Historia Paul Towers



  • Nombre: Paul Towers
    Edad: 24 años 19/04/1997
    Lugar de nacimiento: Chicago (Illinois)

    Características psicológicas:
    Leal
    Protector
    Inteligente
    Ambicioso
    Extrovertido

    Virtudes:
    Sincero
    Cauteloso
    Cuidadoso
    Sociable
    Grato

    Flaquezas:
    Rencoroso
    Desafiante
    Nervioso
    Cabezón

    Miedos y preocupaciones:
    Que hagan daño a la gente que le importa
    Que le traicionen
    Perderlo todo

    Fisico:
    Piel morena
    Pelo corto
    Ojos marrones
    Estatura alta

    Historia Paul Towers:

    Nací un 19 de Abril de 1997 en Chicago, Illinois. Mis padres, Aldo Barrows y Christina Towers, nunca se llevaron bien. Siempre recuerdo tener el refugio de mi hermano Lincoln Towers, él era 5 años mayor que yo. Durante mi primer año de vida siempre se me viene a la cabeza a mi padre poniéndole a mi madre las manos encima, gritándole e insultándole. Al pasar esto preferí no tener el apellido de mi padre en mi nombre.

    Pero por suerte llegó el día en el que mi padre no volvió a aparecer en casa, y desde ese momento mi madre empezó a sonreír. Yo era un bebé de lo más normal, todo lo que cogía lo tiraba al suelo, andando a gatas por todos los sitios que podía, lloraba y reía por todo... Siempre he pensado que eso ayudó a mi madre a superar la situación que vivió con mi padre, refugiándose en mi hermano y en mí.
    A falta de unas semanas para cumplir mi segundo año de vida, dieron a mi madre por muerta a causa de un supuesto paro cardiaco. Lo que nos dijeron a mi hermano y a mi fue que se la encontraron tumbada en el suelo del trabajo.
    Desde ese momento, junto a mi hermano, recorrimos todos y cada uno de los orfanatos de nuestra ciudad. Varias familias nos cogieron en adopción pero nunca tuvimos un hogar estable, ya que mi hermano se metía en muchos problemas y teníamos que volver al orfanato.

    A los 3 años las trabajadoras sociales decidieron separarme de mi hermano y mandarme a mí solo con una nueva familia de acogida. Aquella fue la última vez que lo vi. Mi nueva familia y yo estuvimos viviendo las primeras semanas en Chicago y después nos mudamos a la zona de Crestwood Hills en la ciudad de Los Angeles, California.
    Los primeras semanas fueron bastante duras ya que no estaba acostumbrado a estar sin mi hermano Lincoln. Pero poco a poco me iba olvidando de la separación y todo empezó a ir mejor.

    A los 4 años empecé a ir a la guardería. Tampoco tengo un gran recuerdo de esta etapa pero sí que estaba muy agusto con las cuidadoras.

    Con 6 años empecé el primer grado de primaria. El primer semestre fue un poco más duro, ya que al ser nuevo no conocía a nadie y tenía bastante vergüenza, pero una vez fui conociendo a mis compañeros todo empezó a ir mejor.
    Sacaba unas notas bastantes admirables, sobre todo en matemáticas. .

    Mis padres adoptivos siempre fueron muy trabajadores. Tom, mi padre, era el director de varios concesionarios de la ciudad, y siempre recuerdo que los martes y jueves al salir del colegio me llevaba al concesionario de Porsche y me sentaba en su silla mientras él vendía coches a pares.
    Cuando salíamos del concesionario íbamos a recoger a Mary, mi madre adoptiva, a un edificio muy grande donde siempre salía gente con traje y maletines. Hasta un par de años más tarde no supe que mi madre era una de las juezas más importantes de Los Ángeles.
    En casa cada uno tenía su despacho donde pasaban sus horas de trabajo cuando no estaban en la oficina, pero eso no quitaba que también pasasen tiempo conmigo.
    El despacho de mi madre estaba repleto de libros, los cuales yo a esa edad, sí los intentaba leer, no entendía nada.
    Eran diccionarios, enciclopedias, libros de derecho, constituciones…
    Sin embargo el de mi padre era bastante más simple, varias maquetas de coches en las estanterías, y un ordenador en el escritorio.

