Kevin Dawson



  • Nombre: Kevin Dawson, 29 años, España.
    Apariencia Física: Hombre delgado, alto, con el pelo castaño al igual que sus ojos y muy ruiseñor. Modesto y con talante. Siempre lleva su sombrero negro que tanto le gusta y sobre todo siempre viste de trajeado para parecer un hombre con clase como su padre.
    Historia: Kevin vivió y creció en un pueblo cerca de Madrid en una familia moderadamente adinerada y con alto prestigio en la ciudad, pero viviendo lejos de esta. Su padre, un hombre con alto renombre en el mundo de la policía, era director de la C.N.I, aunque pasaba poco tiempo en casa porque su trabajo estaba lejano, siempre intentaba llevar a su hijo por la vía de la moralidad y el ingenio. ¿Pero, por qué ingenio? Principalmente, porque su padre se dedicaba al mundo fiscal criminal. Siempre estaba ocupado y, aunque le dedicaba poco tiempo a su hijo, le enseñaba los valores que tenía el mundo del derecho y las mil formas en que podía ingeniarse para sacar a una persona, tanto física como jurídica, de los apuros en nombre de la ley.
    Kevin creció siendo un niño feliz, siendo niño de papá y mamá, y aunque iba a uno de los mejores colegios privados del pueblo, el solo le interesaba lo mismo que a su padre, ser policía un día. Era un chaval un poco descontrolado, siempre intentaba reír a los demás y se envalentonaba en cualquier situación, aunque fuera comprometida, para demostrar que él estaba ahí, imponiéndose ante la moralidad de los demás.
    Al empezar el primer año al instituto, salió con un par de chicas. Nunca se escondía, siempre decía la verdad por delante y le encantaba que se interesasen por él. Salió igual que a su padre, siempre ocupado estando en diferentes conflictos y solucionando los problemas a los demás. Y, además de sacar muy buenas notas, fue delegado de clase, perteneció al consejo de delegados del colegio e incluso llegó a ser presidente del alumnado, tomando decisiones para la escuela en defensa del alumno.
    Los años pasaron y tuvo muy buenos amigos a los que apoyarse y reafirmarse como persona, además de unas cuantas matrículas de honor a sus espaldas. Empezó la universidad de derecho y fueron los mejores años de su vida, tenía una novia rubia guapísima (siempre le ha gustado las rubias con ojos color mar), su familia le apoyaba y sus amigos estaban ahí, ayudándole a crecer como persona, y estudiando lo que a él le gustaba, pero...
    Un día todo cambió. Algo inesperado ocurrió. Kevin se encontraba a mitad de carrera y su padre empezó a tener problemas serios y en poco tiempo, algo terriblemente malo sucedió. El padre de Kevin siempre venía nervioso del trabajo, ya nunca hablaba, siempre estaba solitario y triste. Empezó a tontear con el alcohol y se le veía diariamente con esos sudores fríos. Todo indicaba que algo no andaba bien… El padre de Kevin era director de la C.N.I, Centro Nacional de Inteligencia, este grupo se le conocen como los “paisanos” este tipo de policía viste de civil y se infiltran en organizaciones criminales. Esta policía arriesgan sus vidas en desmantelar y detener a todos esos criminales que realizan todo tipos de tráfico de drogas, armas y etc… Hace menos de un mes el padre de Kevin y su equipo desmanteló una organización de tráfico de drogas y algo malo ocurrió después.

    Un día normal y soleado su madre regaba las plantas del jardín mientras Kevin veía con su padre la televisión. De repente, se presentaron con un coche delante de su casa una banda de criminales y empezaron a tirotear con fusiles toda la casa. Les pilló a todos desprevenidos, sin saber que hacer, sin saber qué decir. Kevin y su padre, al empezar escuchar los tiros, se tiraron directamente al suelo. Su madre, en cambio, no. Se quedó paralizada en el jardín, sin saber que hacer, y una de las balas que estos incógnitos individuos dispararon, le incrusto directamente al corazón.
    La madre de Kevin falleció y fue el dolor más grande que le pudo ocasionar. Pidió respuestas, siempre las pedía a su padre, cuál fue el motivo que ocasionó todo esto. Su padre siempre se mantenía alejado, sin saber que hablar o decir, hasta que un día cogió a su hijo y él dijo: “Hay personas poderosas que no quieren que saquen a sus -criminales- de sus cárceles, no confíes en la gente ni en los jueces hijo mío, solo confía en la ley y nada más”.
    Su padre, después de fallecer por un cáncer de pulmón de tanto fumar por el estrés que le ocasionó el trabajo, heredó todo lo que sus padres ganaron con esfuerzo y dedicación.
    A partir de ahí, a Kevin, lo nombraron director general de la C.N.I
    Ahora conocido por todos como el señor Dawson, conoció a una chica, se casaron y tuvo un hijo. Kevin se convirtió principalmente en su difunto padre, dedicaba todo el tiempo posible al grupo de la C.N.I. y a su familia.
    Aun así, un día tomando un café en su restaurante preferido y viendo contemplar cómo el mundo se movía, alguien se sentó delante de él, le pasó por debajo la mesa una carta y se marchó apresuradamente. En esa carta ponía:
    “Querido sr. Dawson,
    Le escribimos esta carta para decirle que abandone la ciudad, el país y, si es necesario el continente, y que sea cuanto antes si no desea que le ocurra lo mismo que le sucedió a su difunta madre.
    Anónimo”.
    Kevin, al ver la carta la guardó, fue a casa, hizo las maletas, se despidió de su esposa y de su hijo y sin ningún miramiento. La organización de la C.N.I la dejo a cargo del Comisario Principal de la C.N.P. Kevin cogió el primer vuelo hacia Los Ángeles en busca de una nueva vida. Con su traje y su sombrero, con unos cuantos carnets de identificación y con el libro fiscal estadounidense, se bajó del avión, en busca de nuevas oportunidades.
    Su objetivo y finalidad eran distintos a los que quería antes en españa, pensó que el tema de abogacía en estados unidos sería más peligroso y más estresante, entonces decidió cambiar por completo sus expectativas, a parte de la abogacía, Kevin se le daba bastante bien el tema de arreglo de coches e información sobre coches y motos, su sueño desde pequeño era ser mecánico y tener una vida fácil y relajada. Sobre todo no tener que volver a pasar los malos momentos que tuvo en España


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