Biografia Juan Palmilla



  • JUAN PALMILLA

    • NOMBRE COMPLETO:
      Juan Palmilla

    • EDAD:
      22 años de edad

    • LUGAR DE NACIMIENTO:
      Sevilla.España.

    • NACIONALIDAD:
      Española

    • SEXO:
      Hombre

    • PADRES:
      Padre: José Palmilla, extremeño; siempre se ganó la vida como agricultor, hasta que llegó a Madrid.

      Madre: María Jiménez, madrileña; siempre fue ama de casa, hasta que José se la llevó a vivir con él.

    • APARIENCIA FÍSICA:
      Juan es un hombre que mide 1.83 cm, pesa 77 kg, tiene los ojos claros y la piel blanca.

    • PERSONALIDAD:
      Es un hombre muy poco paciente; los nervios le corren por la sangre y no tolera las faltas de respeto.

    • INFANCIA:
      En su infancia, Juan siempre tuvo el gusto de pintar en todas las paredes. Solía hacer “descuelgues” en trenes, con el éxito de tener siempre a la policía pisándole los talones, solo para disfrutar de la adrenalina.

    • JUVENTUD:
      Durante su juventud, Juan se metió en la mala vida: empezó a consumir drogas y terminó involucrado en el mundo de las pandillas.

    • ACTUALIDAD:
      Actualmente, Juan sigue un camino similar al de su juventud. Aún se mantiene en el consumo de drogas y en su pasión por el arte urbano, aunque ahora con más años encima y mayores preocupaciones.

    • EDUCACIÓN:
      Solo completó la escuela primaria. El instituto fue, para él, como una droga más: lo absorbió y lo destruyó.

    • OTROS:
      Juan siempre ha tenido un sueño: ganarse la vida para poder ver la ciudad desde arriba, después de haber venido desde lo más bajo.

    PANDILLERO

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    Juan Palmilla nació en un barrio obrero de Sevilla, España, donde la vida nunca fue sencilla. Desde pequeño, vivió las consecuencias del esfuerzo incansable de su padre por llevar pan a la mesa, aunque las oportunidades eran pocas y la calle lo llamaba fuerte. Rodeado de precariedad, encontró en el arte urbano su vía de escape: el graffiti fue su voz, su rebeldía y su pasión.

    Creciendo entre el ruido de las sirenas y el eco de las esquinas, Juan acabó metido en el mundo de las pandillas. El barrio lo forjó duro, pero nunca apagó su deseo de expresarse. Pintaba muros con rabia y belleza a la vez, dejando su firma entre los callejones: “Palmilla”, como un grito de identidad.

    Buscando un nuevo comienzo y con un sueño entre manos, Juan llegó a Los Santos, una ciudad que parecía prometer más de lo que ofrecía. Recién llegado, caminando por Roy Lowenstein Boulevard, vio un graffiti que cambiaría su vida: "SHOTTA FAM". Aquello le llamó la atención más que cualquier otra cosa en la ciudad. Ese nombre resonaba como una familia, una hermandad.

    Con el tiempo, conoció a los miembros de Shotta Fam, y entre ellos a Derek Lashun, alguien que terminó siendo más que un amigo: un hermano. Juntos comenzaron una nueva etapa, lejos del pasado, pero con los pies aún en el asfalto.

    Poco después, se unieron a la historia dos figuras clave: Duncan Beckett y Adri Ochoa, hermanos no de sangre, pero sí de alma, conocidos por montar eventos de boxeo, exposiciones de coches y movidas callejeras que unían a la comunidad. Juan, siempre atraído por el arte y el movimiento cultural urbano, conectó con ellos al instante.

    Más adelante, Duncan conoció a Liam Browns, un líder de respeto que encabezaba la peligrosa pero organizada pandilla GANG CROWS. Duncan se integró gracias a su vínculo con Liam, mientras Juan seguía su propio camino, con los ojos bien abiertos.

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    En su recorrido por Rancho, cerca de la famosa Covenant Avenue, Juan empezó a cruzarse con un grupo que vestía de rojo y dominaba la zona. Allí conoció a los que luego serían su verdadera familia: THE MOSTOLES. Aunque Juan no era el más fuerte ni el más temido, su respeto no se discutía, lo ganó con actos, lealtad y presencia.

    Pero la vida callejera tiene un precio, y Juan acabó preso. Allí, entre cuatro paredes frías, volvió a encontrarse con su viejo hermano: Duncan Beckett. En prisión, la nostalgia se mezclaba con los recuerdos, y entre conversaciones y estrategias, empezaron a mover ficha. Fabricaban drogas con extremo cuidado, sabiendo que los US Marshals no perdonan errores. Pintaban graffitis en los muros grises de la prisión, llevando color y mensaje donde solo había rutina y desesperanza.

    Tras cumplir su condena, Juan y Duncan salieron juntos, más fuertes, más unidos. Juan tendió la mano, presentó a su gente, y Duncan pasó a formar parte de THE MOSTOLES , no como un invitado, sino como uno más, ganado con sudor y respeto.

    Hoy, Juan Palmilla sigue caminando por las calles que una vez lo vieron llegar como un forastero. Su nombre no es el más sonado, pero en cada esquina, cada muro y cada mirada de respeto, se sabe quién es. Un artista. Un pandillero. Un hermano. Un sobreviviente.

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