Biografía Brian Lamont



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    Historia de Brian "Big-L" Lamont

    Brian Lamont, nacido el 7 de enero de 1999 en Los Ángeles California mejor conocido como "Big L", era el hermano mayor de Koven, que este nacería dos años después y durante años, fue el protector y mentor del menor. Desde su adolescencia, Brian entendió que en South Central no había muchas opciones: trabajar como un esclavo por migajas o tomar el control de su destino por la fuerza. Eligió la segunda opción.

    Con 16 años, Brian ya dirigía su propio pequeño imperio de droga, y su reputación en las calles creció rápidamente. Se convirtió en un hombre de respeto, temido tanto por sus aliados como por sus enemigos. Pero con el poder, vinieron las traiciones. En un ajuste de cuentas con una banda rival, Brian fue emboscado y recibió varios disparos. Sobrevivió de milagro, pero la cárcel se convirtió en su destino cuando la policía lo atrapó con las manos en la masa.

    Pasó un poco menos de tres años tras las rejas, en este periodo de tiempo murieron sus padres que igualmente estaban en el mundo de las drogas, estos serian fusilados por bandas enemigas. Por lo tanto veía cómo su hermano menor, Koven, tomaba su lugar en el bajo mundo. Desde la prisión, intentó advertirle del camino que estaba tomando, pero el destino de los Lamont ya estaba escrito en la sangre y el asfalto de South Central. Cuando finalmente salió, su mundo había cambiado. Los viejos amigos ya no estaban, las calles no eran las mismas y su hermano estaba al borde de la caída, siendo su abuela su única familia que les quedaba.

    Brian tenía que decidir: intentar salvar a Koven o aceptar que el juego ya los había consumido a ambos.

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    Brian Lamont nunca creyó en las segundas oportunidades. En su mundo, los errores se pagaban con sangre o con una celda. Pero cuando él y su hermano Koven llegaron al punto de quiebre, aceptaron la realidad: el juego los había consumido, y si seguían por el mismo camino, solo habría dos destinos esperándolos.

    Fue entonces cuando aparecieron ellos. Las Familias de Forum Drive o como los conocen fuera del barrio F A M I L I E S. No eran solo una pandilla, sino un código, una hermandad construida sobre algo más que el dinero y la violencia. A diferencia de otros grupos, Families protegía a los suyos y no se olvidaba de donde venía. Brian y Koven no solo fueron aceptados, fueron acogidos como hermanos caídos en busca de un hogar.

    Los primeros meses fueron de adaptación. Brian, acostumbrado a ser líder, tuvo que aprender a seguir reglas, a compartir el control. Koven, con la rabia aún ardiendo en su pecho, encontró un nuevo propósito en la lealtad y el compromiso con su nueva familia. Aprendieron que la violencia no era la única forma de sobrevivir; el respeto también se podía ganar de otras maneras.

    Pero el pasado nunca se queda enterrado. Los enemigos que Brian y Koven dejaron atrás los seguían de cerca, esperando el momento justo para cobrarse viejas deudas. Cuando los rumores de su regreso comenzaron a correr, supieron que la guerra era inevitable. Sin embargo, esta vez no estaban solos. Las Familias de Forum Drive luchaban como uno solo, y quien se metía con uno, se metía con todos.

    La batalla por su redención no sería fácil, pero Brian y Koven estaban dispuestos a todo. Ya no peleaban solo por ellos, sino por su nueva familia, por un futuro que nunca creyeron posible. Y esta vez, no pensaban perder.

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    El ascenso de los hermanos Lamont dentro de las Familias de Forum Drive no fue cuestión de suerte, sino de estrategia y determinación. Brian, o mas conocido en las calles como Big L con su mentalidad fría y calculadora, entendió desde el primer día que en este nuevo mundo no bastaba con la lealtad; había que demostrar resultados. Y Koven mas conocido como K.L, con su fuego inquebrantable, se encargó de que nadie pusiera en duda su compromiso con la causa.

    Mientras otros veían en las calles el único camino para el poder, Brian supo que la verdadera llave estaba tras las rejas. En las prisiones, donde la violencia nunca descansa y el control lo dicta quien tenga el mejor flujo de mercancía, encontró su oportunidad. A través de viejos contactos y con la protección de los F A M I L I E S, estableció un sistema eficiente para hacer llegar droga a los bloques de Forum Drive para empezar la distribución masiva de la misma. No solo lo hacía llegar, sino que aseguraba que el dinero se moviera sin interrupciones, con disciplina y orden.

