Javier Santos Ramireh



  • Javier Santos Ramireh

    Rasgos físicos.

    Tez morena, su estatura es 1,77 de altura, su cuerpo es un tanto musculo con brazos y piernas definidas, ojos color café claro, peinados cortos y pesa unos 85 kg.

    Rasgos psicológicos.

    Es una persona que en lo general es tranquila, pero a veces tiene ataques de ira por cosas que le generan mucha rabia.

    Tiene el sentimiento de culpa por la muerte de su madre y por eso a veces está triste, aun así, es una persona que trata de sacar una sonrisa a las personas.

    Le da igual que se metan con el pero no soporta que se metan con sus seres queridos.

    Es un tanto miedoso y nervioso cuando se encuentra en situaciones de peligro, pero trata de aparentar de que no le importa nada frente a los que le rodean.

    Sus miedos son las cucarachas, las ratas y quedarse atrapado en un sitio super pequeño (claustrofobia).

    Línea Cronológica

    De los 0 a los 6 años realiza “El Jardín” que es la educación infantil en su ciudad, tenía un peinado de honguito que muchos se burlaban de él, pero su primo Emilio José Santos le defendía a capa y espada, con este jugaban mucho sobre todo a las canicas en el barrio, eran las tardes más entretenidas de su vida.
    De los 7 años a los 13 años finaliza sus estudios primarios en el colegio Independencia de Culiacán, A.C fue una época de cambios en la tecnología donde se vuelve un fanático a las maquinitas de la plaza, tanto así que cada que iba a comprar algo se quedaba por horas gastando el dinero que le daba su padre. Pero igualmente era un chico centrado en sus estudios sacando buenas calificaciones ya que si no lo hacía su padre lo regañaba.

    De los 14 a los 18 concluye su educación secundaria, en la Secundaria Antonio Nakayama Arce, épocas en las cuales se venían experiencias nuevas como la de ir a fiestas, mal de amores y sobre todo el alcohol nunca sobraba, una adolescencia que disfrutó al máximo, pero no tan buena ya que estuvo un año de rehabilitación por tema de las drogas que en el estado de Sinaloa es uno de los estados donde más narcotráfico hay.

    Entre este lapso de tiempo llamada adolescencia él joven con solo 16 años estuvo en rehabilitación durante un año por consumo de marihuana.

    Sale con 17 años ya limpia de drogas y decidido a hacer algo de provecho con su vida

    De 18 a los 21 fue un antes en su vida ya que tomó una decisión difícil, que se lo contó a su primo y al le gustó la idea mostrándole su total apoyo.

    Javier juntó todos sus ahorros que tenía por trabajar con su padre en la finca y consiguió un contacto que le llevaba a los Estados Unidos por la chacra, no era un método legal pero su objetivo era el sueño americano y por eso quería hacer lo que sea por cumplir ese sueño.
    Historia

    Javier Santos Ramireh nace tras una larga cesaría un 19 de octubre de 1999 en el hospital Integral de Sinaloa de Leyva. Su familia procede de la ciudad de Culiacán y son de clase media poseen una casa un tanto grande en un barrio llamado “La Unión "además de una finca donde crían animales entre ellos cerdos, pollos y vacas.

    Su madre Teresa muere el día del parto por negligencia por parte de los médicos, ella antes de su fallecimiento fue una maestra de primaria que le encantaban los animales, ella era muy dulce con una personalidad muy pacifica, además esperaba con ansias el nacimiento de su querido hijo.
    Su padre Daniel Santos un hombre que trabaja de sol a sol por el bienestar de los suyos, mayoritariamente se dedicaba a la crianza de animales para luego venderlo o mismamente consumirlo.

    La crianza del infante fue dura para el padre por la inexperiencia, pero aun así con mucho valor y con la ayuda de sus hermanos saco adelante a su hijo para darle un buen futuro.
    Cuando tenía solo 4 años en el año 2003 mientras jugaba afuera de su casa mientras llovía ya que le encantaba este clima, minutos después de jugar con el agua se fijó que había reparaciones en la calle así que el muy curioso decidió ir a investigar, iba caminando sin mirar hasta que por desgracia cae por un agujero que habían excavado los trabajadores, estaba lleno de agua y el pequeño no daba pie por suerte su tío pasaba por ahí y logró rescatarlo pero el pequeño desde ahí le tuvo mucho miedo al agua era como un trauma que se le quedó por un largo tiempo.
    Su padre Daniel desde que el infante tenía 5 años le enseño a dar de comer a los animales de la finca enseñándole poco a poco lo que era trabajar, además de enseñarle a compartir y ser una persona de bien. El pequeño se divertía mucho y se sentía afortunado de tenerlo como padre.

    Un 24 de diciembre de 2005 llegó la tan ansiada navidad la cual la familia Santos celebra todos los años, ese día matan a un cerdo para la cena navideña, además una tradición era ir a la iglesia a rezar antes de la cena navideña.
    Esa navidad recibió un colgante de la virgen de Guadalupe de parte de su padre, no fue un simple regalo ya que Javier lo guardó como si fuera un tesoro, además de tenerlo siempre consigo ya que su padre le dijo que siempre le protegería.

