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En un tranquilo pueblo de la provincia de Entre Ríos, Argentina, creció Javier Pereyra, un joven con una fascinación por las historias del lejano oeste y un sueño imposible de extinguir: convertirse en sheriff en Estados Unidos. Desde que era niño, devoraba libros y películas sobre la vida en el salvaje oeste, maravillándose con las hazañas de los valientes hombres de ley que defendían la justicia. A medida que Javier crecía, su fascinación se transformaba en una obsesión. Pasaba horas leyendo sobre la historia del oeste americano, estudiando las técnicas de tiro y el código de honor de los sheriffs legendarios. Sabía que su destino estaba del otro lado del océano, entre las vastas praderas y las montañas escarpadas de Estados Unidos. Con el apoyo de su familia y la determinación de acercarse a su sueño, Javier tomó la difícil decisión de dejar su hogar y embarcarse en una aventura hacia lo desconocido. Después de meses de ahorros y preparativos, finalmente llegó el día en que cruzó el océano para establecerse en tierras americanas. Su primer destino fue un pequeño pueblo en el estado de Arizona, Aunque inicialmente fue recibido con escepticismo por los lugareños, Javier no se dejó intimidar. Se puso manos a la obra, aprendiendo las costumbres locales, perfeccionando su habilidad con el revólver y ganándose el respeto de aquellos que lo rodeaban. Después de años de arduo trabajo y dedicación, finalmente logró su objetivo: fue nombrado sheriff del pueblo. Era un momento de orgullo y realización para Javier, quien se había convertido en el héroe de sus propias historias. se mudo a Los Santos para ser sheriff ahi, esperando su oportunidad, sin embargo, su vida en Los Santos, apenas comenzaba.