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Con tan solo 26 años, Luka Carter es un joven estadounidense cuyo deseo de convertirse en policía está profundamente arraigado en su historia familiar y en los valores que ha cultivado a lo largo de su vida. Nacido en una pequeña ciudad de Texas, Luka creció admirando el trabajo de su padre, un respetado oficial de policía que dedicó más de 30 años de su vida a servir y proteger la comunidad. Esa admiración se convertiría en el motor que impulsaría sus sueños y aspiraciones.
Desde temprana edad, Luka fue educado en un hogar donde la justicia, la honestidad y el servicio a los demás eran pilares fundamentales. Su padre, además de ser un hombre de ley, siempre se esforzó por inculcarle a su hijo la importancia de los valores éticos y morales que definen a un buen policía. "Un oficial no solo lleva un uniforme; representa un compromiso con la verdad y la protección de los inocentes", le solía decir.
Luka asistió a colegios de formación policial reconocidos, donde tuvo la oportunidad de aprender de los mejores instructores del país. Durante su formación, destacó en materias como criminología, derechos humanos y técnicas de intervención. Pero lo que realmente lo diferenciaba era su capacidad para empatizar con los demás, una cualidad que consideraba esencial para el ejercicio de la ley. “La policía no es solo un trabajo. Es una vocación”, afirmaba con convicción.
A lo largo de su trayectoria académica, Luka participó en diversas actividades comunitarias y programas de voluntariado, lo que le permitió conocer de primera mano las realidades y desafíos que enfrenta su comunidad. En cada experiencia, reafirmó su decisión de seguir los pasos de su padre, motivado no solo por el legado familiar, sino también por el deseo genuino de hacer una diferencia. Hoy, Luka Carter no solo sigue los pasos de su padre, sino que también trabaja para construir un futuro más justo en su comunidad.
Tras completar su formación, Luka se presentó ante la fuerza policial de su localidad, donde se sometió a un riguroso proceso de selección.