    En su cumpleaños número 10 año un 19 de octubre de 2009, su padre tuvo un regalo muy especial para su hijo, una nintento 64 como recompensa por sacar buenas notas en la escuela, desde ahí Javier se volvió un fanático a los videojuegos siendo su juego favorito el Super Mario 64, junto a su primo se echaban muchas horas jugando, aunque también solían a jugar afuera de la casa con los demás niños de barrio.
    Ya 14 primaveras tenía Javier Santos, todo un joven que recién entraba en la secundaria, para él era un mundo nuevo, solía fijarse en los mayores y sobre todo que en las salidas había camellos vendiendo marihuana a los de último año, pero el simplemente ignoraba esos sucesos, un pilar muy importante en su vida en la secundaria fue su primo Emilio y su grupo de amigos que, aunque estaban entrando a los vicios eran con los únicos que se sentía bien. Ya con 15 años ellos empezaron a ir a fiestas en las cuales principalmente la gente se alcalizaba y drogaba. Javier no quería caer en esto ya que no quería defraudar a su padre el cual le brindaba mucha confianza dejándolo ir a las fiestas, pero por desgracia tarde o temprano lo iba a hacer, el primer trago, la primera calada y así fue como empezó por los malos hábitos de la mano de su primo y de su grupito de amigos.
    Ya un 13 de enero de 2015 su padre recibe una llamada de la policía informando de que su hijo se encuentra en el hospital por una sobredosis, a su padre casi le da un infarto al escuchar eso, fue una noticia bastante dura para él, rápidamente va al hospital a ver a su querido hijo, mientras conducía se preguntaba que hizo mal como padre para merecer esto. Estuve rezando en la sala de espera hasta que por fin un doctor se acerca a él para darle la buena notica que por fortuna su hijo se va a recuperar, en ese momento el tipo soltó un suspiro. Javier despierta a lado de su padre y empiezan a conservar durante horas con lloros y lamentos, pide perdón a su padre, este le dice que lo quiere meter en un centro de rehabilitación, porque no quiere arriesgarse de nuevo, no piensa dejar morir a su hijo. Santos junior acepto y así fue par de días después entró al centro de rehabilitación de Sinaloa, durante un año estuvo ahí donde el único amigo que hizo fue un tío llamado Lucas Hurtado con el cual solía conversar sobre videojuegos además de hablar de sus sueños, sacaron el tema del sueño americano, debatieron y concluyeron que era lo mejor que hay en esta vida, desde ese momento se le metió en la cabeza ir para los Estados Unidos, así que seguidamente de salir del centro de rehabilitación ya con 17 años se puso la meta de conseguir dinero para poder ir a vivir el sueño americano. Mientras estudiaba, por las tardes trabajaba en la finca de su padre y así durante un año, 18 años eran ya cuando se graduó terminando sus estudios y con un dinerillo que tenía reunido por el arduo trabajo realizado. Así fue cuando contacto con su primo Emilio el cual tenía un conocido el cual hacía de coyote que se dedicaba a llevar a las personas a EE. UU de forma ilegal. Le contó a su padre el cual al principio se rehusó, pero al final su hijo lo convenció diciéndole que era su objetivo en esa vida y que era su voluntad, además de que ya era mayor de edad.
    Noviembre de 2018 empezó su viaje el cual fue bastante difícil, Javier junto con su colgante de la virgencita y lleno de fe, cruzó el territorio fronterizo. Finalmente llega a una loca ciudad llamada Los Santos donde no tenía a nadie ni a nada, así que decide buscarse la vida por su cuenta, algunos días las pasó canutas, ya que era un joven inmigrante sin saber mucho del idioma del país en el cual se asentaba. En 2 semanas conoció a un señor bastante amable llamado Ernesto, un mexicano que trabajaba de albañil, este le ofreció empleo de peón para la obra y además de darle la opción de alquilar su ático para que Javier tenga un techo, donde vivía estaba cerca de un gran barrio llamado “El rancho” pero Javier nunca pasaba por ahí porque le daba un poco de miedo.
    Javier Santos con 20 años, se asentó en Los Santos con un trabajo estable como albañil, que además de eso él quería algo mejor así que se puso a estudiar derecho ya que le encantaba el poder defender a los que no podían hacerlo, así junto las dos cosas trabajar y estudiar, la vida en si le fue bien durante esos dos años, en los cuales solía ir mucho a hacer yoga en el gimnasio para desestresarse. Por las noches hacía videollamadas con su padre para contarse las cosas del día a días, esto era una tradición entre los dos.
    En 2020 decide mudarse a unos pisos por el centro de la ciudad ya que le dieron un trabajo de oficinista, a él le convenía ya que le quedaba cerca así que accedió a la oferta además de que le servía ese dinero extra para seguir estudiando su carrera.

    Aunque por mucho que estudie y viva en Los Santos no se le va su peculiar acento mexicano el cual siempre resalta palabras un tanto desconocidas para los gringos.

    Su sueño es ser una persona que sirva en la ciudad, no tiene intención de hacer daño a nadie, tan solo está viviendo ese tan anhelado sueño americano, que resultó ser amargo y crudo de tragar.


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