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“Cuando sientas que todo se pone en tu contra, recuerda que un avión despega contra el viento, no a favor.” - Henry Ford
Rick lo dejó bastante claro la última vez, una semana y verá que hace con nosotros. Igual acabamos a la parrilla, vuelta y vuelta en cualquier lugar del desierto, o quizás siendo mejores de lo que ese sin sangre se piensa y le conseguimos una facturación como para que se consiga jubilar antes de lo previsto. Para ello tenía que avisar al equipo y hacerles saber este nuevo camino que íbamos a emprender juntos.
Muchos cambios en tan poco tiempo, quizás ya no sabían ni donde cambiarse los calzones después de una larga jornada, pero tocaba dar este paso para buscar un futuro mejor, lejos de problemas, más tranquilos, más desahogados, más felices, quizás... y solo quizás arrimando hombro con hombro y haciendo lo que mejor se nos da, podíamos lograr convencer al señor aburrido del lavadero y alegrarle la vida, y ya también alegrar el lugar con nuestra presencia, humor y estilo de vivir.
No sabía cómo darles la noticia, si ir al grano sin rodeo alguno o contar alguna historia de forma introductoria. Tampoco quería que los chicos se me vinieran abajo o se pensaran que otra nueva historia sin ningún futuro iba a empezar. Estaba casi temblando, ya nada más verme entrar por la puerta del taller sabían que pasaba algo, no estaba fino, como siempre.
Parecíamos el típico niño de película que nunca encuentra amigos por qué sus padres siempre van siendo trasladados a otro puesto de trabajo o lugar, estos se han de mudar y el pobre niño, nunca acaba de encajar en el nuevo colegio. Creo que toda la plantilla estaba en ese "mood" y no quería volverla a joder, solo quiero lo mejor para ellos.
Creía que iban a tirar la toalla, que me iban a dejar plantado, pero quien se quedó plantado en ese preciso momento fui yo mismo, al observar sus reacciones y el brillo que reflejaban sus ojos, llenos de ilusión. No hizo falta decir mucho, casi que fueron ellos, la familia que tiró nuevamente del carro y se puso manos a la obra a embalar todo de nuevo. Las cajas de herramientas, útiles de trabajo, ropa de repuesto y algo para comer durante el viaje, no podía faltar por supuesto.
Las burritos iban cargadas hasta arriba. Mucho tiempo trabajando en tantos talleres diferentes. Tantos vehículos diferentes que teníamos herramientas construidas por nosotros mismo incluso, para poder realizar esas reparaciones complicadas, de forma sencilla. Donde incluso no llega ni la luz de la linterna, teníamos una herramienta específica para poder extraer ese tornillo. También útiles de extracción de elementos mecánicos de algún vehículo antiguo. Todo eso y más, quedó embalado en cajas de forma ordenada para cuando llegásemos, poder tenerlo todo de forma visual e instalarlo sin mucho apuro.
Pusimos rumbo al nuevo lugar, allí nos esperaba Rick para darnos la bienvenida pero ellos no lo sabían, querías que fuese también sorpresa, que lo conocieran por sus propios ojos. Era un tío difícil aunque seguramente era un buen hombre, con un gran corazón, pero no se dejaba querer mucho por las primeras impresiones que me dio.
El ambiente se notaba muy emotivo, los chicos estaban bromeando por la radio, incluso alguno se atrevió a cantar alguna canción, los demás le acompañaron y acabó todo en risas con lo que, el tiempo del trayecto se esfumó, teníamos la sensación como de solo haber dado la vuelta a la manzana, pero no, estábamos llegando a nuestra nueva casa, donde empezar un nuevo ciclo.
Salimos de la autopista para adentrarnos ya en Sandy Shore, en el desierto de Grand Señora. Tierras áridas y caminos sombríos donde la oscuridad se hace dueña de la noche. La luz de la luna y el aullido de los coyotes acompañaban el ruido de los motores por nuestro paso por esos caminos arenosos. La noche seguía cayendo y creaba un ambiente que por el día es totalmente diferente y es que, aunque seguíamos el GPS, pensaba que nos habíamos perdido. Zonas rocosas, cactus por todos lados... aquello durante la noche parecía exactamente igual, como si estuviésemos dando vueltas en círculo.
