Clark Thompson



  • NOMBRE COMPLETO: Clark Thompson.

    EDAD: 52

    LUGAR DE NACIMIENTO: En algún lugar del Norte de los Santos

    NACIONALIDAD: Americano

    SEXO: Hombre

    PADRES: No conocidos, Huérfano

    APARIENCIA FÍSICA: 185 cm, color de ojos marrones, pelo negro con canas y barba del mismo color, grueso y musculatura media.

    PERSONALIDAD: Persona calmada le gusta las cosas tranquilas, y defiende a muerte lo que es de el.

    INFANCIA: Infancia triste de casa de acogida en otra, furulaba por talleres clandestinos y bares de moteros.

    JUVENTUD: Juventud traumática, mueren sus compañeros de viaje y su mejor amigo considerado como el padre que nunca tubo.

    ACTUALIDAD: Es un tío serio que no le gustan las tontearías, tiene las ideas claras y sabe perfectamente lo que quiere.

    EDUCACIÓN: No posee educación escolar propiamente dicha, tiene educación callejera, le gustan las motos pero solo arregla la suya, trabajaría en prácticamente todo.

    OTROS: Corrían los años 70”, en un caluroso día del mes de agosto se reunían en el bar de moteros, la mejor cuadrilla de hombres jamás vista. Con apenas 20 años, mi sueño era pertenecer a ese grupo salvajes libres, con sus motos atravesando el país de punta a punta, con una sola idea en la cabeza, LIBERTAD. Recuerdo como un día aparecí con mi moto oxidada y media descompuesta al bar, aparque junto a las demás motos y de repente escucho: Quita esa mierda de ahí o te la meto por el culo, se me helo la sangre pero sabía que si me achantaba iba a ser peor así que plante cara: Oblígame, le dije y sin mediar palabra me soltó tal puñetazo que me hizo escupir un diente. Con la adrenalina a tope lance un derechazo, no le hace nada, me empuja al suelo me levanto rápido y le embisto, me da un puñetazo en la espalda y caigo al suelo, se me nubla la vista; ¿Eso es todo lo que tienes pichoncito?, cerré el puño, hinque la rodilla al suelo y lance un gancho, le di, pero parece como si le hiciese cosquillas. Parecía endemoniado, los ojos se le inyectaron en sangre, levantó el puño, me iba a pegar con todas sus fuerzas, esta no lo contaba, y de repente, alguien lo para; Deja al chaval ya, o lo vas a matar, le dicen y se calmó como si de un gato se tratase, me había salvado la vida y yo sabía perfectamente quién era él, era el jefe de los moteros. Yo admiraba a ese hombre fuerte, seguro de sí mismo, no le tenía miedo a nada ni a nadie, me levantó del suelo y me invitó a una cerveza, hablamos durante horas de lo que era ser motero y de la vida, me caló muy hondo. Después de eso hice unos trabajitos para el, lo típico, limpiar las motos, cobrar un dinero, dar una paliza a los borrachos del bar, ya los conocía a todos y pasamos tanto tiempo juntos que eran como mi familia, fueron los mejores años de mi vida, pero lo bueno nunca dura y ahí está la vida para recordártelo. Comenzaban los 80” y una nueva banda aparecía por la zona, putos Hells Demon´s, vinieron al bar como si nada, armando jaleo, rompieron todo, botellas, mesas, sillas, la maquina de discos, yo no pude hacer nada, mi peor error fue contárselo al jefe. No tardaron ni 10 minutos en estar listos, con sus motos y sus pipas, salieron quemando ruedas, todavía tengo el olor a goma quemada en la nariz, yo solo podía esperar en el bar recogiendo el desastre que habían montado esos gandules. Era muy tarde, habían pasado horas desde que se fueron, el bar estaba recogido, así que decidí coger mi moto y ver si veía algo. Estuve horas dando vueltas por las zonas más comunes del pueblo, alguien me dijo que mirara en la vieja fábrica de tractores. Cuando llegué era de noche, no se escuchaba ni un alma, a lo lejos se divisaba una moto, así que me acerqué. Cada vez que me acercaba más claro se veía todo, más motos y algo en el suelo. Me baje despacio de la moto y me acerque poco a poco y no podía creer lo que estaba viendo, todos y cada uno de mis amigos abatidos a tiros en el suelo, Clay, Norton, Pitbull, Anderson… Todos y cada uno de ellos muerto, no me lo podía creer, salí corriendo de ahí, pero tropecé y me caí al suelo, también estaba el, Hunter, solo me vino una frase que me dijo una vez mientras tomábamos cerveza; Algún día esta chupa será tuya, nunca pensé que la recibiría de esta manera. Estaba toda agujereada y manchada de sangre, la miré un instante y me la puse, en ese momento se escucharon sirenas, así que cogí mi moto y salí de allí más rápido que si me persiguiera el mismo diablo, no me dio tiempo ni a enterrarlos. Nunca se los perdonaré. Ya han pasado muchos años, pero aun no pierdo la esperanza de encontrar a esos desgraciados, ahora me encuentro en esta ciudad, tras una pista que he conseguido. Solo el diablo sabe que pasara cuando me los encuentre, esta es la historia de Clark Thompson.


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