Adam Harper



  • Adam L. Harper nació un 1 de Febrero de 1993, en Oakland, California.
    Sus padres, Andrea y Charlie, personas de clase media, buscaron hacer la vida de su único hijo lo más sencilla posible.

    Si bien su familia no podía permitirse una vida plagada de lujos, lo cierto es que ganaban una buena cantidad de dinero entre los dos padres, pudiendo darle a Adam una infancia bastante tranquila y, dentro de lo que cabe, agradable.

    Sus primeros años de estudios los pasó en una escuela pública del barrio Beech Street, para luego seguir formándose en la Manito Elementary School, donde conoció a los que serían sus amigos durante la mayor parte de su adolescencia.

    No hay mucho que destacar de su juventud. Era un chico estudioso, que se mantenía al margen de relaciones amorosas y apenas tenía amistades. Su objetivo era formarse cuanto antes para poder comenzar a trabajar en algo que le gustase, aunque aún ni él tenía claro su futuro.

    No fue hasta 2010, a sus 17 años, que Adam decidió decantarse por las fuerzas del orden.
    Comenzó a formarse para la academia de policía de su ciudad, aunque fue rechazado en su primera oposición ya que durante una de las pruebas físicas, resultó lesionado, por lo que no pudo superar el resto del proceso académico.

    Sus padres, quienes lo apoyaron en todo momento en sus esfuerzos por ser un oficial de policía, desembolsaron una buena cantidad de dinero para facilitarle el estudio de esa carrera que, ahora, le apasionaba, además de pagarle la cuota de un gimnasio en el que pudo desarrollar su complexión física para poder superar la siguiente academia a la que se presentaría.

    En su segundo intento, fue aceptado en el departamento, donde conoció a un par de compañeros de su misma promoción, con los que entabló una buena amistad durante el proceso y que, una vez lo superaron, se convertiría en una MUY buena amistad entre compañeros de trabajo.

    Adam se mantuvo al margen de polémicas, buscando siempre resolver los problemas con las palabras y siguiendo el manual al pie de la letra, por lo que no le supuso un reto destacar sobre algunos de sus compañeros, ascendiendo en la escala de ordinarios en un periodo de tiempo relativamente corto.

    Tras unos cuantos años de servicio, se interesó por el área de investigación, aunque el de su departamento no tenía precisamente buena reputación. En principio pensó en acceder a él, pero tras la recomendación de uno de sus compañeros de turno, se echó atrás.
    Siguió trabajando en el departamento unos meses, aún con el deseo de acceder a aquella rama que le interesaba, y tras pensarselo dos veces y haberlo hablado con uno de sus compañeros de la academia, tras valorar sus intenciones, decidió probar suerte en las fuerzas federales.

    Tras una larga charla con sus padres, decidió decantarse por eso que le llamó la atención, por lo renunció al departamento en el que estaba de forma 'amistosa' y recibiendo la mejor de las suertes por parte de su sargento y sus compañeros de grupo, para luego viajar a Los Santos.

    Alquiló un pequeño departamento en el que pasaba la gran parte del día, y se inscribió a la universidad de Los Santos, donde se formó en ciencias jurídicas en el tiempo ordinario. No entabló relación con nadie de la universidad, pues pasaba horas y horas en su departamento, estudiando.
    Tras terminar la carrera, se inscribió en la academia del FIB de la ciudad, y a su vez ingresó a una empresa de seguridad privada para sacar algo de dinero, mientras esperaba la respuesta de la oficina de investigación federal.
    Durante sus primeras semanas en Los Santos, indagó en las funciones más especificas del FIB para terminar de reafirmar su pasión por ello.


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