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NOMBRE: Kenny Hennessy APODOS: Kenn Edad y Fecha de nacimiento: 20 años. 17 de Noviembre de 2005
INICIOS EN LOS 2000'S
Kenny Hennessy nació en un hospital deteriorado del Bronx, Nueva York, en una madrugada fría de diciembre. Desde pequeño, su vida estuvo marcada por calles grises, peleas en los callejones y la eterna sirena de patrullas que zumbaban en la noche. Su madre, cansada de ver a su hijo crecer entre pandillas y desesperanza, decidió mudarse cuando Kenny apenas tenía 10 años. El destino: Los Santos, una ciudad que, en sus sueños, representaba una nueva oportunidad.
Pero Los Santos no era lo que prometían las postales. Especialmente en South Los Santos, donde terminaron viviendo, el peligro era solo una versión distinta del Bronx: nuevos colores de bandanas, pero las mismas balas silbando al caer la noche.
PROBLEMAS DE LOS 2010'S
A los 14 años, Kenny ya era un rostro conocido en Chamberlain Hills. Se movía rápido, era inteligente, y no tardó en hacerse un nombre entre los muchachos que controlaban las esquinas. Vendía drogas para sobrevivir, para llevar algo de dinero a su casa y sostener a su madre, aunque cada billete parecía pesarle en el alma. A veces llegaba con moretones; otras, con la mirada perdida, recordando a algún amigo que no volvería a ver.
Con el tiempo, Kenny dejó de ser el chico que recibía órdenes para convertirse en alguien que las daba. Pero el precio era alto. Cada noche, al recostarse en su cama, se preguntaba si viviría para ver otro amanecer. Cada esquina que doblaba era una apuesta contra la muerte.
A los 18 años, Kenny ya había sobrevivido a tiroteos, redadas, traiciones y funerales improvisados en las aceras. Tenía cicatrices invisibles que pesaban más que las heridas de bala. Pero lo que más le dolía no eran sus propias heridas, sino ver a su madre, cada noche, encendiendo una vela y murmurando oraciones en silencio, suplicando un milagro para su hijo.
La vida en Los Santos no le daba tregua. La calle era como un océano bravo: si no sabías nadar, te hundías. Y Kenny, aunque era fuerte, sabía que incluso los más duros caían tarde o temprano.
ESPOSA
ZOE ZOLDYCK
A los 19 años, en medio del caos y la violencia, conoció a Zoe Zoldyck, una mujer blanca de 27 años, con un pasado igual de turbulento. Zoe había llegado a Los Santos buscando dejar atrás su propia historia de excesos y malas decisiones. Se conocieron en una pequeña fiesta clandestina en El Burro Heights, un cruce de caminos para almas rotas. Lo que comenzó como una conversación casual terminó siendo un escape, un refugio mutuo.
Contra todo pronóstico, se enamoraron.
Apenas unos meses después, Kenny y Zoe se casaron en una ceremonia improvisada, bajo las luces parpadeantes de un pequeño salón de bodas en Vinewood. Había familia, había grandes discursos, promesas sinceras y un beso que parecía sellar un pacto de supervivencia.
Keep my wife's name out your fucking mouth!
HERMANOS
JORDAN NEWYORK
Encontró a su hermano de otra vida: Jordan Newyork. Jordan no era su sangre, pero era su familia. Crecieron juntos en las mismas calles, compartieron los mismos peligros y las mismas risas raras en momentos de calma. Si había alguien en quien Kenny confiaba su vida, era en Jordan. Era el tipo que aparecía sin preguntar cuando las cosas se ponían feas, el que te cubría la espalda cuando nadie más lo haría.
Con el tiempo, Kenny dejó de ser un simple peón en el tablero del barrio. Se ganó respeto —y miedo— en las calles, y Jordan siempre estuvo a su lado.
NIGGERIA NEWYORK
Niggeria Newyork era distinta a todo el mundo que Kenny había conocido. Era fuerte pero dulce, con una mirada que atravesaba toda la basura de las calles y veía a las personas como realmente eran. Creció en el mismo barrio que ellos, respirando el mismo aire cargado de peligro, pero siempre con una energía distinta, como si creyera que la vida podía ser algo más que sobrevivir.
Para Kenny, Niggeria era como una hermana pequeña. La cuidaba, la protegía. Muchas noches, después de jornadas largas y oscuras, ella era quien les devolvía algo de humanidad con una simple broma, una risa inesperada, o una mirada que decía: "no importa lo sucio que estés, todavía vales algo."
Niggeria, Jordan, Zoe y Kenny no eran solo amigos. Eran familia.
A sus 20 años, Kenny Hennessy decidió que era hora de buscar un camino diferente. No sería fácil. Tenía enemigos, cicatrices invisibles y un pasado que no perdonaba. Pero esta vez, no estaba solo.
STREET BOYZ
Pero las calles no perdonan a los solitarios.
Tras cumplir los 20 años, Kenny y los suyos entendieron que para sobrevivir realmente en Los Santos, necesitaban algo más grande que ellos mismos.
Fue entonces cuando aparecieron los Street Boyz.
Los Street Boyz ya eran una pandilla temida en el barrio: jóvenes, violentos, ambiciosos. Controlaban el tráfico de drogas, las armas, los robos, todo lo que se movía en el sur de la ciudad.
No se unía cualquiera a los Street Boyz.
Pero Kenny, Jordan y Zoe no eran cualquiera.
Su reputación en la calle ya hablaba por ellos. Sus nombres ya sonaban en susurros en los callejones y las esquinas.
Así fue como los Street Boyz los reclutaron.
No fue una invitación amable. Fue una prueba: misiones peligrosas, lealtades ciegas, sangre derramada. Y ellos pasaron cada prueba sin pestañear.
En poco tiempo, Kenny y sus amigos no solo eran parte de los Street Boyz: eran considerados entre los más confiables y temidos dentro de la organización.
Kenny, con su fuego interno y su instinto callejero. Jordan, con su mente estratégica para mover mercancía y cubrir rastros. Zoe, con su sangre fría para manejar negocios y tratar con enemigos.
Mientras tanto, Niggeria los apoyaba desde las sombras, aunque no estaba oficialmente dentro. Era la voz que, en los momentos más oscuros, les recordaba que aún había algo por lo que valía la pena luchar.
MERCADO NEGRO
El Mercado Negro, la red clandestina competitiva de tráfico de armas y drogas, había sido el campo de batalla entre pandillas de Los Santos. Las reglas eran claras: el que controlara las rutas, las armas y los contactos, controlaba la ciudad.
Y los Street Boyz querían esa supremacía.