Divisamos las luces del autolavado al final de la carretera, era la estrella que esperábamos con ansias encontrar y que nos guiase a lo que sería en la próxima semana, nuestra nueva casa. Justo fue aparcar, dejar los motores reposar y bajamos a descansar las piernas y la espalda. Fue un viaje duro al final, los caminos sin asfaltar llenaron de polvo todos los vehículos, pero... estábamos situados en el mejor lugar para volverlos a dejar relucientes y empezar a engrasar toda la maquinaria.
Ya era tarde y estaba por empezar a amanecer. Le dije a los chicos lo orgulloso que me sentía de ellos y de todo el trabajo que estaban realizando. Hacíamos más horas que un reloj y nadie pedía un extra, al final el ambiente acaba siendo más familiar que laboral y eso, a todos les aporta algo pero… era hora de dormir, cada uno a su casa por muy familiar que fuese el momento.
El nacimiento de Global Motors tiene que ver con los problemas de necesidad por parte de la ciudadanía para encontrar un servicio de mecánica competente, profesional, resolutivo. Tras mucho tiempo estudiando la manera de trabajar de diferentes talleres mecánicos nos dimos cuenta de cuales eran los problemas reales y por qué fallaban. Una mala atención, faltas de educación, falta de profesionalidad, ausentismo laboral, facturas elevadísimas, empleados descontentos con su trabajo y sobre todo falta de actitud, donde importa más hacer dinero que atender bien al cliente.
Tras darse cuenta de todo esto, 4 amigos: Pirlo Russo, Jose Baez, Paul Harris y Talion Drachenblaut tomaron una decisión formar su propio negocio que harían funcionar como nadie. Quizás esta decisión fue algo tardía para cómo están las cosas últimamente con el tema de las concesiones de talleres (17/09/21), sin embargo siguen trabajando para conseguirla ya que saben que lo que pueden aportar a nivel laboral a los ciudadanos es interesante para ayudar al gobierno a solventar problemas con las cifras en cuanto a desempleo se refiere.
Solo hay que pasarse por el taller para ver que la manera que tienen los chicos de trabajar es muy diferente a la de otros talleres, son mucho más meticulosos y realizan las labores con el tiempo que se necesite para que lo que pide el cliente quede perfecto. No se tolera hacer cosas a las prisas o de mala gana, esa forma de trabajar no entra dentro de nuestra política de taller.
Gracias a nuestro estatus alcanzado con otras empresas los miembros del taller cuentan con numerosos contactos con los que en el futuro podrían hacer negocios, sin embargo deben esperar a la concesión de un taller propio para firmar el acuerdo de los mísmos.
Paul Harris, miembro de la junta directiva, cuenta con otra empresa llamada Darnell Bros, una fábrica textil ubicada en Popular Street, La Mesa. Por este motivo están luchando por una concesión medianamente cercana a este punto para así agilizar las relaciones comerciales gracias a su proximidad. Este siempre luchó además de Pirlo, desde los inicios por conseguir la concesión del taller ubicado en La Mesa, al lado de la fábrica, sin embargo este parece ocupado por otro taller fantasma. Es por esto que actualmente se lucha por conseguir el local situado en Mirror Park ya que es el siguiente punto más cercano.
Esta es nuestra historia actual, a partir de aqui, se subirán posts mostrando la actividad del taller.
"La recompensa por el trabajo bien hecho, es la oportunidad de hacer más".
Todavía no había amanecido en Los Santos cuando recibimos el aviso del ayuntamiento para solicitar nuestra asistencia debido a un accidente: un joven chico que se dirigía a su trabajo como cada mañana, había tenido un altercado en una vía cerca de paleto. Cuando nos enteramos del suceso agarramos nuestra grúa y nuestras herramientas a toda prisa y nos dirigimos hacia el lugar tan pronto como nos fue posible.