    Los meses pasaron y la red de distribución dentro de las cárceles creció más allá de lo que nadie esperaba. La calidad del producto y la puntualidad de las entregas hicieron que el nombre de Brian Lamont o Big L se susurrara con respeto entre los internos y hasta entre los guardias corruptos que se beneficiaban del negocio. Koven, por su parte, era el ejecutor. Se aseguraba de que las transacciones se respetaran, de que las palabras valieran más que las balas… aunque cuando era necesario, también se usaban balas.

    La jerarquía interna de las Familias de Forum Drive o F A M I L I E S no tardó en notar su éxito. Lo que comenzó como una simple prueba de confianza se convirtió en una operación clave para la organización. Brian y Koven dejaron de ser simples soldados y pasaron a ser piezas fundamentales dentro de Las Familias de Forum Drive. Sus decisiones ya no solo afectaban su propio destino, sino el de todos los que vestían los colores de los F A M I L I E S.

    Pero en el juego del poder, el crecimiento rápido siempre trae consecuencias. Los rivales que antes los ignoraban ahora los veían como una amenaza. Las facciones enemigas dentro de la prisión empezaron a mover fichas para recuperar el control del mercado, y en las calles, algunos viejos enemigos aún guardaban rencor por las guerras pasadas.

    El siguiente paso estaba claro: si querían mantener su lugar en la cima, debían demostrar que estaban listos para todo. Y cuando la sangre volviera a teñir el pavimento de South Central, el mensaje sería claro: F A M I L I E S ya no era solo una pandilla, era una fuerza que nadie podía detener...

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    La guerra contra los Ballas

    La calma en Forum Drive nunca fue más que un espejismo. Y en el fondo, Big L lo sabía. En este juego nadie se quedaba en la cima mucho tiempo sin que alguien viniera a probarte. Y esa prueba llegó, como siempre, desde el otro lado de la ciudad… los malditos Ballas.

    Viejos enemigos, rivales de sangre desde tiempos que ni los más veteranos recuerdan con claridad. La diferencia es que ahora no se trataba solo de colores o calles marcadas, ahora la disputa era por el negocio, por el verdadero poder: el control del flujo de droga en South Central.

    Los Ballas, viendo el crecimiento de Las Familias de Forum Drive o F A M I L I E S y el peso que los Lamont, Mckenzie y Ndrangheta entre otros habían conseguido, comenzaron a moverse. Empezaron lento, tanteando el terreno, dejando caer pequeñas cantidades de mercancía en los bloques cercanos, corrompiendo esquinas que antes nos pertenecían. Sabían que provocar de frente a Las Familias de Forum Drive y en este caso a Big L y K.L era firmar su sentencia, pero la ambición los cegó.

    Primero fueron las esquinas de Grove Street, luego el punto en Carson Ave… y cuando nos dimos cuenta, ya estaban metiendo mano en Forum Drive, el corazón de nuestra casa.

    Las tensiones se sintieron en el aire. Las miradas cruzadas, los tiroteos aislados, los rumores de que los Ballas estaban ofreciendo el doble a nuestros propios soldados para traicionar. En menos de una semana, el barrio se convirtió en un campo minado.

    Big L no tardó en reunir a los mas OG de los F A M I L I E S. Sabía que la respuesta tenía que ser medida, pero firme. “Esto no es solo por la calle, es por respeto. Si dejamos que los Ballas avancen un centímetro más, estamos muertos.”

    Mientras tanto, K.L. se encargaba de lo suyo. Reuniendo a los más leales, asegurando que cada esquina, cada pasillo y cada callejón estuviera blindado. No solo era defender, era contraatacar. Los Ballas tenían que entender que meterse con los Lamont y las demás Familias de Forum Drive era un error que iban a pagar caro.

    Las primeras bajas no tardaron en llegar. Un par de nuestros muchachos cayeron en Strawberry, emboscados con armas como cuchillos, bates y demás mientras hacían una entrega. Koven se encargó de ir personalmente a buscar a los responsables. Esa misma noche, la sangre de los Ballas manchó el concreto. K.L. no dejó a ninguno vivo.

    Pero la guerra apenas comenzaba.

