Dian Richter



  • 💰 Dian Richter — La mujer que convirtió la velocidad en oro

    Nombre: Dian Richter
    Edad: 29 años
    Nacionalidad: Estadounidense
    Estado civil: Soltera
    Ocupación: Financista y estratega de Overclutch
    Alias en la red: Midas
    Residencia actual: Vespucci, Los Santos-|
    |-🌑 Orígenes en el ruido del metal

    Dian Richter nació en Detroit, la ciudad donde el acero y la decadencia se mezclan con el ruido de las fábricas. Hija de un ex ingeniero de Ford y de una contadora alemana, creció entre planos de motores, balances financieros y el constante olor a aceite quemado.

    Su padre, Alan Richter, fue despedido cuando la fábrica cerró; su madre, Ingrid, trató de mantener la familia a flote trabajando para corporaciones que movían dinero en las sombras. Desde pequeña, Dian aprendió que la velocidad no siempre está en las ruedas… a veces está en los números.

    A los 13 años ya sabía lavar dinero mejor que la mayoría de adultos. A los 15, podía mover fondos internacionales usando empresas fantasma. Pero la corrupción que la rodeaba terminó devorando su hogar: su madre desapareció una noche después de una auditoría federal, y su padre murió meses después en lo que se catalogó como “suicidio”.

    Desde entonces, Dian juró que jamás volvería a ser una víctima del sistema. Su nueva meta: ser quien controla el tablero, no una simple ficha.

    ⚡ Juventud – La era del oro negro

    A los 18, Dian abandonó Detroit y se mudó a Liverpool, donde comenzó a trabajar como asesora financiera para talleres ilegales de importación. Su reputación creció rápido: todos decían que “todo lo que tocaba se convertía en dinero”. Así nació su alias: Midas.

    No tardó en expandirse a las carreras ilegales. Mientras los demás apostaban, ella controlaba las apuestas. Mientras otros competían, ella compraba las calles.
    Los corredores más peligrosos de Europa le debían favores, y las mafias la respetaban porque nunca se manchaba las manos.

    Su estilo era claro: traje oscuro, mirada fija y una libreta negra donde cada nombre escrito tenía un precio. Pero bajo esa calma, escondía una mente obsesiva. Cada decisión era calculada, cada alianza tenía un propósito.
    |-🏁 El encuentro con Trevaughn “Gearless” Mayshon y Enzo “Torque” Costa

    Una noche en los muelles de Liverpool, Dian presenció una carrera callejera que terminaría cambiando el rumbo de su vida.
    Allí, un BMW M3 E46 y un Nissan Silvia S15 dejaron atrás a todos los rivales, no solo con velocidad, sino con actitud.

    Aquellos pilotos eran Trevaughn Mayshon y Enzo Costa.
    Ella no los buscaba, pero los observó con interés. No eran simples corredores: había una lealtad, una filosofía de hermandad que pocas veces se veía en las calles.

    Días después los contactó. No con flores, sino con una propuesta:

    “Puedo convertir lo que ustedes hacen por pasión, en algo que el mundo tema.”

    Enzo dudó, Trevaughn no. Midas los convenció no solo con dinero, sino con visión. Les habló de crear una red, una estructura que uniera velocidad, respeto y control. Así nació la semilla de Overclutch.
    |-🕯️ El alma fría de Overclutch

    Dian no corría, pero cada decisión suya podía cambiar el rumbo de una carrera.
    Fue quien estableció los sistemas de apuestas, los acuerdos con garajes y la protección legal que mantenía al grupo fuera del radar.

    Si Gearless era el fuego y Torque la máquina, Midas era el cerebro.
    Su especialidad era el control absoluto: sabía quién apostaba, quién mentía y quién debía desaparecer.

    Fue ella quien propuso el lema interno que solo los miembros fundadores conocen:

    “La lealtad no se pide, se paga.”

    A pesar de su apariencia distante, Trevaughn siempre confió en ella. Algunos rumores dicen que Midas fue quien financió la reconstrucción final del BMW M3 E46 de Gearless. Otros dicen que lo hizo porque vio en él lo que una vez perdió en su padre: un idealista que aún creía en algo.
    |-⚙️ Alianzas, enemigos y dominio

    En los primeros años de Overclutch, Midas se encargó de negociar con los talleres clandestinos de Europa del Este, asegurando piezas exclusivas y rutas seguras de transporte.
    Fue ella quien convirtió a Overclutch en más que una hermandad: lo transformó en una marca subterránea, un símbolo del poder de las calles.

    Los enemigos la temían. Su nombre aparecía en informes de Interpol, pero nunca con evidencia concreta.
    Su fortuna era líquida, su ubicación siempre cambiante. La única constante: su lealtad a Overclutch.
    |-🌌 Actualidad – 29 años

    Hoy, Dian Richter vive en Vespucci, en un ático que sirve como fachada para sus operaciones.
    Desde allí coordina apuestas globales, mantiene los fondos limpios y garantiza que Overclutch siga operando fuera del alcance de cualquier fuerza legal.

    Su coche personal, un Chevrolet Camaro SS ‘69 negro con detalles dorados, rara vez aparece en las calles. Pero cuando lo hace, significa una sola cosa: Overclutch se está moviendo.

    En el parabrisas interior lleva grabada una frase que resume su filosofía:

    “El dinero compra el tiempo, pero solo la velocidad compra el respeto.”

    Nadie sabe cuánto posee, ni cuántas veces salvó al grupo de desaparecer. Pero todos en Overclutch entienden algo:
    cuando Midas habla, es porque ya compró todas las salidas.


Accede para responder