++ $t("links.title") ++
Your browser does not seem to support JavaScript. As a result, your viewing experience will be diminished, and you may not be able to execute some actions.
Please download a browser that supports JavaScript, or enable it if it's disabled (i.e. NoScript).
Mario Moreno nació en un pequeño pueblo de Valencia llamado Toro. Hijo de un italiano y una valenciana, su vida estuvo marcada por el silencio y los secretos desde muy joven. Su padre, Giuseppe Moreno, era un hombre con pasado oscuro, vinculado a la mafia siciliana. Había huido a España para escapar de sus deudas y enemigos, prometiendo empezar de cero junto a Clara Sánchez, la madre de Mario. Pero las promesas de los hombres como Giuseppe siempre acaban manchadas de sangre.
A los quince años, la vida de Mario se quebró por completo. Una noche escuchó los gritos de su madre y el sonido seco de una puerta rompiéndose. Cuando bajó las escaleras, todo había terminado: su madre yacía sin vida en el suelo, y su padre había desaparecido. Días después, supo que la mafia había venido a cobrarse lo que Giuseppe debía. Su madre fue el precio. Su padre, encontrado más tarde muerto en Sicilia, pagó el resto.
Solo, sin familia ni dinero, Mario se vio obligado a sobrevivir en las calles de Valencia. Dormía donde podía, comía lo que encontraba y trabajaba en cualquier cosa que le diera unas monedas: descargando camiones, limpiando talleres, ayudando en garajes. Aprendió rápido a arreglar motores y a reconocer el valor de las cosas que otros daban por rotas. Fue en esa época cuando nació su verdadera pasión: los coches. No por lujo ni velocidad, sino porque le daban una sensación de control, de poder construir algo que funcionara, algo que no se rompiera como su vida.
Con los años, se volvió un hombre de carácter duro y mirada fría. Antisocial por naturaleza, Mario hablaba solo lo necesario. Sin embargo, detrás de su silencio se escondía una mente disciplinada, calculadora y observadora. Su forma de hablar era seria, educada y firme. Le costaba hacer amistades, no por falta de voluntad, sino porque no sabía cómo confiar en nadie. En el fondo, seguía siendo aquel chaval de quince años que había perdido todo, intentando no volver a perder nada más.
A los veinte años, tras un incidente con la policía en un taller donde trabajaba, decidió desaparecer. Con documentos falsos y lo poco que había ahorrado, tomó un vuelo hacia Los Santos. No buscaba fortuna ni fama, solo un lugar donde empezar de nuevo, lejos de su pasado.
En la ciudad, Mario se reinventó. Trabajó como camionero, transportista, mecánico y hasta cocinero cuando hacía falta. Era de esos hombres que no rechazan un trabajo honesto, sin importar lo duro que sea. En el taller, se le conocía por su precisión y respeto por la maquinaria. En la carretera, por su puntualidad y silencio. En la cocina, por su disciplina y limpieza. Mario no buscaba reconocimiento; solo buscaba mantener la mente ocupada, alejada de los recuerdos que aún lo perseguían.
Hoy, Mario Moreno es un hombre de pocas palabras y muchos hechos. Vive tranquilo, sin confiar del todo en nadie, rodeado de conocidos pero sin amigos. Su vida gira alrededor del trabajo y los coches, los únicos motores que no lo han traicionado. Dicen que vino a Los Santos para rehacer su vida, pero la verdad es que sigue esperando el día en que su pasado lo encuentre. Y cuando ese día llegue, estará preparado.