Magnolia "La Colo" Montero - Réznikov



  • Mi historia previa a los santos no importa mucho, comenzaré por la razón por la cual llegué a esta ciudad de mierda.

    Tenía una pequeña herencia de un padre ausente, me permitió viajar hasta la ciudad y descubrir nuevas oportunidades. Mi esperanza era desarrollarme en lo artístico y concentrarme en diseñar para el taller en que habría logrado acomodarme un gran amigo, pero todo se transgiversó al poco tiempo.

    Nadie nace sabiendo, por lo que cometí varios errores al comenzar en lo ilegal. Al principio tenía gente que me guiaba, quienes estaban más desarrollados en todo este ámbito, pero luego me hicieron entender que la traición era algo a lo que debería acostumbrarme en este lugar. Igualmente, no apuremos la historia… ya llegaremos a eso. Comencé haciendo tratos con el norte y sur al mismo tiempo, paralelamente. Ambos lados sospechaban de la doble cara de la sociedad en la que estaba como cabeza, pero ninguno hizo nada al respecto hasta el “Día del asado”. Manteníamos una relación distante, pero agradable con toda la isla, fuera de causar problemas y más bien como gente de confianza y responsable. Siempre me gustó mantenerme diplomática y serena ante cualquier situación, es lo que hace los modales y a la gente ¿verdad?. Inclusive en este círculo de gente conocí a dos personas que pasarían a ser muy importantes para mí, quién se volvería mi figura paterna y quién se volvería mi pareja mucho más adelante… ambos decidiendo traicionarme en algún momento, logrando nada.


    Día del asado

    La cuestión es esta, ya estábamos planeando traicionar a los campesinos a las espaldas de quien era como mi padre, pues los quería más que a su propia sangre, diciendo ser inevitable que el plan fallase si él lo supiera. Ilusa de mí en pensar que la gente sabría guardar secretos. El bendito día del asado… ¿Cómo fue eso?. Era una despedida para el pelado, mi segundo padre. Este sujeto nos habría enseñado tantas cosas que decidimos hacerle una lujosa despedida, comiendo algo rico y bebiendo algo para acompañar. Todo estaba perfecto hasta que comenzaron a llegar vehículos por todos lados, fue una chivada. No tengo mucho para decir al respecto de la tortura físico/mental a la que nos sometieron, solo aclarar que me dejaron viva… grave error.
    ¿Recuerdan de los tratos que teníamos en el sur? Bueno, esos malditos rusos le tenían tratos pendientes a los norteños. Obviamente, no dudé en pedir su ayuda para abrir una guerra contra ellos y destrozar el norte. Y así fue, masacramos a todos y cada uno de ellos durante dos semanas. Dos semanas de acampadas nocturnas y largas esperas, binoculares e informes a más no poder… la bronca me tenía consumida, no encontraba la forma de parar. Esta guerra dejó caer gente importante para mí, pero lo que tiene que saber es que la ganamos. Acabamos con el mayor de esos campesinos y los demás ya no sacaron la cabeza. Me habrían dejado en paz, era libre y podía continuar mis sueños. Finalmente, podría aplicar para un trabajo dentro de la empresa de Weazle quizás y comenzar con reportaje o diseño. Otra vez, ilusa de mí.


    Trabajando para el Pakhan

    Era obvio que iba a quedar en deuda con el ejército rojo, pero no esperaba que sea para tanto. Me mandaban a todos los trabajos sucios y a interponerme en la primera línea de batalla. ¿Les soy sincera? No sé cómo sigo viva. Asumo que poco a poco me fui adaptando y aprendí a cumplir con las labores que me eran elaboradas. Pasé de abrir cerraduras de coches caros a seducir a miembros de rangos altos en sociedades alternas o enemigas. Ni yo me di cuenta de como pasó tanto el tiempo, el entrenamiento era arduo y diario, me mantenían ocupada 24/7, sin respiro ni paga. Bien sabía yo que el desistir significaría mi cabeza rodando, y todavía me quedaba tanto… Aprendí además a pasar una vida simultánea a la de mula, me enamoré y logré comenzar una pareja con quién conocía desde mi primer trato de armas. Mezclar el trabajo con pasión hace que todo se sienta más unido y fluido, te permite mantener la sangre circulando aun estando más quieto que un perro oliendo peligro. Pero así era, oler el peligro a lo lejos, pero mantener la cabeza quieta para que no me vean.


