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El disfraz.
Esta noche me llega un mensaje de nuestro queridísimo barón Thomas Perkins, el cual nos comunica de un blanqueo de capitales de una cantidad aproximada a medio millón de dólares una tarea bastante complicada conseguir repartir ese dinero en una única noche en diversos locales que contribuyen con la hermandad.
Preparo a los chicos, se les entrega un uniforme, lucen de su elegancia y brindan por el trabajo bien hecho, cogemos los coches y cargamos los maletines cada uno con un valor de $150.000, en estos trabajos lo importante no es la rapidez, sino la eficacia el poder realizar este trabajo sin dar mucho el cante, es decir no ir a los locales cuando estos se encuentran en el horario de apertura.
Como primer local podemos encontrar el Patriot Racing, un taller mecánico donde puedes encontrar varios coches patrocinadores de la marca y algunos premios de nuestro queridísimo Barón Thomas Perkins, actualmente Patriot Racing sigue dedicando su marca corriendo en distintos campeonatos organizados por Ultimate Company.
Al abandonar el Patriot Racing nos dirigimos al Hubcenter un lugar con bastante gente, lo que hace un poquito más complicado el trabajo, aun así sin ninguna molestia fue realizado acudiendo así al segundo local llamado Goddess Restaurant, dejamos el maletín escondido y con algunos chicos controlando la entrada no fue algo difícil cuando la gente preguntada decíamos que era un simple mantenimiento.
Salimos de Goddess, uno de los restaurantes con más historia de todo Hubcenter para dirigirnos al próximo y último local llamado TODO EN B, una simple tienda de comida-ropa-tecnología, donde es una tienda totalmente autónoma y no persiste casi de empleados más que los de limpieza. Listo teniendo los 3 maletines entregados nos volvemos al norte para esperar a que ese dinero empiece a tener movimiento en dichos locales, en un par de días dichos encargados me llamarán obteniendo así nuestro dinero blanqueado.
Desde lo más profundo de una celda fría, un simple recluso aprendió a sobrevivir en un entorno donde la fuerza y la astucia eran su moneda de cambio. Su tiempo tras las rejas le enseñó que, en un mundo hostil, los contactos adecuados pueden marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
Los trabajos comenzaron a aparecer con más frecuencia, y Sam entendió que cada paso lo llevaba más profundamente en un camino sin retorno. Rodeado de rostros firmes y órdenes claras, sabía que estaba entrando en algo serio, donde la lealtad y la acción hablaban más fuerte que las palabras.
Después de completar numerosos trabajos con eficacia y demostrar su lealtad, Sam fue honrado con un tatuaje que representa la hermandad y el respeto ganado. Este acto simboliza no solo su compromiso, sino también el reconocimiento de sus superiores por un trabajo bien hecho y su lugar dentro del grupo.
Los trabajos no se detienen, pero ahora parecen más grandes y desafiantes que los encargos anteriores. La confianza de los superiores ha crecido, y con ello, también la responsabilidad que recae sobre los hombros. Cada paso lo adentra más en el núcleo de la organización.
Era una noche fría en el norte. Los vecinos fuimos convocados a una reunión en el poblado abandonado, un espacio utilizado pocas veces para eventos y que, en esta ocasión, se llenaba de una tensión palpable. Los organizadores eran un grupo de viejos y nuevos residentes, quienes, con el fin de mejorar la unión entre vecinos del norte, y donde pudiésemos explicar ciertos puntos y desacuerdos, que muchos en el vecindario no veían con buenos ojos.
Desde el principio, los murmullos en el poblado se hicieron oír. Algunos vecinos y vecinas no podían esconder su desconfianza, especialmente hacia aquellos que no eran "de toda la vida" en el norte. "¿Qué querrán estos ahora?", se escuchaba entre las filas de las distintas organizaciones. Otros simplemente no creían que cualquier cambio fuera beneficioso. Había quienes sentían que de alguna manera se les traiciono y temían que las iniciativas terminaran afectando el equilibrio del vecindario.