    A los 8 años, me empecé a apasionar por el deporte y me pasaba todas las tardes enteras jugando al fútbol o al béisbol con mis vecinos, los cuales también iban a mi clase. Como en todos los deportes esto tiene sus cosas buenas, conoces amigos, haces ejercicio, trabajas el compañerismo, el sacrificio, la deportividad... Pero también tiene sus cosas malas, y en el equipo de béisbol estaba Frank Costello, un niño italo estadounidense que se creía superior a todos.
    Lo recuerdo como si fuera ayer. Acabamos el entrenamiento jugando un partidillo entre nosotros y a Frank le pusieron el tercero a batear, y a mi mejor amigo, Rupeh, le pusieron en primer lugar. Él quería batear el primero e intentó colarse apartando a empujones a todos los compañeros. Dejó a 4 de los chicos en el suelo y el siguiente era Rupeh, lo empujó y en cuanto le puso la mano encima yo cogí el bate de madera que nos daban para batear y le pegue en toda la ceja. Frank empezó a sangrar muchísimo y se puso a llorar. El entrenador lo vio y enseguida vino a separarnos. Al acabar el entrenamiento, Frank se fue con su padre y aquella fue la última vez que vino a entrenar.

    A los 12 años entré en el Robert F. Kennedy Community Schools en el primer ciclo del instituto, y seguí sacando buenas notas durante mi paso por la Secundaria, por lo que en casa mis padres estaban muy contentos conmigo y con mis resultados académicos.
    Acabe los primeros cuatro grados de secundaria con unas notas impecables.
    Al terminar el onceavo grado de secundaria o lo que es lo mismo el tercer grado de preparación para la Universidad, y sacar todas las materias con buenas notas, mis padres me llevaron a comer a un restaurante que estaba a unas manzanas de casa, el cual era uno de los más lujosos de la ciudad al que solo íbamos en ocasiones muy especiales.
    Cuando estábamos comiendo, unos hombres con la cara tapada irrumpieron en el local a punta de pistola.

    Todo ocurrió muy rápido, entraron corriendo, tiraron un par de mesas al suelo y dispararon a las 3 cajas registradoras que, para el asombro de ellos, contenían más dinero del esperado.
    Nosotros estábamos sentados casi a la entrada. Mis padres se escondieron debajo de la mesa pero yo me quedé con la boca abierta observando la profesionalidad de aquellos hombres, claro que mi padre no tardó en cogerme y meterme debajo de la mesa con ellos, diciéndome que me quedase con ellos que estábamos más protegidos. Debajo de la mesa yo asome un poco la mirada y no pare de observar a esos hombres.

    Cuando habían acabado salieron a toda prisa por la misma puerta.
    Yo no podía dejar de pensar en esos hombres y lo que estaban haciendo… Hasta que escuché las ruedas del coche que salía a toda velocidad y las sirenas de la policía no mucho después.

    Con 17 años en los estudios todo seguía estupendo, las notas eran buenas, pero la relación en casa empezó a no ser tan buena. Ya que empecé a ver vídeos y películas de mucha acción las cuales aún no había visto nunca y me empecé a apasionar por ese tipo de escenas y actos.
    Esto fue debido a que me empecé a juntar con otro tipo de amigos más mayores, los cuales conocí en el concesionario de mi padre. Vinieron 3 hombres y una mujer muy elegantes, cada uno con su traje. Preguntaron por el dueño del concesionario y ese era mi padre. Yo me quede con otro cliente pero seguia escuchando la conversación. Ellos venian preguntando por un coche que no teniamos en el concesionario ya que era un Porsche muy lujoso pero mi padre hizo unas llamadas pero donde me hacía respetar, y esto hacía que yo estuviese menos tiempo en casa, no les contase nada a mis padres, llegase más tarde e incluso alguna noche no durmiese en casa.

    Con 18 años fuimos por primera vez a un casino con mis nuevos amigos, Arthur 23 años, Letty 22, John, 27 y Logan 25. Yo no entré y me quedé fuera con Letty, pero los demás sí que entraron y desplumaron al casino.
    Cuando salieron me empezaron a contar que habían hecho, me dijeron que se pusieron a jugar a la ruleta, a las máquinas tragaperras, al póker y al BlackJack. Solo hacían que sacar monedas y billetes de aquellas máquinas, y aquella profesionalidad solo me recordaba a una situación y a unas personas en concreto.
    Después de que los sacaran del casino por dejar sin blanca al casino entero, nos montamos en un todoterreno negro, salimos de allí y fuimos dirección a la zona más rica de la ciudad.
    Entramos en un chalet el cual tenía piscina, pista de tenis e incluso tenía un helipuerto donde había un helicóptero.
    Nos fuimos a la zona de la piscina y allí nos sentamos en la parte que estaban los sofás debajo del porche. Miré fijamente a mis amigos, sorprendido por todo lo que empezaron a contarme después de lo que había ocurrido en el casino.
    Al parecer se dedicaban a hacer atracos a las tiendas y lugares más caros de las ciudades. Yo ya había sospechado que algo más turbio se movía entre ellos, pero no pensaba que iba por ahí.
    Habían actuado en New York, Arabia Saudi, Suecia y el último golpe que dieron fue en Mónaco. ¡Estaba realmente impresionado! Y estuvimos un rato más hablando, pero no me dijeron nada más sobre ese tema. Después me acercaron a mi casa.

