Harry Lane



  • Harry Lane llegó a Los Santos a los 19 años, escapando de un pasado turbulento en Liberty City. Proveniente de una familia humilde, desde joven desarrolló una fuerte pasión por los autos, obsesión que marcaría su vida para siempre.

    Durante su adolescencia, cayó en el crimen como un medio de supervivencia: robos menores, venta de drogas, carjacking y carding fueron su día a día. A los 17 años fue arrestado tras ser sorprendido asaltando a una mujer en un callejón. Su condena fue de 8 meses en prisión juvenil. Aquella experiencia fue un punto de quiebre.

    Al salir, con apenas 18 años, intentó cambiar. Modificó su identidad, su forma de relacionarse con los demás, pero la sombra del pasado era difícil de esquivar. Desarrolló trastorno de estrés postraumático y una depresión leve, que intentó aliviar sumergiéndose más en los autos, las carreras, la adrenalina... y las drogas. Continuó delinquiendo: vendiendo sustancias, robando, y haciendo estafas online para sobrevivir.

    Sin embargo, esa vida ya no lo llenaba. Siempre soñó con la vida de un Rockstar, de alguien admirado, temido, y libre. A los 19 años tomó la decisión más arriesgada: dejarlo todo y escapar hacia Los Santos.

    Allí comenzó una nueva etapa. Se reinsertó en la sociedad con una actitud completamente distinta. Mostraba un rostro tranquilo, casi imperturbable. Educado, observador, silencioso. Pero al caer la noche, salía su verdadero yo: un amante del peligro, de las emociones fuertes, de la noche, el alcohol, y las carreras ilegales.

    Invirtió casi todo el dinero que obtenía de sus actividades ilegales en su verdadero amor: su Sultan Classic, al que modificaba constantemente con piezas de alto rendimiento. Su mente era afilada, su capacidad de concentración en las carreras lo hacía destacar. Para él, la sociedad no era más que un tablero de ajedrez, y las personas, simples piezas en un juego a largo plazo.
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