    Mi segunda traición.

    Antes de comenzar con esta parte de la historia, quiero aclarar que al maldito que me traicionó la primera vez, logré encontrarlo y cerrarle los ojos. Con esta aclaración, seguiré relatando. Seguía trabajando para los rusos cuando hubo una disputa interna, la organización se dividió. Esto fue una guerra interminable entre ambos bandos, balas aquí, investigación allá, apuñalada por la espalda de este lado y demás. Para ese momento ya habían terminado las cosas con el sujeto previamente mencionado, sin embargo, había cariño y estimo presente… confiaba en él -hasta ahí-. No entraré en detalles sobre cada paso de la disputa que hubo, solo aclararé que estaba de pareja con alguien más para este tiempo y aunque me dijo que no vaya a este encuentro, fui a la citación de mi ex para agarrar a un traidor que no se asomaba ni aunque le estén prendiendo fuego la madriguera. Ahora deberán entender que órdenes son órdenes y debía obedecer al Pakhan en asistir a hacer el reconocimiento o asesinar al objetivo. Larga historia corta, no lo logré y ni sé cómo sobreviví. El desgraciado me tendió una trampa, mandando a todos en mi contra para asesinarme. No recuerdo cómo fue, pero aquí estoy, contando la historia de lo sucedido y él no. Poco después de eso se entregó a las autoridades centrales de los rusos y fue asesinado. Ni me presenté.


    La caída libre.

    Por más de estar en pareja y con unas vacaciones bien merecidas entre manos, me encontraba divagando en mis pensamientos a menudo. Necesitaba mantenerme ocupada y los rusos no me daban trabajo nuevo, decían que debía refrescar mi mente antes de seguir. Mis días solo veían drogas y alcohol, las cosas con mi pareja terminaron poco después de comprometernos y cada vez se volvía una pesadilla más oscura. Asistía a fiestas, iba a reuniones, salía de mi casa, pero mi mente estaba en otro lado, necesitaba mantenerme ocupada. Fue entonces cuando comencé a recabar información de expedientes abiertos. Participé más que nunca en todas las investigaciones que estaban a mi alcance y bueno, el resto es historia. Gracias a esa caída libre me volví una de las principales agentes de investigación del ejército rojo. Las pocas ganas de presenciar mi día a día me volvieron un soldado perfecto en el ámbito de la investigación. Las ganas de fingir ser alguien que no soy me permitían salir de la realidad que las personas que más quise, o me dieron la espalda o me apuñalaron por la mía.


    Volviéndome indispensable

    Entonces mi siguiente plan se puso en marcha, debía hacer que me necesiten. Me enfoqué en ser de la mayor utilidad para los rusos, desde tareas diminutas a grandes operativos de los que me encargaba casi sola o con poca ayuda. Escalé de a poco pero seguro y logré alcanzar mi puesto actual en esta “empresa”, como le llaman ahora. Hice mi camino con logros diversos que me permitieron demostrar mi capacidad y ejercicio, deslumbrando todo mi trayecto y lo que aprendí a través del año que trabajé para ellos. Ya no era ninguna novata, y lo sabían. No era la misma tipa que conocieron en un granero, a la que intimidaron mientras entregaban un cargamento de Vintages… Organicé muchas cosas dentro del “ambiente laboral”, haciéndome titular del buen funcionamiento de las cosas. Sin enseñarle a nadie claramente, así era de primordial necesidad si algo se averiaba en el perfecto sistema que tenemos hoy en día.


    Réznikov

    No puedo comentar muchos de mis operativos, son clasificados. Solo puedo decir que tengo la sangre de demasiada gente en mis manos, desde insignificantes hasta altos rangos de gubernamentales. Podría decir que a día de hoy mi preocupación y responsabilidad mayor es mi trabajo, ando hablando con unos arquitectos para realizar nuevas instalaciones inclusive. Podré haber mentido y traicionado a mucha gente, además de nunca bajar la guardia, no importa que tanto confíe en la gente… Esto con una excepción, la única gente por la que daría la vida son mis camaradas. Ellos y nada más.


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