Ayana Reed



  • Nació en Los Santos el 20 de diciembre de 1998. Su familia era pobre, desde pequeña, tuvo que valerse por sí misma. Su madre se mudó a Canadá. No conoció a su padre, murió cuando su madre estaba embarazada, por lo que creció junto a ella. Su madre tenía una enfermedad grave, por lo que tuvo que ganarse la vida para conseguir dinero. Lo conseguía de cualquier forma, trabajando, robando e incluso vendiendo droga. Es por eso que siempre ha estado rodeada de drogas y armas.

    Siempre intentaba pasar tiempo con su madre, ella fue quien la cuidó siempre. Le educó muy bien. Para ella lo más importante era la familia, es por eso que Ayana luchó por salvar a su madre. Trabajó mucho y fue muy duro para ella ver como su madre estaba cada día peor. Mientras luchaba por ayudarle, sobrevivía escondiéndose, pues muchos narcotraficantes le buscaban e incluso deseaban su muerte.

    Su madre falleció. Esto fue un golpe muy duro para ella. Decidió cambiar su vida e ir a vivir a Los Santos. Intentó tener una vida estable y olvidar su pasado, empezando a trabajar legalmente. Trabajó en un restaurante y también en una discoteca. Cuando ya llevaba un tiempo en la ciudad, le ofrecieron el trabajo de policía. Tuvo muchas dudas, pensaba que no podía ocultar su pasado y que sería muy probable que le mandaran a prisión. Aceptó el trabajo, ya que ella cambió su vida por completo, alejándose aún más de su pasado.

    Era una cadete espectacular, aprendió muy rápido. Desde el primer día destacaba, se notaba que sabía manejar armas. A la hora de trabajar era muy seria, sabía tratar bien a los compañeros y también a los detenidos, pero para hacer todo más ameno, intentaba darle un toque de humor a algunas situaciones. Era hábil en todo; conduciendo, vigilando, negociando, investigando… A la hora de negociar siempre se salía con la suya. Cuando iniciaban las persecuciones no perdía de vista a los atracadores y si se rompían negociaciones, no dudaba en disparar.

    Dedicaba mucho tiempo a su trabajo, demasiado, por lo que se cansó y decidió tomarse un descanso. Ahora vive tranquila, sin preocupaciones, esperando algún día volver a trabajar como policía.


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