La reunión comenzó con una presentación fría y directa por nuestra parte. pero cada sugerencia era recibida con críticas rápidas. Un vecino levantó la mano y, con voz fuerte, preguntó: “ "¿Por que piensan que de un lado hay unión y de otro desunión? la respuesta fue simple "porque no se cuenta con los demás vecinos del norte para reuniones y demás temas". Su rostro, marcado por la experiencia y la desconfianza, reflejaba la sensación de que los forasteros no comprendían la esencia del vecindario.
Los organizadores intentaron explicar que sus intenciones eran positivas, pero sus palabras parecían caer en oídos sordos. Los murmullos aumentaron, algunos incluso se cruzaban con comentarios sarcásticos sobre las propuestas. Un hombre, que no había abierto la boca hasta ese momento, finalmente intervino: “Explicando que la mayor parte del problema eran acciones del pasado”. Nuestra repuesta fue clara "Son cosas del pasado, ahora estamos en una nueva etapa"
El ambiente se volvía cada vez más tenso. Los organizadores, sintiendo la hostilidad, intentaban mantener la calma y reafirmaban que solo buscaban el bienestar común. Pero la desconfianza se había sembrado, y ya era difícil volver atrás. En ese momento, una mujer tomo la palabra, y con firmeza, dijo: “Nosotros no os invitamos porque no hay confianza, la confianza se construye con gestos y actitudes”. Al escuchar esas palabras pienso: "como habla de confianza, gestos y actitudes sin no dan opciones a conocernos o escucharnos"
La reunión terminó sin que se llegara a ningún acuerdo. Los organizadores, agotados, se retiraron con la sensación de haber fallado en ganar la confianza de los vecinos, mientras que estos se quedaron, comentando entre ellos con una mezcla de frustración y recelo.
El vecindario continuó siendo un lugar dividido, con una distancia aún mayor entre los que querían cambiar las cosas y aquellos que temían que esos cambios no fueran para mejor.
Este tipo de situaciones reflejan cómo las diferencias de perspectivas, la desconfianza en los forasteros y la falta de comunicación pueden crear un ambiente hostil, dificultando la colaboración en una comunidad. Las emociones y los intereses personales influyen enormemente en el desarrollo de estas dinámicas, lo que puede hacer que las reuniones de vecinos se conviertan en un espacio de confrontación en lugar de uno de cooperación.
Era una mañana tranquila cuando recibimos la llamada. El sol apenas comenzaba a asomar por el horizonte, tiñendo de un naranja suave el cielo y el mar, mientras el equipo se preparaba para lo que sería una misión altamente peligrosa y cargada de misterio. Habíamos recibido un informe confidencial de inteligencia: una avioneta cargada de armas y municiones había sido vista volando en dirección a las aguas cercanas a Cayo Perico, una isla remota y custodiada por militares y un poderoso cartel. La información incluía las coordenadas exactas de la aeronave, y teníamos pocas horas para actuar antes de que la carga cayera en las manos equivocadas.
Nuestro trabajo era simple en teoría: localizar la avioneta, asegurarnos de que no fuera destruida ni robada por fuerzas rivales, y llevarla a un punto seguro en Cayo Perico. Pero en este tipo de operaciones, las cosas rara vez salen como uno piensa. El equipo estaba compuesto por los mejores: Lancheros experimentados, especialistas en el mar y expertos en infiltración.
El primer paso fue llegar a la zona en la que se había localizado la aeronave, un punto específico en el mar abierto. La avioneta, según los informes, había tenido problemas técnicos y estaba a punto de aterrizar de emergencia en algún lugar cercano a la costa. Nos subimos a las lanchas rápidas y equipadas con todos los equipos necesarios para localizar la avioneta.