    Acabé la secundaria con unas de las mejores notas del colegio y fui a la Universidad a estudiar la carrera de Ciencias. Siempre tuve decidido que quería estudiar algo así... Pero además, mientras me sacaba la carrera, a los 19 años empecé a trabajar en el concesionario de mi padre algunas tardes. Con mis primeros sueldos y una gran ayuda de mis padres, me pude comprar mi primer coche. Un Dodge Challenger RT Scat Pack, el cual estaba en el concesionario de mi padre en venta de 2ª mano, por lo cual más barato, con el cual empecé a ir a quedadas de coches en los barrios bajos de Los Ángeles con mis amigos.
    Arthur, el más hablador de todos, tenía un RWB Porsche 911, John que casi siempre estaba con cara seria y muy observador, trajo un Ford Mustang Shelby GT500, Letty la única chica del grupo y con la que más feeling tenía, conducía un Subaru BRZ y el último integrante del grupo, Logan, el que más dinero y clase tenía, Lamborghini Aventador Edizione GT, uno de los pocos coches de este tipo en todo Estados Unidos.
    Logan me contó que él venía de una familia muy rica de New York y que al fallecer sus padres le dejaron toda la herencia. Parte de la herencia la invirtió en varias empresas y tuvo la suerte de que le salió bien. Por eso tiene tanta fortuna en su poder.

    Aquella noche empezó de lo más tranquila, llegamos al parking, aparcamos nuestros coches todos juntos y nos bajamos para empezar a dar vueltas por el parking viendo los coches de los demás. Nada salía de la normalidad salvo que John se quedó un poco más atrás mirando algo de mi coche, se subió en el asiento del copiloto, estuvo un par de minutos y después vino con nosotros.
    Todo el mundo nos miraba con respeto al pasar y algunos amigos de Logan le saludaban e incluso nos parábamos a hablar con ellos.
    Cuando llegábamos a la zona del bar un grupo de japoneses que tenían allí sus Supras y sus Mazdas, fueron los únicos de todo el parking que nos miraron con mala cara e incluso con una mirada amenazante.
    Nosotros seguíamos a lo nuestro, entramos al bar, pedimos una cerveza cada uno y nos sentamos en la mesa que daba justo al ventanal. La camarera nos trajo las cervezas y unos pistachos para picar algo. Los japoneses seguían afuera y no dejaban de mirarnos. Vi cómo Logan miró a John y le hizo una mueca, y en ese mismo momento John me dijo que fuese al baño. Cuando fuimos al baño, John me dijo que saliese por la parte de atrás del bar, que me acercara a mi coche y cogiese la pistola semiautomática que estaba en mi guantera, y que después volviese al bar.
    Yo, sin saber qué era lo que ocurría, me dirigí a mi Dodge, abrí la guantera y allí estaba. Cogí la pistola, la guardé debajo de la sudadera y fui de nuevo al bar.
    Al entrar no quedaba nadie salvo Arthur, Letty y Logan, todos con una smg desenfundada debajo de la mesa. John me dijo que esperase a que Logan diese la señal y que empezase a disparar a los japoneses. Lo que no sabíamos era que los japoneses iban a disparar primero...
    Empezaron a llover las balas y nosotros nos tiramos al suelo. John se puso al lado de la puerta sin que consiguieran verle, Letty consiguió abatir a dos de ellos pero seguían siendo muchos y bien armados. Logan se asomó y también mató a otros dos.
    En ese momento les superábamos ya en número y tan solo quedaba 1, el cual entró cómo un loco. John le dio un golpe en la mano consiguiendo tirar la pistola al suelo, lo agarró del brazo y Arthur lo cogió del otro, y me dijeron que le dispare.
    Yo no me atrevía y les mire con cara de miedo, pero Letty que siempre estaba muy atenta a lo que yo hacía se acercó a mi, me pasó el brazo izquierdo por encima y con el derecho me cogió la pistola, acto seguido apretó el gatillo. Disparo 3 tiros dándole en el pecho y en el estómago. En cuanto el tercer tiro impactó en su pecho. Mis compañeros lo soltaron y el hombre cayó desplomado.

    Todos salieron corriendo y yo fui detrás de ellos en dirección a los coches. Mientras corríamos, se escuchaban las sirenas de la policía de fondo, cada vez más cerca.
    Nos montamos cada uno en nuestro coche y aprovechamos que todos los demás coches también se iban para meternos entre ellos y poder irnos sin llamar la atención.

