Andres_Gironza



  • NOMBRE COMPLETO: Andrés_Gironza
    EDAD: 23 años
    LUGAR DE NACIMIENTO: Cali, Valle del Cauca – Colombia
    NACIONALIDAD: colombiano
    SEXO: Hombre


    PADRES
    • Padre: Óscar Gironza (colombiano). Hombre de carácter fuerte, involucrado en negocios turbios desde joven. Murió en un accidente de tráfico tras un robo fallido cuando Andrés apenas había nacido. Nunca lo conoció, pero su sombra siempre lo acompañó.
    • Madre: Valeria Acuña (colombiana). Mujer trabajadora, marcada por la pérdida de su esposo. Migró con sus hijos buscando mejores oportunidades, pero las carencias económicas y el dolor la hicieron vulnerable. A pesar de sus errores, siempre intentó mantener a su familia unida
    APARIENCIA FÍSICA
    • Estatura: 1.80 m
    • Complexión: atlética, trabajada por la calle y las carreras, no por gimnasio.
    • Cuerpo tatuado: cada tatuaje tiene un significado, un recuerdo o una cicatriz de su vida en Cali y en Santiago, junto con recuerdo de un pasado tormentoso.
    • Estilo: nunca falta su sombrero japonés, se volvió casi una firma personal.

    PERSONALIDAD
    • Tranquilo, calmado, observador.
    • Leal con quienes confía y cercano con su “hermano” Daniel.
    • Cuando alguien le falta al respeto o intenta pasar por encima, se transforma en alguien desafiante y agresivo.
    • Tiene un código propio: no traicionar a los suyos y nunca dejarse humillar.
    EDUCACIÓN
    Nunca tuvo una educación formal completa. Creció sin estudios, aprendiendo lo básico en la calle. Su “preparación profesional” viene del día a día:
    • Mecánica de autos (aprendida en talleres informales y con Top Secret en Los Santos).
    • Conocimiento de la calle: sabe cómo moverse, negociar y sobrevivir.
    • Experiencia en carreras ilegales y conducción extrema.
    OTROS
    • Hermano de vida de Daniel Parra alias “Vandal”
    • Su coche insignia: Toyota 2000GT (Karin 190z), símbolo de sus inicios en Santiago.
    • Cada tatuaje en su cuerpo representa un recuerdo: uno por su padre, uno por su madre, uno por cada pérdida y otro por cada victoria.
    • Aunque parece frío, guarda un profundo resentimiento hacia el pasado y un fuerte deseo de que nadie lo vuelva a pisotear.
    🌑 Infancia y raíces
    Andrés Gironza nació en Cali, Colombia, en un hogar marcado por la tragedia antes de que él pudiera entender lo que pasaba. Su padre, Óscar Gironza, murió en un accidente de tráfico durante un robo fallido. Su madre, Valeria Acuña, quedó sola con dos hijos: una hija mayor y Andrés, apenas un recién nacido.
    Con pocas oportunidades, Valeria decidió salir del país buscando una vida mejor. Así empezaron a moverse por distintos lugares, siempre con la esperanza de escapar de la sombra del crimen y la pobreza.

    La infancia de Andrés fue dura: sin un padre y con una madre luchando contra la desesperanza, no tuvo acceso a estudios ni comodidades. Desde los 5 años ya estaba en la calle, aprendiendo a sobrevivir con pequeños robos para ayudar en la casa. La calle le dio dureza, pero también un sentido de lealtad: siempre se jugaba la vida por su madre y su hermana.

           ⚡ Juventud: el camino de la calle
    

    La adolescencia lo formó como un joven con temple frío y carácter explosivo. Por fuera era tranquilo, casi sereno, pero cuando alguien lo buscaba sabía mostrar la parte agresiva que había aprendido en la calle.
    Se interesó en los autos como una vía de escape: no solo eran máquinas, eran libertad pura. No tenía estudios, pero tenía instinto y habilidad tras el volante. Cada carrera, cada giro al límite, era su manera de sentirse vivo en medio de una
    vida llena de carencias.

    Fue en Santiago de Chile donde su historia se cruzó con la de Daniel Parra. Andrés vio en Daniel algo más que un compañero de calle: lo adoptó como un hermano de sangre. Juntos empezaron a trabajar, a salir adelante y a volverse inseparables en las carreras ilegales.

    💔 El quiebre: la tragedia y Origen de “Pyro”

    El destino los golpeó cuando conocieron a Pedro Montenegro, un pandillero que cruzó el camino de Daniel. Lo que empezó como una disputa en una carrera terminó en un infierno: Pedro y sus hombres entraron en la casa donde vivían, golpeando brutalmente a todos.
    Andrés vio cómo Valeria, su madre, era torturada hasta quedar sin vida, y cómo su hermana Sofía, el amor de Daniel, era asesinada frente a ellos. Ese momento lo marcó para siempre: la familia que había intentado mantener unida fue destrozada por la violencia que tanto habían intentado evitar.