    El territorio se volvió un infierno. Por las disputas contra los Ballas y la presencia de unidades Anti Pandillas en el lugar, las ventas se detuvieron en algunos puntos por miedo a las balaceras e investigaciones. Los clientes se empezaban a alejar y el dinero… el dinero dejó de fluir como antes. Big L lo sabía: no podíamos permitir que esto se alargara. Porque en este juego, el que pierde el control de la calle, pierde todo.

    Las Familias se preparan. Ya no es cuestión de vender más droga o ganar más dinero. Ahora se trata de sobrevivir y reafirmar el dominio en South Central.

    Los Ballas se creen listos… pero no conocen de verdad lo que pasa cuando haces sangrar a los F A M I L I E S.
    Porque si algo tienen claro en Forum Drive es que la guerra es inevitable, y cuando la sangre vuelva a correr… va a ser morada, pero también mucha va a ser púrpura.

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    El verdadero enemigo: La guerra contra los federales

    La victoria sobre los Ballas no fue el final, solo el comienzo de una batalla aún más grande. Forum Drive volvió a teñirse de verde, pero esta vez, no solo por los colores de los F A M I L I E S, sino por la presencia de los federales y la unidad Anti Pandillas de Los Santos.

    Después de semanas de sangre y fuego, la supremacía de los F A M I L I E S quedó clara. Los Ballas fueron reducidos, sus esquinas tomadas, su influencia borrada como cenizas al viento. Pero la paz nunca dura mucho en South Central. Con el dominio de Forum Drive asegurado, los federales no tardaron en intervenir.

    La policía de Los Santos ya estaba harta de ver el barrio convertido en una zona de guerra, pero lo que realmente les preocupaba era el dinero. Las Familias habían logrado lo que pocos en la historia del crimen organizado: consolidar un imperio sin rivales directos. Con el mercado de la droga bajo su control, el flujo de efectivo era más grande que nunca, y donde hay dinero, hay ojos que lo vigilan.

    Las redadas empezaron de inmediato. Casas reventadas a plena madrugada, patrullas recorriendo cada esquina, helicópteros iluminando las calles como si fuera el maldito fin del mundo. Pero Big L no llegó hasta donde estaba sin saber adaptarse. Sabía que la guerra contra los Ballas era solo el prólogo; ahora venía la verdadera prueba: sobrevivir al asedio de los federales.

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    Ocultarse para sobrevivir

    Brian "Big L" Lamont entendió que si quería seguir siendo uno de los OG de los F A M I L I E S, tenía que dejar de ser el centro de atención. Su rostro estaba en todos los informes de la Anti Pandillas, su nombre era mencionado en cada reunión de la fiscalía. Si lo atrapaban, no habría salida fácil. Así que tomó la decisión más difícil: mantenerse en las sombras o sino tendría que desaparecer.

    Cambió su apariencia. Se cortó el cabello, dejó de vestir tanto los colores representativos dejando solo su bandana y poco mas, de igual manera limitó su presencia en las calles. No era fácil para alguien como él, un líder que había construido su nombre con fuego y plomo, pero era necesario. Koven, AK y el resto de los OGs de los F A M I L I E S hicieron lo mismo. Se movían en sombras, comunicándose a través de terceros, asegurándose de que cada movimiento fuera calculado al milímetro.

    Pero el barrio no se quedaba quieto. La presencia de la Anti Pandillas solo intensificó la violencia. La policía no jugaba limpio: detenciones arbitrarias, golpes sin provocación, desapariciones. La gente del barrio estaba harta y el odio crecía cada día más. Y cuando la presión es demasiada, algo tiene que explotar.

    El fuego en las calles

    Los tiroteos con la policía comenzaron como incidentes aislados, pero pronto se convirtieron en algo cotidiano. En cada esquina había patrullas y en cada patrulla, oficiales listos para disparar sin hacer preguntas. Una redada en Carson Ave y Forum Drive terminó en una persecución que dejó a un par de soldados de los F A M I L I E S gravemente heridos. El barrio ardía de rabia.

    Big L sabía que no podían ganarle al sistema con balas, pero tampoco podían quedarse quietos. Se aseguraron de tener ojos en todas partes, de saber cada movimiento de la policía antes de que ocurriera. La información se convirtió en su arma más letal. Los federales pensaban que tenían el control, pero cada vez que hacían un movimiento, los F A M I L I E S ya estaba un paso adelante.

    Pero aún así, la guerra no daba tregua. Los enfrentamientos no eran solo con la policía; había infiltrados, traidores que vendieron información para salvar su pellejo. Las balas no solo venían de los uniformados, sino de aquellos que antes llamaban hermanos.