Después de horas de navegación, finalmente la encontramos flotando, parcialmente sumergida, a unos pocos kilómetros de la costa de Cayo Perico. Era evidente que los problemas mecánicos habían sido más graves de lo que se había anticipado. La aeronave estaba en una situación precaria, pero la carga seguía en el interior. Realizamos una reparación de emergencia de la aeronave para levantar vuelo.
El siguiente desafío fue cómo trasladarla a un lugar seguro. Sabíamos que las fuerzas enemigas estaban al tanto del cargamento, por lo que debíamos actuar con rapidez y precisión. Decidimos tomar la avioneta y llevarla a un aeródromo y esperaros una evacuación por mar. Finalmente el cargamento era nuestro y se pudo guardar en lugar seguro.
"En el mundo de los negocios, las cosas importantes no son hechas por una sola persona. Son hechas por un grupo de personas."
En un lugar entre las colinas y los caminos polvorientos de la frontera entre el norte y el sur. Esta era una de las tantas reuniones clandestinas que ocurrían en un área marcada por el contrabando.
Por un lado, estaban los representantes del norte.Que dominaban la venta de Drogas y Armas
Al otro lado se encontraban los del Sur, una red que son temidos por su capacidad para eliminar a sus enemigos sin dejar rastro. que necesitaban nuevas fuentes de suministros de armas
La reunión estaba destinada a un acuerdo que cambiaría la dinámica del tráfico en la región. Habían pasado días negociando y era momento de la entrega.
"Les proveeremos de munición y armas de última generación".
La última parte del trato fue la más delicada: ambos bandos hablaron sobre puntos a mejorar y valorar para futuras negociaciones
La reunión concluyó con un apretón de manos.
En un rincón olvidado del Oceano Pacifico, una isla conocida como Cayo Perico es el epicentro de una operación de contrabando. Mientras los Militares luchan por controlar el crimen organizado, una red clandestina ha logrado establecer rutas de tráfico sin ser detectadas. Tres lanchas rápidas esperan en el mar, listos para recibir una carga de mercancías traída por una avioneta. Todo parece ir según el plan, pero la presencia de un destacamento militar en la isla podría cambiarlo todo.
Las tres lanchas rápidas, equipadas con motores potentes, se encuentran a varios kilómetros de la isla. Cada una está comandada por un piloto experto que conoce los límites de la zona para evitar la detección por patrullas aéreas o marítimas. Los contrabandistas esperan en la oscuridad de la noche, con el ruido del motor como único acompañante.
Una vez realizado el pago a los vendedores nos despedimos y vamos al punto marcado.
Desde el cielo, vemos una pequeña avioneta aparece a lo lejos, iluminada por las luces de navegación. Esperamos preparados para recibir la carga la revisamos y trasladamos en lanchas a una ubicación segura, ya que la mercancía es valiosa y debe ser protegida.
salimos a toda velocidad rumbo a la costa, para descargar y trasladarla en coches a unos almacenes clandestinos. Todo salió según lo planeado
"Una vez mas el trabajo en equipo da sus frutos"
La necesidad de conseguir nuevas drogas me empujó a una decisión peligrosa que me tendría varios días alejado de mi gente. Cometí un delito para forzar mi ingreso en prisión y empezar con mi plan. Dentro de la prisión comenzaría a preparar drogas para después ponerlas a la venta en el exterior. Las celdas, con sus paredes de concreto y barrotes, no parecían el lugar más adecuado para un laboratorio de drogas, pero en la prisión todo era posible. Con los ingredientes traídos de los diferentes rincones del complejo, algunos de ellos del contrabando que entraba a través de los guardias corruptos, empecé a fabricar PCP, LSD, Fentanilo y Hooch sustancias que rápidamente encontrarán demanda entre mis compradores habituales. Son días difíciles, que por el día trabajo duramente y por la noche descanso en mi celda pensando en mis hermanos de sangre.
