Marco Fidel



  • Siempre, desde muy pequeño, fui un niño un poco problemático, mis padres, quienes por aquella época estaban muy jóvenes, trataron de hacerme ver el mundo como ese lugar especial al cual tuve la fortuna de llegar. Mi padre, un ex-policía colombiano de la época de Pablo Escobar y mi madre, una ama de casa del común, siempre me dieron una vida digna, no tenia muchos lujos, pero nunca faltó el pan en mi hogar.

    Mientras fui creciendo, mi padre trataba de inculcarme los valores que el tenia, así como de resaltarme lo más importante que era siempre permanecer calmado en cualquier situación y así mismo ayudar a los demás siempre que pudiera. Tuve una niñez un poco dura, ya que mi madre y mi padre se enfocaban en que debía estudiar antes que jugar, por lo cual los recuerdos que tengo de estar en la calle jugando son pocos, pero valiosos.

    Pasado el tiempo, cumplí 16 años y decidí que quería hacer algo más con mi vida -pensaba en aquel entonces- y fue cuando hablé con mi padre y le comenté lo que pensaba. Fue ahí cuando mi padre me hablo de su tiempo en la policía de Colombia y como en aquel entonces, cuando vivía Escobar, la policía era lo peor a lo que cualquier persona podía aspirar. Sin embargo, los tiempos habían cambiado y tome mi decisión, la cual mi padre apoyó desde el inicio ya que el entendía que ya no era como su época. Mi madre, al contrario, rechazaba rotundamente mi idea, pero ya estaba decidido.


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