    Estuve unas semanas sin saber nada de ellos, hasta que me llamó Letty y me dijo de ir a cenar aquella misma noche. Yo le dije que sí sin saber lo que iba a suceder.
    Me vestí con unos pantalones negros pitillos y me puse una camiseta blanca entera. Por encima me puse una chupa negra y me calcé unas bambas blancas.
    Fuimos a un bar de tapas, estuvimos cenando muy a gusto, pero yo notaba a Letty un poco más nerviosa... No me aguantaba la mirada y se le escapaba de vez en cuando alguna sonrisilla nerviosa.
    Cuando nos iban a traer el postre me dijo que la acompañara al baño, que no se encontraba bien. Fui con ella y echó el pestillo en la entrada principal del baño de mujeres.
    Me agarró del cuello y me empujó hasta la pared. Nos empezamos a besar y a hacer caricias simultáneamente. La cosa se fue calentando más con besos por el cuello.
    Ella me quitó la chaqueta y la camiseta, y yo le empecé a soltar los botones de su camisa, uno a uno. Los besos continuaron por el pecho hasta llegar a la zona del pantalón. Ella se quitó el suyo y yo me desabroché el cinturón para quitármelo también.
    Aquella era mi primera vez, estaba nervioso, era lógico, pero tenía conocimientos ya que había visto algún que otro video.
    Y bueno, lo que continuó en el baño es mejor que se quede en aquel baño...

    Letty y yo estuvimos varios meses saliendo y la verdad era que estábamos muy bien. Ella era un gran apoyo para mí, incluso para mi carrera, siempre estaba ahí para aguantarme cuando me ponía insoportable por el último año. Pero por suerte mi expediente fue impecable, ¡por fin había terminado con eso! Ahora sólo quedaba disfrutarlo y celebrarlo, y siempre me había gustado viajar... Así que la idea de viajar durante un largo tiempo que me propusieron mis amigos me pareció estupenda. Una temporada de desconexión antes de meterme en el máster que quería hacer de Ingeniería Estructural me iría bien.

    Durante un año estuvimos todo el grupo viajando por todo el mundo. Hasta que llegamos a España donde Letty y yo nos quedamos en Cádiz, ya que ella tenía a toda su familia por parte de madre allí y quería estar una temporada con ellos. A mí me pareció buena idea, como decía, viajar siempre me gustó, y vivir una temporada en España me parecía bien. En cuanto a los demás siguieron viajando durante unos meses más.
    A ninguno de los dos nos costó demasiado encontrar trabajo, aunque era Letty quien siempre llegaba a casa del trabajo antes que yo.
    Allí estuvimos viviendo hasta que cumplí los 23, pero lo que yo no sabía era que los amigos de aquellos japoneses nos estaban buscando.

    Un día llegué a casa, salude y nadie me contestó. Me quedé extrañado y pensé que quizás Letty había salido a comprar algo, pero no tenía ningún mensaje suyo ni nada.
    Entré a la cocina y la encontré tumbada en el suelo, con un charco de sangre. Le tomé el pulso y no se lo lograba encontrar. Rápidamente cogí el teléfono y llamé al 112 pero ya era demasiado tarde.
    Vi que encima de la encimera había una nota... La cogí y la guardé en mi bolsillo. En ella había algo escrito pero no estaba en ningún idioma que yo entendiese, parecía Chino o Japonés.
    Llamé a un amigo que podía llegar a conocer ese idioma y le mandé una foto de la nota por un mensaje del móvil, el cual me dijo que era un dialecto japonés y que intentaría averiguar qué era lo que ponía lo más pronto posible.

    Al día siguiente llamé a Logan para contarle lo que había pasado. Él se lo contó a todos y ese mismo fin de semana vinieron al funeral y entierro de Letty.
    Todos estuvieron muy volcados conmigo, y yo les agradecí a todos que hubieran ido hasta allí para apoyarme en ese momento. La pérdida de Letty había sido un gran golpe para mí, y tenerles a todos apoyándome era lo único que necesitaba... Eso y quizás cambiar de aires, a unos aires en los que pudiera saber mejor dónde estaban esos desgraciados, así que mi vuelta a Los Santos estaba decidida.

    Todos me acompañaron de vuelta y al aterrizar me despedí, ya que ellos en cambio iban hacia New York, aunque me repitieron en varias ocasiones que si les necesitaba sólo tenía que llamarles y allí estarían.

    Así que sólo espero poder superar esta dura pérdida, saber dónde están los cabrones que mataron a Letty para ocuparme de ellos, y quién sabe, quizás con el tiempo encontrar un nuevo amor... Además, mi amigo Liam está en la ciudad y sé que va a ser un gran apoyo para mí en este momento.

    Expectativas con las que Michael llega a la ciudad:
    Encontrar un trabajo estable y tener poder económico
    Poder superar la pérdida de Letty e investigar sobre su muerte.
    Encontrar un nuevo amor.


Accede para responder