    El futuro incierto

    Brian y Koven sabían que el juego estaba cambiando. Las reglas ya no eran las mismas. Antes, la lucha era por el territorio, por el dinero, por el respeto. Ahora, era por la supervivencia.

    Las Familias de Forum Drive seguían de pie, más fuertes que nunca, pero con un precio más alto que nunca. La guerra contra los Ballas fue solo un capítulo; la guerra contra los federales y la corrupción dentro del mismo barrio era una historia sin final.

    Y en South Central, solo hay dos formas de salir de una historia así: como una leyenda… o como un fantasma.

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    LA DESGRACIA LLEGA A BRIAN

    La guerra contra los federales se había cobrado su primer trofeo... y era uno que Brian "Big L" Lamont jamás habría querido perder.

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    Koven Lamont, conocido en el barrio como AK, cayó en una noche fría y silenciosa estando el llevando una gran cantidad de droga para abastecer a los negros de South Central. No fue una patrulla cualquiera. No fueron los federales. Fue algo mucho peor: una traición.

    La noticia corrió como pólvora en South Central. Koven, su hermano de sangre, su mano derecha, su confidente, estaba muerto. No en una esquina defendiendo el territorio. No en un tiroteo a fuego cruzado. Lo habían entregado. Lo habían cazado como a un animal, sabiendo exactamente dónde estaría, y a qué hora. No era casualidad. Había un delator y Big L no pararía hasta encontrarlo.

    Cuando Brian recibió la llamada, sintió cómo su mundo se partía en dos. El barrio seguía en movimiento, la guerra no paraba... pero para él, el tiempo se detuvo. Era como si el ruido de las sirenas, los helicópteros, los gritos, todo quedara a lo lejos.
    Solo había silencio... y el vacío brutal de saber que su hermano menor ya no estaba.

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    El colapso

    Big L no lloró esa noche. No podía.
    La rabia le congeló el corazón.
    Se encerró durante días en una de las casas seguras de Carson Ave, sin recibir a nadie, sin hablar siquiera con sus propios soldados. No comía, no dormía. Solo pensaba en una cosa: ¿Quién fue? ¿Quién había vendido a su familia?

    Lo único que lo mantenía atado a esta vida era su abuela, la mujer que lo había criado cuando sus padres se perdieron en la mierda del sistema.
    Ella, una roca en medio del infierno, fue quien le recordó quién era realmente.

    —"Mijo... tú no puedes rendirte ahora. No después de todo lo que han sufrido. No después de todo lo que han construido. Koven no querría verte así."

    Brian la escuchaba en silencio, las palabras calándole como puñales en el alma. Ella era su única familia ahora. Y sabía que, por ella, por Koven, y por todos los caídos de Forum Drive, no podía caer.

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    Renacer en el fuego

    Cuando finalmente salió a la calle, ya no era el mismo.
    Ya no era Brian, el OG sonriente, el estratega, el líder que hacía bromas entre planes de ataque.
    Ahora era Big L, el hombre que había perdido a su hermano y que solo tenía un propósito: mantener a los F A M I L I E S vivos... y cobrar venganza.

    Empezó desde abajo, reconstruyendo su círculo más cercano.
    Solo la sangre más leal, solo soldados que hubieran demostrado que morirían antes de hablar.
    Cada movimiento era estudiado. Cada palabra, cada gesto, era analizado. No se confiaba en nadie que no hubiera demostrado su valor en la guerra.

    Mientras tanto, en las calles, el nombre de Big L resonaba más fuerte que nunca.
    No como un simple OG, sino como una leyenda viva, el tipo que se había levantado del dolor más profundo y seguía caminando, más decidido que nunca.

    La cacería

    Big L juró que encontraría al traidor, sin importar cuánto tiempo tomara.
    Era una promesa que se tatuó en el alma.
    Y cada día que pasaba, cada bala disparada, cada esquina recuperada, era un paso más cerca de cumplir su juramento.

    Sabía que en este juego no había garantías. Que en South Central solo hay dos caminos: morir joven o sobrevivir lo suficiente para convertirte en un monstruo.
    Y si eso era lo que necesitaba para honrar a Koven y proteger a su abuela... entonces Big L estaba listo para ser el peor monstruo que Forum Drive jamás hubiera conocido.