"𝕷𝖆 𝕳𝖊𝖗𝖒𝖆𝖓𝖉𝖆𝖉 𝖊𝖘 𝖑𝖔 𝖕𝖗𝖎𝖒𝖊𝖗𝖔, 𝖕𝖔𝖗 𝖊𝖓𝖈𝖎𝖒𝖆 𝖉𝖊 𝖙𝖔𝖉𝖔. 𝕻𝖔𝖗 𝖊𝖓𝖈𝖎𝖒𝖆 𝖉𝖊 𝖙𝖚 𝖛𝖎𝖉𝖆, 𝖉𝖊 𝖙𝖚 𝖕𝖆í𝖘, 𝖙𝖚 𝖋𝖆𝖒𝖎𝖑𝖎𝖆 𝖞 𝖉𝖊 𝕯𝖎𝖔𝖘. 𝕬.𝕻.𝕭 𝖊𝖘𝖙á 𝖘𝖔𝖇𝖗𝖊 𝖙𝖔𝖉𝖔 𝖊𝖑 𝖗𝖊𝖘𝖙𝖔"
El llamado ''Nuevo Norte''.
El sol se asomó por el horizonte, tiñendo de naranja el cielo sobre Blaine Country. Era un viernes 13 de diciembre, un día cualquiera para Kylian Green, excepto por la fecha. Era 2024, y los tiempos habían cambiado. El aire, antes fresco y limpio, olía a gasolina barata y a sudor.
El norte, ese norte que Kylian recordaba con cariño, con sus vecinos amables y sus noches de fogatas, ya no existía. Lo habían reemplazado los sureños, con sus modales rudos y sus camionetas rugientes. Los moteros, esos ángeles guardianes que antes rondaban las calles, velando por la seguridad del condado, habían sido desplazados por nuevos MCs. Kylian los observaba desde su porche, con una mezcla de desconfianza y nostalgia. No eran como los viejos, no cumplían las expectativas.
El motel se veía igual de decadente que siempre. Las luces parpadeaban, las paredes estaban descascaradas y el olor a alcohol y a humo de cigarrillo impregnaba el aire. Kylian recorrió los pasillos, buscando alguna señal de vida, pero solo encontró silencio y vacío. Las habitaciones estaban vacías, las camas deshechas y las ventanas tapiadas con madera.
El Yellow Jack se alzaba ante Kylian como un fantasma de su pasado. El motel, otrora refugio de almas perdidas y sueños rotos, ahora parecía un barco a la deriva, su estructura de madera carcomida por el tiempo y la desidia. La pintura descascarada, como la piel de un viejo lobo, dejaba ver la madera podrida en su interior.
Las campanas de la licorería de Sandy tintinearon con la entrada de Kylian, el sonido resonando en el silencio sepulcral del local. El olor a madera pulida y a whisky añejo se mezclaba con el polvo que flotaba en el aire, creando una atmósfera de abandono.
Detrás del mostrador, Frederick, un hombre alto y corpulento con la mirada cansada, levantó la vista de un libro de contabilidad.
"Buenas noches, Kylian," dijo Frederick, su voz áspera como papel de lija. "No te había visto por aquí últimamente."
Kylian se apoyó en el mostrador, sus ojos recorriendo el local vacío.
"Las cosas han cambiado, Frederick," dijo con un suspiro. "Ya no hay nadie por aquí."
Frederick asintió, su mirada perdida en el vacío. "El condado está en decadencia. La gente se va, los negocios cierran... solo queda el polvo y el silencio."
Kylian se quedó en silencio, observando a Frederick. El hombre era un fantasma de un pasado más vibrante, un testigo mudo del declive del condado de Blaine.
Frederick asintió sin decir nada, sus ojos fijos en la puerta por la que Kylian se alejaba. El silencio volvió a invadir la licorería, un silencio que hablaba de un futuro incierto.
Después de días en prisión, entre paredes grises y el eco constante de las puertas cerrándose, logré salir de aquel infierno de concreto y acero con el cargamento de drogas listo para la venta.
Lo primero que me apetece es ir a pescar relajadamente, disfrutando de mi norte amado.
