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Nombre: Jason King Edad: 16 Nacionalidad: Estadounidense Género: Varón Físico: 176cm, 74kg estado atlético no muy fuerte. Ojos negros achinados.
Rasgos Psicológicos:
Jason es un chico con una mentalidad cerrada, no comprende la homosexualidad debido a estar siempre encerrado en casa.
No es consumidor de drogas ni alcohol, es totalmente un niño bueno que nunca ha salido de su confort por miedo, aún así es un chico extrovertido y dentro suya crece la curiosidad de descubrir cosas.
A causa de esto último Jason lo último que busca son problemas, pero se deja influenciar fácilmente.
A pesar de ser un niño, siempre le gusta ir a la moda y vestir con todo lo mejor.
Sabe lo que está mal y lo que está bien, no por ello cuando le molestan suele pasar del tema a no ser que le insistan una y otra vez.
Historia Personal:
Jason nació el día tres de mayo del dos mil cuatro, en El Bronx (Nueva York). A los pocos días de su nacimiento, su madre Latriss, desapareció sin dar señales a nadie. Así que se tuvo que criar con su padre, el lo sería todo para Jason.
Una tarde de abril Jason se encontraba jugando con sus muñecos ''Gormitis'' en el jardín de su casa esperando la llegada de su padre, pero ese momento no llegaría. Su padre tuvo un accidente de tráfico en el cual quedó mal parado. Fueron tardes y noches cuidando de su padre en una fría habitación de un hospital. Hasta que un día su padre, Kwanzaa, muere tras no superar sus heridas.
Jason se queda solo a la edad de 12 años, así que sus tíos toman la custodia del joven. El siempre se refugiaba con sus ''Gormitis'' jugando día y noche sin hablar demasiado con nadie, hasta que a la edad de 14 años conoce a una joven llamada Fancy, compañera de la escuela, y sería para él, el amor de su vida. Los tíos de Jason pasados dos años tienen otro retoño y ya al ser cinco en casa, la abuela de Jason, Chyna, decide llevárselo con ella a Los Santos para que se haga cargo de la casa y así ayudarla a su avanzada edad.
Al llegar Jason no saldría mucho de casa, ya que solamente pensaba que su vida siempre iría a mal tras haber vivido siempre penuria cuando estaba en el momento más álgido de su vida. Y así, continuaba jugando con sus muñecos en el jardín. Hasta que un día su abuela decidió hablar con el y le regaló una bicicleta para que saliese a pasear y a conocer a la gente su barrio.