Biografía: Megan Reegan



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    NOMBRE COMPLETO: Megan Reegan
    EDAD: 21
    LUGAR DE NACIMIENTO: Chile
    NACIONALIDAD: estadounidense
    SEXO: Mujer

    BIOGRAFÍA:
    Con el boleto en mano y residuos de lágrimas en las mejillas, Megan se dirige a la puerta de embarque que la llevaría a su siguiente aventura, Los Santos. Si bien va para comenzar una nueva vida, también tiene un compromiso, una misión, una promesa con su hermana, lo más sagrado para ella.
    Reegan nació el 18 de octubre de 1999 en un vecindario de clase media, ni tan peligroso, ni tan acomodado, junto a su padre y madre en Santiago, Chile. A sus 4 años una oportunidad de trabajo se le presentó a su madre, así que empacaron maletas y se mudaron a un pequeño pueblo en el estado de Iowa, USA. A los ojos de la pequeña, su mamá era una noble mujer que le daba hospedaje a gente despreciada por el pueblo, en cambio su padre discutía todo el tiempo con su pareja por ser tan buena persona. La triste verdad radicaba en que su madre hospedaba a fugitivos de la ley y le pagaban por ello, tanto con plata como con droga. Otra niña nació, fruto de un desliz con uno de los criminales, la preciada Olivia. El esposo ya no soportaba ese estilo de vida y decide un día salir por la puerta principal, para nunca más volver. La mujer cayó en depresión y se volvió adicta a la “paga” de su trabajo. Megan ese día, con ese ángel acunada en sus brazos, vio a su heroína caer y la cortina de la vida real decidió abrirse.
    Meg creció alternando sus estudios, trabajos, y cuidando a Olivia, quien era lo único que la motivaba a seguir esforzándose, y decidió alejarse de su madre y de los huéspedes entrando lo menos posible a lo que alguna vez llamó hogar. Esta era la única manera de proteger a su hermanita, dormir con ella, llevarla a la escuela, pedir comida en la calle y volver lo más tarde posible y ojalá por la ventana.
    Ya con 21 años, Megan consiguió con mucha dificultad un lugar para ella y su hermana lejos del pueblo. Su madre, quien salió de su pieza después de meses, se dio cuenta que sus hijas estaban empacando y se volvió loca. Gritó, lloró, alertó a los fugitivos y Megan, amenazada, se vio obligada a quedarse una noche más. La última noche. De repente, en medio de la noche se despertó siendo sacudida por Olivia, quien estaba aterrada.
    “-Creo que me han envenenado”, dice la adolecente preocupada, sosteniéndose la cabeza. Ya conocida como M, Megan fue a enfrentar a su madre, y le respondió que, si no vivían con ella, no vivirían con nadie. Fue entonces cuando nuestro personaje agarra a su hermana y va lo más rápido posible a un hospital cercano. Las atendieron, Megan se logró desintoxicar, pero su adorada hermana no corrió la misma suerte.
    “-Si sé que soy muy importante en tu vida, eres como mi segunda madre, pero quiero que sigas adelante, porque todo esfuerzo que has hecho para hacerme feliz lo vale. Prométeme, júrame que te irás de aquí, comenzarás de nuevo y no sobrevivirás, vivirás, porque yo siempre te acompañaré y te cuidaré”. Fueron los últimos deseos de Olivia, y ese mismo día Reegan fue a comprar los boletos para su próxima aventura.


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