Sabía exactamente lo que quería: un lenguado fresco, ese pescado que se suele cocinar en el "All American" con una salsa especial. Decidí que esa sería su primera acción de libertad: pescar mi propia comida. Con una caña sencilla, me adentré en las aguas frías, guiado por los recuerdos y el instinto. Después de un par de horas, logré lo que estaba buscando. Con el pescado en la mano, caminé hacia el bar "All American", un pequeño establecimiento que aún mantenía su nombre de siempre y ubicado en Sandy.
El lugar tenía algo especial, un ambiente acogedor, con la madera oscura de las mesas, las luces tenues y el sonido de un tocadiscos antiguo sonando música Rock en el fondo. Allí, la gente del pueblo se reunía, compartiendo historias, risas y tragos.
En la cocina del bar, cocine relajadamente el lenguado a la manera del "All American": con limón, ajo, y un toque de aceite de oliva. El aroma se esparció rápidamente por el bar
Saboreé la libertad, la paz y la satisfacción de haber regresado a mi hogar. El pasado no se puede borrar, pero el futuro, aunque incierto, siempre tiene nuevas oportunidades.
En este pequeño pueblo del norte, comprendí lo que había estado buscando todo ese tiempo: la verdadera libertad no está en escapar de un lugar, sino en encontrar un sitio donde puedas ser tú mismo, donde puedas vivir en paz con tu pasado y tu presente.
𝕻𝖆𝖗𝖆 𝖘𝖊𝖗 𝖗𝖊𝖆𝖑𝖒𝖊𝖓𝖙𝖊 𝖌𝖗𝖆𝖓𝖉𝖊, 𝖍𝖆𝖞 𝖖𝖚𝖊 𝖊𝖘𝖙𝖆𝖗 𝖈𝖔𝖓 𝖑𝖆 𝖌𝖊𝖓𝖙𝖊, 𝖓𝖔 𝖕𝖔𝖗 𝖊𝖓𝖈𝖎𝖒𝖆 𝖉𝖊 𝖊𝖑𝖑𝖆.
Dios hizo el campo, y el hombre la ciudad.
El sol se ponía sobre el condado de Blaine mientras Kylian Green, un agricultor de grapeseed, terminaba su temporada de cosecha. La satisfacción de ver su trabajo culminado, las hortalizas cuidadosamente recogidas y almacenadas para el All American Bar, llenaba su corazón. Kylian, con una sonrisa, observaba el campo vacío, listo para un nuevo ciclo.
Tras completar su temporada de cosecha, se dirigió al establo para revisar a su ganado. Con el sol comenzando a ocultarse, revisó el estado de cada animal, asegurándose de que todos estuvieran bien alimentados y saludables. Kylian, consciente de la importancia de su trabajo, proporcionó heno fresco y agua limpia a sus animales, sabiendo que muchos de ellos serían utilizados en matanzas para abastecer el All American Bar.
Tras finalizar sus tareas en la granja, se dirigió a la zona donde los trailers estaban cargando madera destinada a ser trabajada en diversas instalaciones, incluyendo prisiones y empresas como Paleto Forest. Observó con atención cómo los trabajadores organizaban las piezas de madera, asegurándose de que todo estuviera en orden y cumpliendo con los estándares requeridos.
Se dirigió a la zona donde sus ayudantes habían recogido el heno durante el día. Tomando el control de las máquinas, comenzó a ordenar las pilas de heno, apilándolas de forma ordenada y eficiente. El sonido de los motores y el aroma a hierba fresca llenaban el aire mientras Kylian trabajaba con precisión, asegurándose de que cada pila estuviera compacta y lista para ser almacenada. El trabajo duro de sus ayudantes y su propia habilidad con las máquinas le permitieron finalizar la tarea con éxito, dejando el campo limpio y preparado para la próxima cosecha.