    Porque en su mundo, la familia lo era todo.
    Y él no descansaría hasta ver al traidor caer de rodillas...
    ...o morir intentándolo.

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  • Cicatrices del corazón

    Aunque su alma estaba curtida por la guerra, Big L seguía siendo humano.
    Y en medio del caos, de la venganza, del humo de los disparos y la memoria de Koven, dos mujeres se cruzaron en su camino.
    No lo buscó. No lo esperaba. Pero ahí estaban.

    Samira o mejor conocida como Sist, con la mirada intensa, hija del barrio, tatuada de lealtad y calle. Sabía moverse entre las sombras, tenía historia, tenía cicatrices. Era fuego puro.
    Akary o mejor conocida como AK, por otro lado, venía de fuera, pero se había ganado el respeto rápido. Inteligente, fría en el juego, pero cálida cuando nadie miraba. Una estratega. Una mujer de visión.

    Ambas lo entendían. Ambas lo miraban sin miedo, sin juzgarlo por lo que era ni por lo que se había convertido.
    Y Big L... él sentía algo por las dos. Algo que no sentía desde antes de que todo se desmoronara.

    Pero el amor, en su mundo, era un lujo peligroso.

    —"No es momento pa' esto," se repetía. "El corazón se ablanda y ahí es donde te parten el alma."

    Aun así, no podía evitarlo. En las noches, entre planes y balas, pensaba en ellas. En lo que sería su vida si el barrio no lo hubiera reclamado. En cómo el dolor lo había hecho duro… pero no de piedra.

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    Graffiti eterno

    El nombre de Koven no había muerto con él.
    No mientras Big L respirara.

    Con una lata en la mano y la capucha puesta, recorría callejones y paredes olvidadas de South Central.
    KOVEN 08.04.2025.
    FAMILIES BIGL - L
    Su firma estaba en cada trazo. En cada esquina que una vez caminaron juntos.
    A veces lo hacía en silencio. A veces con el beat de fondo reventando en los audífonos.
    Pero siempre con el corazón ardiendo.

    Sabía que los graffitis eran más que tinta.
    Eran historia. Memoria.
    Una forma de gritar que su hermano no se fue por nada. Que los nombres que la calle tragó seguirían vivos en los muros del sur de Los Santos.

    Doble filo

    El amor, la guerra, el arte y la sangre. Todo se cruzaba en su camino.
    Brian ya no estaba seguro de quién era.
    ¿El monstruo que prometió ser, o el hombre que todavía podía sentir?

    Pero algo sí tenía claro:
    Nadie tocaría a las Familias de Forum Drive.
    Nadie borraría el nombre de Koven.
    Y nadie usaría su corazón contra él.

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    El ascenso

    La calle ve. La calle recuerda. Y la calle respeta a quienes sangran por ella.

    Big L no pedía reconocimiento. Solo justicia.
    Pero su nombre empezó a pesar más.
    No solo por los grafitis con el nombre de Koven.
    No solo por las esquinas que volvió a pintar de verde.
    Sino por su lealtad. Su hambre de proteger. Su manera de mover las piezas con la cabeza fría y el alma ardiendo.

    Los O.G.s —los verdaderos, los que ya llevaban tres generaciones respirando guerra en South Central— comenzaron a prestarle atención.

    "Ese foo no solo tiene corazón, tiene visión."
    "No se dobla. No se vende. Y mueve gente sin decir mucho."

    Uno a uno, empezaron a acercarse. No con promesas, sino con pruebas.
    Primero le ofrecieron más soldados. Luego le confiaron esquinas clave. Y cuando vieron que Big L no fallaba… le dieron la palabra.

    Un día, en la vieja calle de Forum Drive, bloque de la familia, se sentaron un par de los O.G.s más pesados del bloque.
    Y en esa mesa de respeto, entre humo, cerveza y silencio, se dijo lo impensable:

    —"Forum Drive es tu responsabilidad, Big. Eres una de la voces más pesadas en el set ahora. Deberás que cuidarlo. Pa' levantarlo. Pa' que nunca vaya a caer."

    Él no dijo mucho. Solo bajó la cabeza, apretó los puños… y juró que no los iba a defraudar.

    Nueva era

    Con el poder vienen los peligros.
    Ya no solo tenía que pensar en su venganza. Ahora cargaba con todo un barrio.
    Tenía que cuidar a los suyos, cerrar alianzas, mantener el flujo, evitar traiciones.