Llegamos y allí estaban el coche y su dueño, no sé quien de los dos se veía más destrozado, al parecer no era ni su propio coche sino que era el coche que le habían dejado sus padres para poder ganarse la vida. Estuvimos un rato tratando de calmarle, tranquilizándole y haciéndole ver que lo importante era que él se encontrase bien. Una vez se quedó más tranquilo, enganchamos el coche a la grúa y lo llevamos al taller para hacerle las reparaciones pertinentes al coche del chico. El golpe había sido bastante grave, el motor había quedado tocado y había perdido una puerta. Por suerte, justo esa semana nos habían llegado recambios para ese modelo y nos pusimos manos a la obra.
D. y yo pusimos todo nuestro empeño porque el chaval pudiera volver a ir a trabajar como cada mañana y como siempre, lo volvimos a lograr. Tras terminar quedamos con el para devolverle el vehículo. Solo había que ver su cara de alegría para recordarme por qué decidí emprender en este negocio.
La paciencia es amarga, pero su fruto es dulce. (Jean-Jacques Rousseau)
Era un día normal, cualquiera. Todo en el taller estaba tranquilo, los mismos vecinos, los mismos clubes de moteros, el mismo chico del sheriff lavando su coche y Gerry preguntándonos si ya teníamos herramientas para pintar una de sus viejas camionetas… Por desgracia todavía no podíamos realizar ese tipo de trabajos y seguíamos enfocados en los lavados, que están bien, pero no dan el sustento económico que necesitamos para paliar los gastos de las grúas. Como señal del destino, después de estar todo el día en el taller, como siempre, Mike recibió una llamada del gobierno. Todos preguntamos qué había pasado, si eran buenas o malas noticias… Mike nos comentó que se trataba de una llamada del Ministerio de Trabajo para solicitarnos uno de los servicios que ofrecemos. En este caso, servicio de grúa.
Michael se ofreció para encargarse él personalmente, es un chaval muy atento y trabajador, de los mejores que tengo. Asique le dije que adelante, confío en él plenamente, casi podría decir que es mi segundo al mando aunque él no lo sepa. Agarró la grúa, y se puso camino a la ubicación deseada por los responsables del ministerio. Llegó al lugar y el Viceministro se encontraba allí para darle explicaciones de lo que necesitaba. Le contó a MIke que había llamado a 5 talleres distintos y que únicamente el nuestro fue el que respondió al llamado. ¿Qué necesitaba? Sencillo: Mike tenía que desalojar multitud de vehículos del recinto de la construcción en frente a las oficinas de Hawick, al parecer, una empresa de seguridad ya había recibido varias advertencias acerca de que debían retirar sus vehículos de la zona o se tomarían estas drásticas medidas. Esto resultó inutil, por tanto las medidas se llevaron a cabo contratando el servicio de nuestro taller.
Se comenzó por lo más fácil, un Diletante de seguridad que se encontraba en las inmediaciones y que al igual que los camiones de seguridad seguía molestando a los trabajadores de la obra que allí se estaba realizando. Michael conectó el gancho al Diletante, se subió a la grúa y accionó la palanca mientras el señor Diego McDuff presenciaba la maniobra. Una vez enganchado, puso rumbo al depósito municipal de vehículos para dejarlo allí y firmar los papeles de dicho traslado.
Tras dejar el híbrido en el depósito, volvió al lugar de la obra y siguió realizando el trabajo indicado por el gobierno, esta vez, repitió lo anterior con los pesados furgones de seguridad. Esto no es un problema debido a la reciente adquisición de la grúa de mayores dimensiones que adquirimos para así estar preparados para todo tipo de trabajos. Enganchó los furgones y partió hacia el depósito municipal de vehículos realizando nuevamente todos los trámites burocráticos pertinentes.
De esta manera, los pobres obreros podrían trabajar con libertad en su propio espacio de trabajo, una frustración que nosotros entendíamos perfectamente dadas las circunstancias vividas hasta la fecha. Dicho esto, seguimos expectantes por el recibo de nuestras herramientas al carwash de Sandy para así poder terminar con los dolores de cabeza de cientos de norteños hartos de tener que bajar hasta el sur o recorrer varios Kilómetros hasta llegar al taller de paleto que como la mayor parte de las veces, encontrarían vacío. No sabemos cuánto demorará el traslado, hasta entonces, hacemos lo que podemos para ayudar con todo lo que está en nuestra mano.
"Mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, pueden cambiar el mundo..." - Anónimo.
Anochecía en el condado de Blaine, y al mismo tiempo que caía la noche parecía salir la gente de debajo de las piedras. Hacía un tiempo habíamos encargado a Gerry uno de los vecinos norteños que más se pasa por el taller, unas pieles de vaca para la realización de tapizados en los vehículos más clásicos y así, de esta forma intentar darles un toque estético diferente y llamativo. Al parecer, según nos explicó, estas pieles necesitan, a parte del costoso trabajo de sacrificar el animal, un tratamiento químico específico.Es por esto que el proceso resulta un tanto largo en el tiempo.
En el día de ayer, Gerry se presentó con un amigo, Trevor, para ver qué tal nos iba el taller y aproveché para preguntarle si tendría ya listas las pieles o todavía le faltaba. El pobre Gerry tiene tantas preocupaciones en la cabeza con que los sureños quieren dañar sus tierras y robar sus tiendas que ni siquiera se acordaba de que ya había puesto la anterior semana las pieles a tratar.
Nos dirigimos a donde guardaban y trataban las pieles y les ayudé a doblarlas y cargarlas en la camioneta de Gerry siguiendo sus instrucciones. Las pieles eran pesadísimas, no se si por mi mal estado de forma o por la calidad de las mismas pero apenas las sostenía con dificultades. Sin embargo Trevor y Gerry, ya acostumbrados, las llevaban de dos en dos sin importarles nada las consecuencias que esto podría acarrear para su espalda.
Nos dirigimos al taller, nos ayudaron a guardarlas en el almacén y estuvieron contandonos un poco cómo era la vida en el norte, nos invitaron a ir con ellos a cazar caimanes en el río zancudo, a enseñarnos cómo se hacía el moonshine y a pesar de que mis raices británicas querían rechazar todo aquello, era lo que yo había elegido y no quedaba otra que adaptarse y quererlos como son, entonces, cambié mi forma de verlo, y lo ví como que esta gente nos estaba aceptando, quería que fuésemos parte del norte y nos preparaban para lo mejor y lo peor de aquel lugar.
Cumple tus promesas y sé consecuente. Sé el tipo de persona en la que otros puedan confiar (Roy T. Bennett)
Caía la noche sobre Sandy Shores, los animales nocturnos comenzaban a asomarse por las zonas que se habían oscurecido, la temperatura caía en picada y cada vez se sentía más el aterrador silencio de la noche. La ilusión que teníamos por conseguir los papeles del gobierno nos mantenía vivos por más que pasara el taller abierto durante más de 24 horas. Hacíamos turnos rotativos, siempre tratamos de cubrir y abarcar el mayor número de horas posibles y así tener a los pueblos de Sandy y Grapeseed atendidos cuando nos necesiten. Hacemos hincapié en esto a la hora de contratar ya que en este estado, hay diferentes horarios para cada persona y es algo a lo que debemos nuevamente “adaptarnos”.
Estábamos a punto de cerrar, llevábamos unas cuantas horas sin clientes por lo tarde que era. Sin esperarlo, llegaron unos amigos y nos comentaron que había una fiesta en la discoteca de Vinewood, que deberíamos ir para despejar un poco la mente y salir un rato del taller. Antón, como buen fiestero, fue el primero en decir que sí, y yo también me animé, y justo se lo fui a comentar a los chicos por si se querían venir y apareció un cliente. No pasaba nada, nosotros estamos para eso, para atender a la gente, se trataba de Gerry, un lugareño muy carismático, aunque un poco rudo, Gerry se mostraba amable y parecía ser muy buena persona. Nos preguntó qué hacíamos allí, y le contamos toda la historia, le sorprendió bastante, pero no más que a mí la forma positiva en la que reaccionó al saber cuál era nuestro propósito.
