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Nombre: Aidan Herrera OConnor Edad: 24 Años Fecha de nacimiento: 04/09/1996 Aidan Herrera O´Connor…Así es el nombre con el que me marcaron a fuego nada más nací. Sus padres, uno español, Eugin Herrera y su madre, irlandesa Aíne O´Connor, dieron vida al pequeño Aidan, un hijo que nacería de juntar lo peor con lo más puro, un demonio y un ángel creando un ser hibrido y desmontado muñeco. Nacido en el pueblo de Claremorris (Irlanda) donde hasta los 5 años vivió y cogió la cultura irlandesa, conviviendo con la cultura que le rodeaba día tras día. Pero no pudo quedarse mucho ya que su padre. Eugin, motero hasta los huesos de la organización Hells Angels MC le enviaron a ayudar a sus compañeros de España. Por supuesto no podía rechazar aquella oferta de poder ayudar a sus hermanos “Nadie se quedará atrás mientras yo siga vivo”. Recogía sus cosas con mucha mas rapidez de lo que lo hacía, ya sea por las ganas que tenia de irse o por la locura que lo envolvía cuando se trataba de sus camaradas. En una esquina con el rostro pálido y los ojos llorosos, la mujer del motero le miraba pidiéndole sin decir palabra alguna y de forma desconsolada que se quedara, que no se fuera de su lado y le dejara sola con un niño al que criar. Pero daba igual, el mal reencarnada no iba a hacer caso a nada ni nadie que se le pusiera por el camino, era su mundo, sus reglas. Cuando iba a salir de la habitación listo para largarse y probablemente no volver, Aine cogió del brazo a su marido y le miró de la forma mas desconsolada posible. Con un gesto brusco le apartó mirándole con furia. Pero no se iba a rendir sin luchar por el futuro de su familia. Desde una esquina con el rostro perdido en aquella espantosa escena, el pequeño Aiden veía como el cuerpo de su madre caía al suelo dañado por su otra mitad. Aiden sentía que sus sentimientos se partían, entendía el comportamiento de su padre y lo admiraba, pero lloraba al igual que lo hacía su madre y no podía reprimirlo, estaba completamente roto y dividido entre el bien y el mal. Corría en cámara lenta hacia su madre tendida en el frío suelo mientras su padre le miraba con un semblante serio, era como mirar a la muerte a los ojos e intentar no perder aquella batalla. Pero las pesadas y seguras palabras de su padre resonaron por todas las paredes de la casa, resonaron en los oídos del pequeño Aiden el cual no olvidaría nunca. Palabras que se le marcaron como un afilado cuchillo pasando por su piel y cicatrizando sus recuerdos. “Angels Forever, Forever Angels”. Y esas fueron las últimas palabras que la muerte le dijo a su hijo antes de dejarlo completamente solo. Su vida a partir de este momento comenzó a cambiar, la vida con su madre era mas bien un día tras día sin nada entretenido que hacer o sin nada por lo que vivir, solo una mujer sin absolutamente anda de color en sus mejillas sentada en un viejo sofá y mirando por la ventana esperando a que algún día volviera aquel que la abandonó. Fue entonces cuando se mudó su familia en Irlanda, era imposible vivir en aquella casa sin que los sonidos o recuerdos de esa noche volaran a los pensamientos del pequeño y su madre. Y poco a poco fue creciendo, pero rodeado de un ambiente afectado totalmente por las decisiones de su padre, pero también compensado por la bondad de su madre. Er como crecer con dos mitades partidas y separadas por una fina línea, como el ying y el yang, uno testarudo, arrogante y agresivo y por el otro lado bondad, amabilidad, cariño... Así paso que nuestro amigo Aidan al final se crio en la calle, vagando de un lado a otro sin rumbo fijo, buscando algo que hacer con su vida o buscando una motivación, ya no pasaba casi tiempo con su familia, prefería evadirse de ese mundo lleno de desastres y desesperación, meterse en su propio mundo de ideas y no salir nunca. Pero era un chico muy inteligente y no le costó sacarse la ESO ni nada, a pesar de su gran evasión y desinterés por el mundo, era muy inteligente, estaba claro que con poco esfuerzo podía lograr grandes cosas, el nivel de detalle que tenía para fijarse en absolutamente todo le hizo darse cuenta de muchas cosas a temprana