    Aunque malherido, sobrevivió junto a Daniel. Y fue ahí donde su vínculo con él se selló: la venganza contra Pedro Montenegro. Andrés estuvo al lado de Daniel cuando este retomó un arma por primera vez desde su trauma. Él también quería justicia, y juntos encontraron a Pedro. Aunque fue Daniel quien jaló el gatillo final, Andrés nunca se apartó, cargando el mismo peso en su corazón.

    ✈️ Llegada a Los Santos: un nuevo comienzo

    Tras la venganza, la vida en Santiago nunca volvió a ser la misma. Cada calle les recordaba lo que habían perdido. Dos años después, Andrés y Daniel decidieron dejarlo todo atrás y viajar a Los Santos.
    Al principio llegaron sin rumbo, hasta que encontraron trabajo en Top Secret, un taller de autos famoso en la ciudad. Allí perfeccionaron lo que ya sabían de mecánica y comenzaron a hacerse un nombre entre los corredores ilegales.
    El Toyota 2000GT de Andrés llegó poco después, y junto al Aston Martin Vanquish de Daniel volvieron a las pistas, recuperando la adrenalina que siempre los había unido.

    🔥 Overclutch: la familia elegida

    El destino quiso que en una de esas noches llenas de motores rugiendo y luces de neón, Daniel y Andrés llegaran a un punto de encuentro de corredores en Los Santos. La atmósfera estaba cargada: autos afinados, apuestas en cada esquina, y una multitud hambrienta de velocidad.

    Entre todos los coches había uno que robaba miradas: un BMW M3 E46 impecable, manejado por Trevaughn Mayshon, un corredor conocido por su estilo agresivo pero calculador. Daniel, con su Aston Martin Vanquish, no dudó en acercarse; la confianza le corría por las venas. A su lado, Andrés se acomodaba en su Toyota 2000GT, siempre listo para respaldar a su hermano de la calle.
    —¿Qué dices? ¿Una carrera? —le soltó Daniel con una sonrisa desafiante.
    Trevaughn aceptó sin dudar. En cuestión de minutos, los tres estaban alineados: Aston Martin, 2000GT y M3 E46. La multitud rugía, una chica se puso en medio con la cuenta atrás: 1... 2... ¡YA!

    La salida fue brutal. Los tres coches se lanzaron como bestias hambrientas, cada curva era un duelo, cada recta un pulso. Durante toda la carrera, nadie lograba sacar más que centímetros de ventaja. En el último tramo, Daniel logró adelantar apenas por un pelo, cruzando la meta con Andrés y Trevaughn prácticamente a la par.

    En lugar de bronca, hubo respeto. Los tres se bajaron riéndose, compartiendo la adrenalina. Ese momento sembró una amistad que más tarde se volvería hermandad.

    Unos días después, Daniel recibió la llamada de Trevaughn. Les propuso reunirse, esta vez no en una pista improvisada, sino en un lugar más serio. Cuando llegaron, no era solo Trevaughn: había más corredores, más autos, más energía. Allí les habló de Overclutch, no como una pandilla ni como un simple grupo de carreras, sino como una familia.

    Les explicó que Overclutch era más que ganar carreras:

    Era apoyo mutuo: nadie se quedaba solo.
    Era respeto por el asfalto: cada victoria debía ganarse, no robarse.
    Era lealtad absoluta: una vez dentro, eras hermano hasta el final.

    Daniel y Andrés escucharon atentos. Ambos venían de perderlo todo: la madre de Andrés, el amor de Daniel, la familia que los sostuvo en Santiago. Trevaughn les estaba ofreciendo justo lo que más necesitaban: un lugar donde volver a pertenecer.

    Con una sonrisa cómplice entre ellos, aceptaron. Desde ese día, Overclutch se convirtió en su nueva casa.

    unida por los coches y la hermandad.

    Andrés es uno de los corredores más jóvenes del grupo, pero también de los más osados: no teme arriesgar su coche o su vida en una curva peligrosa. Vive rápido, confiado en que la calle es el único lugar donde se siente realmente libre.

    🏁 Actualidad: la hermandad sobre ruedas

    Hoy, con 23 años, Andrés vive en Los Santos como uno de los corredores más jóvenes de Overclutch. Aunque aún lleva el peso de haber perdido a su madre y su hermana, no se hunde en la tristeza: canaliza su rabia y su dolor en el asfalto.
    Su hermano Daniel Parra “Vandal” es su compañero inseparable, y juntos se han convertido en uno de los dúos más respetados de las carreras ilegales de la ciudad.

    Hoy, en las calles de Los Santos, el dúo de Vandal y Pyro es conocido como inseparable. Daniel aporta la cabeza fría y la experiencia, Andrés el corazón ardiente y la osadía. Dentro de Overclutch, no solo son corredores, son hermanos de todos los que llevan el nombre del grupo en el pecho.

    Las carreras ya no son solo adrenalina: son la forma de mantener vivo el legado de lo que perdieron, y de reforzar la hermandad que ahora los sostiene.


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