Kylian Green se dirigió a un rincón apartado de la granja, donde una pequeña plantación de matiuscas se extendía bajo su cuidado. La luz del sol proyectaba sombras danzantes sobre las plantas, mientras Kylian, con movimientos delicados, revisaba cada hoja y cada tallo, asegurándose de que estuvieran sanas y fuertes. La plantación era su secreto mejor guardado, un tesoro que cultivaba con pasión y dedicación, como si se tratara de oro puro. En ese espacio íntimo, lejos de las miradas indiscretas, Kylian encontraba un refugio de paz y satisfacción, saboreando la recompensa de su trabajo y la promesa de un futuro próspero.
Nunca imaginé que acabaría en esto. Pensé que mi vida se reduciría a mendigar y traficar con mi hermano Leo. Pero hoy mi nombre se conoce en círculos donde antes no existía.
Mi nombre es Hannibal Blake, y soy conocido en la hermandad como el contrabandista.
La historia de esta semana es simple: En algún lugar desconocido, hay un corredor de aviones pequeños que transporta mercancías ilegales, y no me refiero a simple contrabando, hablo de bienes altamente cotizados: armas, munición y químicos para crear drogas... lo que fuera que valiera dinero, y mucho.
Conseguimos hacernos con las coordenadas de varias avionetas y llevarnos todo el cargamento.
Una de las avionetas sufrió unos daños en el motor y fue necesario repararla para poder continuar con garantías y aterrizar de forma segura en el aeropuerto.
Esta semana pudimos hablar por medio de un contacto con una gente muy interesante y agradable. hablamos de varios temas de actualidad y terminamos con asuntos de fiestas y algún posible negocio en el futuro. Estoy ansioso por ver que puede salir de aquí.
Tambien fuimos invitados al evento "Tuning" en Gran Señora Desert organizado por Anna Cadiz del taller "King Auto services". Lleve mi coche clásico sin muchas expectativas con el objetivo de participar. La sorpresa fue cuando llamaron a los ganadores y mi nombre sonó para recibir el segundo premio.
Al día siguiente me levanto para gestionar unos quehaceres. fuerzo una disputa con la policía para ser detenido y poder seguir con mi mercado de drogas ilegales dentro la cárcel.
La prisión no te cambia, te muestra lo que realmente eres. Si eres listo, sobrevives. Si no, te tragan. Yo soy de los que sobreviven. "Mi cuerpo está tras las rejas, mi mente sigue libre". ¿Y qué hago cuando no tengo esa libertad? Hago negocios.
Lo que pocos saben es que las cárceles tienen recursos, y no me refiero solo a las personas que traen drogas de fuera. Hablo de los propios recursos que están aquí dentro, esperando ser aprovechados. Y yo, como siempre, vi la oportunidad.
traspasar varios días dentro de la cárcel, era el momento de ver la luz y vender la valiosa mercancía. Tan pronto salí, llamé a mi mujer para que me recogiese para sacar la mercancía del lugar oculto y posteriormente venderla.
En el puerto de carga de Los Santos, donde los barcos cargueros llegan y parten constantemente. Nos reunimos al recibir una información sobre una caja y una mochila llenas de hojas de coca que estaban escondidas en uno de los barcos atracados.
La noche era oscura y el viento soplaba con fuerza cuando nos reunimos en una zona del puerto para discutir el plan.
Soy el más experimentado de los tres, había pasado años trabajando en el puerto y conocía cada rincón y cada persona que trabajaba allí. Leo era un experto en la apertura de contenedores de carga, capaz de abrir cualquier cerradura o desactivar cualquier alarma. Roy, por su parte, era el más nuevo del grupo, pero tenía una habilidad innata para encontrar objetos escondidos.
Con nuestras habilidades combinadas, planeábamos infiltrarnos en el barco carguero "Mar Azul", que había llegado esa misma mañana del sur del país.
La información que tenían indicaba que la caja y la mochila estaban escondidas en uno de los contenedores del barco, pero no sabían exactamente cuál.