edad, nadie era capaz de engañarle sin que supiera la verdad de un modo u otro, pero a su vez se mostraba como un chico serio, frío y de pocas palabras, ¿mostraba una cosa y era otra? Quien sabe, pero era de lo más peculiar. Era como si en su interior existieran dos caras, una lucha interna e interminable donde la personalidad de su padre y la de su madre luchaban por ser la más fuerte y dominar sobre él, un demonio y un ángel no podían tener un hijo y pretender que fuera normal. Después de mucho tiempo pensando, Aidan decidió dejar el nido y volar lejos de su vida en Irlanda, aquel día muchas preguntas se quedaron en la cabeza y necesitaba que fueran resueltas lo antes posible, y el único que tenía aquellas respuestas era aquel hombre demonio el cual conocía como su padre. Recogió sus cosas, y se fue, tal y como lo hizo él aquella noche, con la diferencia de que su madre ni se inmutó al verlo salir por el marco de madera y comenzar a andar hacia su nueva vida. Llegó a España y guiado por el instinto y las pocas indicaciones que tenia de la ubicación de su padre logró encontrarle, a él y a todos los que le seguían. En ese momento Aidan pensó que comenzaba a tener la vida que había soñado siempre, y no su aburrido día a día en Irlanda junto a su madre. Su padre le dejaba hacer de todo, ir a cualquier sitio y vivir la vida como el quisiera sin ningún límite. En poco tiempo Eugin le regaló a su hijo su primera moto una Daelim Daystar 125 Fi una buena moto custom. Esto era una declaración de intenciones del padre, el cual deseaba como lo que más que siguiera su legado, las palabras de aquella noche, AFFA (Angels Forever, Forever Angels). En este momento Aidan comenzaba a tener los sentimientos más separados que nunca. No sabía que hacer, seguir a su padre significaba meterse en un mundo oscuro y del que jamás iba a poder salir, no quería decepcionar a su padre, no quería que el diablo se pusiera en su contra. Pero que iba a hacer si su otra mitad le impedía seguir el camino que había escogido recorrer, solo podía llorar desconsoladamente al pensar en todas las cosas que iba a tener que hacer si seguía las huellas de su padre, el cual dejaba un rastro de sangre hacia la perdición. Un día él junto a su padre y sus “hermanos” decidieron que era hora de recorrer mundo y visitar nuevas caras. Los Hells Angels tenían asuntos pendientes con las grandes mafias rusas, y era hora de que Aidan abriera los ojos y entendiera lo que realmente era ser un Hell Angel.
Llegaron a las heladas tierras de Grozny, una región al sur de rusia. Tenían una cuestión que aclarar con la familia Bloom, unos de los mas grandes mafiosos dedicados al tráfico de armas y la trata de personas. Al parecer alguien había hablado mas de la cuenta y eso les podría costar la vida a muchos de ellos.
Aidan estaba arto de escuchar las continuas conversaciones entre su padre y el líder de la mafia rusa, así que un día de esos se escabullo para poder pensar tranquilo y tomar algo de aire. Caminando entre los nevados paisajes le pareció ver a alguien en la lejanía. Una chica con pelo blanco descansaba a orillas de un lago congelado rodeado de árboles . Veía a aquella figura desde la lejanía deslizarse por el hielo como si fuera un ángel, se quedó tan obnubilado que no dejaba de mirarla. Y eso se volvió un hobby para él. Las pequeñas gotas de sangre que caían de su cuello manchaban la blanca nieve y la teñían del rojo más intenso de todos. “Solo recuerdo la voz de aquella chica gritando mi nombre mientras caía al suelo.” Aidan despertó en el hospital días mas tarde, no recordaba casi nada, pero los recuerdos pasaban como relámpagos por su mente. Y aquel día juró una cosa, destruir todo aquello que se le interpusiera en su camino, no descansaría hasta lograr su objetivo y vengar a lo que una vez amo. “Viviré por y para vosotros, hermanos. AFFA”
Esto lo llevo a la Ciudad de Los Santos desde donde le llego una carta de un chico que conocía de otra ciudad un fumeta de libro que terminaría en las drogas seguramente.
Hizo su equipaje y se dispuso a ir a la ciudad ya que pensó que una temporada lejos de los Angels le vendría bien para desconectar de todo ese mundo.