    Las noches se hicieron más largas. Las decisiones más difíciles.

    AK le exigía corazón. Sist le pedía visión.
    Y la calle, como siempre, pedía sangre.

    Pero Big L se mantuvo firme.

    Ahora tenía voz. Tenía peso.
    Y cada vez que hablaba, la cuadra escuchaba.

    Ya no era solo el hermano de Koven.
    Era el que caminaba con su nombre grabado en la piel y en las paredes.
    Era el monstruo que la calle creó…

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  • Guerra sin rostro

    Los muros hablaban.
    El nombre de Koven brillaba en los callejones.
    Forum Drive resurgía bajo el cuidado y palabra de Big L.
    Pero no todo era respeto en el barrio.

    Conforme Big L crecía, la ley empezó a verlo como un problema.
    No solo un pandillero más.
    Un símbolo.
    Una amenaza.

    Las unidades antipandillas —los llamados CRASH modernos— comenzaron a ensuciar las calles más que cualquier enemigo.
    Patrullas negras. Chalecos antibalas. Linternas en la cara a cualquier hora.
    Puños. Patadas. Armas desenfundadas solo por caminar siendo quien eras.

    Para Big L, ya no solo era guerra contra las pandillas rivales.
    Era guerra contra los que decían representar "orden".

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    Primera sangre

    La primera vez que lo tumbaron fue en la esquina de Carson Ave.
    Tres patrullas, seis agentes.
    Sin preguntar. Sin advertencia.

    —"Al piso, pinche perro."

    Big L resistió. No por orgullo, sino porque sabía que tirarse era quedar a merced de quienes no veían diferencia entre "delincuente" y "sobreviviente".

    Hubo golpes. Hubo rodillazos.
    Pero no quebró.
    Ni una palabra. Ni una lágrima.

    Ese día aprendió que las balas no siempre vienen de un gang rival.
    A veces, vienen con placa y permiso.

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    Cacería constante

    Las siguientes semanas fueron una pesadilla.

    Toques de queda no oficiales.
    Allanamientos sin orden.
    Amenazas veladas.

    "Sabemos quién eres, Big L.
    Sabemos lo que estás haciendo.
    Te vamos a enterrar antes de que te conviertas en mártir."

    Pero Brian, Big L, no se doblegó.
    Se adaptó.
    Cada esquina que defendía, cada bloque que marcaba, ahora lo hacía mirando sobre su hombro no solo por traidores... sino por los que traían una placa.

    No podían atraparlo fácil.
    No podían quebrarlo.
    Y eso los enfermaba.

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    Peleas de verdad

    Una noche, en Forum Drive, los federales intentaron montarle un teatro.
    Droga en su mochila. Testigos falsos.

    Pero el barrio respondió.
    Sist filmó todo desde un rooftop.
    AK hackeó las radios de la poli para hacer ruido.
    Los O.G.s salieron de sus casas. Gritaron. Encendieron las cámaras.

    La presión de la calle revirtió la jugada.

    Big L, golpeado pero libre, se ganó otro tipo de respeto:
    No solo era un soldado.
    Era un símbolo de resistencia.

    Manchas en la placa

    A partir de ahí, los enfrentamientos fueron inevitables.
    Big L y los suyos comenzaron a responder a su manera:

    • Maniobras.

    • Cortes de calle.

    Mensajes en los muros:

    "La calle también vigila."

    La policía quería callarlo.
    Pero solo lo hacían más fuerte.

    Cada noche en Forum Drive era una batalla silenciosa.
    Cada día era una apuesta a la vida.

    Ya no era solo por Koven.
    Ahora era por todos los que el sistema quería borrar sin dejar rastro.

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    El monstruo que ellos crearon

    La ironía era amarga.
    Big L, al que llamaban "delincuente", solo era el reflejo del odio que ellos sembraron primero.

    El barrio lo sabía.
    La calle lo sabía.
    Y aunque la guerra seguía...
    Cada vez que Big L caminaba por su bloque, la gente apartaba la mirada.
    No por miedo.
    Sino por respeto.

    Brian "Big L" no era un santo.
    Pero tampoco era el demonio que pintaban.

    Era el eco de todos los que habían caído.
    Era la voz de los olvidados.

    Y mientras quedara aliento en su pecho...
    nadie pondría la rodilla en el cuello de Las Familias de Forum Drive sin enfrentar su furia.

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    Discord Personal: 4puntas
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