Gerry vivía y trabajaba en los campos de Grapeseed, era un agricultor y ganadero, por lo que nos contó vivía de lo que generaba en su granja: tenía reses, iba de caza y contaba con los campos de cultivo. Su economía se sostenía con eso. Le comentamos amablemente que nuestro propósito era ayudar precisamente a personas como el, que si tenía alguna máquina que necesitase una puesta a punto o algún tipo de mantenimiento que contase con nosotros y que si no tenía como transportarla, que la podíamos cargar con la grúa o incluso realizar el servicio a domicilio. Se le abrieron los ojos como platos al escuchar esto. Nos habló de un viejo tractor que había heredado de su bisabuelo, una auténtica reliquia, que tenía problemas para encender, chorreaba aceite por todas partes y que el sheriff siempre le estaba tocando los cojones con que no podía ir con eso por la carretera por carecer de luces.
Le dijimos a Gerry que no se preocupase, que nos lo trajera al taller y que le echaríamos un vistazo. Se puso tan contento que quiso traerlo cuanto antes. Se subió a su coche y fué lo más rápido que pudo a por él. La verdad que tardó bastante, puesto que la máquina hacía lo que podía y bueno es que le permitió llegar. No pasaba nada, queríamos ayudarle, era momento de dejar la fiesta para más tarde. Tras un buen rato esperando, cuando creíamos que ya no venía, se escuchaba el aparato desde lejos, el ruido era espantoso, se podía notar que llevaba varios años parado, pero, cuando lo vimos nos quedamos boquiabiertos, no nos lo podíamos creer aquello se trataba de una auténtica joya, una reliquia. Nos propusimos dejar al taller por todo lo alto y lo que era más importante, dejar a Gerry asombrado y contento con el resultado.
Los chicos y yo nos pusimos manos a la obra.
El trabajo fue intenso y duró horas, reparamos las zonas corroídas por el óxido, instalamos las luces, limpiamos los colectores, cambiamos todo el sistema de arranque, añadimos unos paneles reflectantes en la parte trasera y engrasamos todo el circuito hasta que quedó como la seda. Gerry había confiado en nosotros siendo nuevos en el lugar, eso para un norteño era algo impensable así que no perderíamos la oportunidad de que comentase con los vecinos lo bien que trabajamos. Nos esforzamos tanto como pudimos y finalmente el resultado fue como casi siempre: un éxito. Llamamos a Gerry por teléfono para avisarle de que estaba todo listo, nos dijo que no nos preocupemos, que pasaría por él al día siguiente, y que se alegraba de que el norte pudiera contar con gente como nosotros.
Dicho esto, agarramos la grúa, pusimos el tractor a un lado para dejar espacio para trabajar al día siguiente y continuamos con lo que íbamos a hacer antes de todo esto: Nos duchamos, llamé a Antón para preguntarle si todavía seguía en la fiesta y… ¡ALLÁ NOS FUIMOS!
"No hay secretos para el éxito. Éste se alcanza preparándose, trabajando arduamente y aprendiendo del fracaso." Colin Powell
La espera había sido larga, habíamos sufrido lo que no está escrito, muchas noches sin dormir, muchos rompederos de cabeza, problemas con los permisos, ya nos dolían las manos de limpiar coches. Pero al fin llegó el día que todos esperabamos, al fin llegaron las tan ansiadas herramientas que necesitábamos para ofrecer nuestros servicios al completo. Una espera interminable que terminó esa madrugada
Al día siguiente, con la luz del día comenzamos a dedicarnos a nuestra especialidad, los vehiculos de competición. Empezamos con la preparación de un Retinue MKII para rally mixto en el que pusimos todo nuestro empeño y dedicación. El cliente quedó satisfecho y comentó que probablemente utilizaría los servicios del taller para ajustar sus reglajes antes de las carreras.
El trabajo duro había finalizado, ahora ya podíamos comenzar a reunir ganancias y vivir de ello como corresponde. El esfuerzo tuvo su recompensa y lo que más satisfacción me aporta es ver el rostro de felicidad de los chicos que me acompañan cada día en el taller después de tanto tiempo.
Habíamos prometido que funcionaría, y así lo hizo, el taller comenzó a llenarse como nunca, no sabemos si por curiosidad o por la buena fama que nos habíamos ganado en todo el tiempo que allí llevábamos. Pero algo teníamos seguro: seguiríamos llevando el taller adelante costase lo que costase.
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