Una vez que nos pusimos de acuerdo en el plan, nos dirigimos hacia el "Mar Azul". Roy tomó la cabeza del grupo, nos mostró cómo entrar con cautela. Leo trabajaba silenciosamente para detectar los posibles guardias de vigilancia cercanos. Lideré la búsqueda dentro del barco, utilizando mi instinto para guiarlos a través de los estrechos pasillos llenos de contenedores.
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Después de lo que pareció ser horas de búsqueda intensa, finalmente encontramos la caja y la mochila escondidas en uno de los contenedores menos accesibles.
Con suma precaución, sacamos la mercancía del escondite y comenzamos el camino hacia la salida del barco.
Una vez fuera del puerto sin ser detectados, nos dirigimos hacia un almacén en las afueras de la ciudad donde dejar la mercancía hasta poder negociar su venta con compradores interesados.
El almacén estaba situado lejos de cualquier zona residencial o comercial activa, fue elegido específicamente por esta razón, ya que ofrecía privacidad y seguridad.
Al llegar al almacén bajo luz de luna encontramos todo tal como lo habían dejado previamente incluso preparamos algunas herramientas adicionales para proteger bien la mercancía incluyendo sistemas básicos alarma y cerraduras seguras todo esto fue pensando para evitar posibles intentos de competidores y policiales meterse entremedio.
Finalmente, logramos poner las manos encima de lo que tanto tiempo buscamos
El pasado día 19 de Enero nos reunimos mis compañeros Kylian, Kimly, Leo.D, y Yo para dar caza a un grupo de ladrones que rondaban por Raton Canyon, los muy bastardos se dedican a robar y a aprovecharse a la gente que deambula por los caminos tranquilos y desolados de tierra junto al rio que comunica con Alamo Sea.
Después de una llamada que recibió Kylian la cual nos confirmo la presencia de ladrones por la zona nos organizamos y nos juntamos para la búsqueda de ellos y poder identificarlos y darles una lección.
Al llegar a la zona nos dividimos en 2 grupos para peinarla mejor y no se nos escapasen, aqui mi acompañante era el novato Leo Dalton alguien poco experimentado pero con habilidad y resolutivo en situaciones de presión.
Al fin despues de un largo rato de búsqueda por todos los caminos del Ratón Canyon nos los encontramos. Esta lacra del país nos corto el paso estratégicamente en un puente bajándose rápidamente de su vehículo apuntándonos con un arma de fuego sin piedad.
Antes de que se acercasen lo suficiente mi compañero leo saco si teléfono rápidamente mandándole nuestra ubicación por SMS a Kylian y su acompañante Kimly.
Después de esto nos hicieron bajarnos del coche y empezaron a robarnos, nosotros intentábamos hacer tiempo como podíamos esperando a que llegase Kylian.
Una vez llegó Kylian nos pusimos manos a la obra e intentamos darles su merecido pero nos tenían apuntados en todo momento y no pudimos hacer mucho mas que reconocerlos para buscarlos y pillarlos a ellos por sorpresa.
Después de un rato los volvimos a ver pero esta vez nos encontrábamos juntos, sacamos las armas y esta gente sin miedo a nada se dio la vuelta y se fueron corriendo, los intentamos pinchar pero no hubo suerte.
Rápidamente nos subimos a los coches y los perseguimos hasta un pequeño camino del cañón, ahí nos abrieron fuego.
Conseguimos abatir a uno de ellos pero el otro, el muy Rata se fue con el coche pinchado abandonando a su compañero desangrandose en el suelo.
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Kylian como alguien mas experimentado en el grupo termino con el trabajo.
Creo que aprendieron la lección de que no se roba a la gente y quedo bien claro de lo que ocurre cuando lo hacen.
𝓝𝓸 𝓼𝓮𝓪𝓼 𝓭𝓾𝓮ñ𝓸 𝓭𝓮 𝓵𝓸 𝓪𝓳𝓮𝓷𝓸