP, quien le dio a Nikolay unas claves y ubicaciones para recuperar información clasificada y los archivos de Alexei Zakhaev.
Nikolay reportó al VIP como muerto por envenenamiento. Solicitó la extracción en un punto alejado del pueblo donde quedó Alexei, y volvió al Cuartel. Acudió a las distintas coordenadas que Alexei le había dado, y accedió a los archivos con las claves. Recopiló todo lo que pudo y unas semanas después, durante uno de los espionajes que tenía que realizar, pasó por el pueblo donde dejó a Alexei. Se encontraron en la Iglesia del pueblo, donde a través de los documentos Alexei le descubrió a Nikolay gran parte de los secretos del KGB y de actos atroces que habían realizado. Además a través de esos documentos, Alexei descubrió que había sido capturado ya que el Gobierno Ruso quería deshacerse de él, por lo que lo mandó con el Mossad, que posteriormente lo trasladó a la base en Siberia para retenerlo durante años.
Alexei, notablemente furioso y decepcionado, logró convencer a Nikolay de que a él le pasaría lo mismo si seguía ese camino, por lo que le sugirió abandonar Rusia y tomar un nuevo rumbo.
Nikolay le facilitó a Alexei una de las documentaciones que portaba encima para pasar por el aeropuerto sin complicaciones. Mientras tanto, simuló estar siendo perseguido por agentes federales en su última comunicación con el Cuartel General, para desviar las miradas y poder irse del país mientras el gobierno ruso trataba de encontrarlo en alguna de las instalaciones de la organización Israelí.
Partieron con destino a Los Santos, que era lo más seguro según la opinión de Alexei, quien estaba claramente más experimentado y aseguraba que el gobierno estadounidense no colaboraría con Rusia para la extradición. Se asentaron en una caravana el desierto con el dinero que Nikolay tenía encima y que acababa de cambiar por dólares en el banco del pueblo. Ahí podrían tener la tranquilidad para realizar sus investigaciones, operaciones y estar lo más tranquilos posibles, ya que ni siquiera tuvieron que dar sus nombres al propietario de la cabaña. Solamente pagaron, y recibieron las llaves. En el KGB, una de las partes del proceso de formación y entrenamiento es el aprendizaje de varios idiomas obligatorios, además de algunos opcionales. Nikolay aprendió Inglés, Alemán, Arabe y Hebreo, por lo que adaptarse a la sociedad y al idioma no fue para nada complicado. Hablaban el idioma con total fluidez y con un acento bastante parecido al nativo del país.
Ya estábamos en 2020, y ambos estaban asentados en el norte de Los Santos. Hicieron una reevaluación de sus posibilidades y opciones, llegando a la conclusión radical de abandonar el trabajo legal y cambiarse al extremo contrario por la ira retenida hacia el Gobierno Ruso y la Agencia. Repudiaban los departamentos legales, y si una entidad como es la KGB puede llegar a tales puntos, las entidades gubernamentales locales no serían menos.
Tras un largo debate sobre las posibilidades en base a su conocimiento y capacitación, llegaron a la decisión de ganar dinero utilizando todo lo que aprendieron. Ya que se desempeñaban en tantas y diferentes cosas, decidieron hacerlas todas a cambio de remuneración; ser mercenarios. Utilizarían todo su conocimiento de espionaje, defensa, ataque, seguimiento y demás para todo aquel que lo requiera y pueda permitirse pagar por ello; o bien para ellos mismos. Literalmente harían cualquier cosa por la que recibieran dinero, su propósito ahora era ser el enemigo nº 1 del Gobierno.
A partir de ahí decidieron llamarse a sí mismos Elite Hawk. De esta manera, cualquier persona que se relacione con alguno de los dos se estaría relacionando indirectamente con Elite Hawk, no con Alexei o Nikolay. Ya que buscan la privacidad total, nadie conoce la identidad de ninguno de ellos pues ambos utilizan documentaciones falsificadas y tratan de pasar desapercibidos.