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NOMBRE COMPLETO: Mysaria Khalil. EDAD: 23. LUGAR DE NACIMIENTO: Dubái. NACIONALIDAD: Emiratos Árabes Unidos. Emiratí. SEXO: Femenino.
PADRES: No date.
APARIENCIA FÍSICA: Mysaria es una muchacha de tez blanca un tanto bronceada. Su estatura es de 1,77m y su peso de 75 kilogramos, cuerpo promedio. Posee un pelo castaño largo y levemente ondulado. A lo largo de su cuerpo lleva varios tatuajes, ya que a pesar de ser saudí no es fiel a la cultura y creencia del país.
PERSONALIDAD: Su personalidad es impredecible, completamente enfocada en sus objetivos. A menudo se presenta como una persona calmada y calculadora. Si bien no tiene miedo de hacer alianzas temporales con otros, nunca confiará plenamente en nadie. Es capaz de traicionar a aquellos que la ayuden si eso significa conseguir lo que quiere. Mysaria no duda en cruzar cualquier línea, sea moral o legal, si eso significa que puede avanzar en su camino.
HISTORIA
Mysaria creció en Dubái, hija de un empresario cuyo imperio abarcaba desde inversiones legítimas hasta actividades clandestinas y delictivas. Desde temprana edad, fue expuesta a las complejidades y peligros de los negocios de su padre, aprendiendo a navegar entre la luz y la sombra. A pesar de esto nunca fue muy afín a su patria, desde muy pequeña y con la influencia de su madre, comenzó con el rechazo a la cultura y tradición de Emiratos Árabes Unidos. A los 16 años, se mudó a los Estados Unidos junto a su madre y tiempo más tarde, tras cumplir con la secundaria, estudió informática en una prestigiosa universidad. Sus habilidades técnicas y su capacidad para resolver problemas complejos la hicieron destacar entre sus compañeros. No obstante, la presión de su familia y el conocimiento de los secretos oscuros del negocio familiar siempre la acechaban.
Durante su estancia en Estados Unidos, Mysaria comenzó a desarrollar una doble vida. Por un lado, era una estudiante modelo y prometedora en el mundo de la tecnología. Por otro lado, mantenía contacto regular con su padre y su red, utilizando sus conocimientos informáticos para mejorar las operaciones clandestinas de la familia.
Mysaria se encontró enredada en una compleja red de lealtades familiares, ambiciones personales y un sentido de responsabilidad hacia su propio futuro. Su destreza en la informática la convirtió en una pieza clave en el entramado delictivo de su familia, pero también la llevó a cuestionar constantemente sus propias decisiones y la moralidad de sus acciones. A medida que su habilidad para maniobrar entre estas dos realidades aumentaba, Mysaria comenzó a concebir su propia visión de poder y control, alejándose de la influencia directa de su padre y buscando establecer su propio imperio, donde la delgada línea entre lo legal y lo ilegal se difuminaba aún más.
Por dichos motivos, decidió cortar definitivamente los lazos que la unían a su patria y familia. Es así como en compañía de un ex camarada informático de su carrera, Leo Rodriguez, emprendió viaje una vez más a la ciudad de Los Santos. En dicha ciudad comenzaría su nuevo renacer, ahora, sin la sombra de su familia en sus hombros cuyo único recuerdo sería un bastón con un águila dorada.
En Los Santos, Mysaria prosperó como nunca antes. La ciudad, con su caos y oportunidades infinitas, se convirtió en el terreno perfecto para desarrollar su propio poder. Con el respaldo de los mafiosos rusos, se adentró en el mundo del crimen organizado con una visión estratégica y calculadora. No era simplemente una pieza dentro del engranaje de la organización; Mysaria creó su propio espacio, construyó su influencia, y estableció un código de lealtad basado en eficiencia y resultados.
Como miembro del grupo especializado en seguridad, fortaleció los protocolos internos, estableció métodos de vigilancia, y diseñó sistemas informáticos que hacían imposible el acceso no autorizado a los movimientos de la organización. Sin embargo, Mysaria nunca dejó de observar el panorama general: sabía que en el mundo del crimen, la estabilidad era una ilusión.
Sin embargo, la tranquilidad nunca dura en este mundo. Un día, un mensaje codificado llegó a sus manos: una filtración en Dubái había expuesto datos comprometedores de su antiguo negocio familiar. Aunque Mysa se había separado de su pasado, aquel error podría llevar a un colapso en el entramado que alguna vez fue su legado. Era un dilema—ignorar la crisis y continuar con su nueva vida, o regresar a Dubái para limpiar el desastre antes de que su nombre volviera a ser parte de un juego que ya no quería jugar.
Leo intentó convencerla de mantenerse al margen, pero Mysaria sabía que había demasiado en juego. Con una red de contactos cuidadosamente seleccionada, organizó su retorno a Dubái con la discreción que la caracterizaba. Su objetivo no era reencontrarse con su familia, sino entrar, resolver el problema y desaparecer nuevamente.
Al llegar, se encontró con un escenario aún más peligroso de lo que imaginaba. No solo la filtración había puesto en jaque los intereses de su padre, sino que facciones rivales aprovechaban la oportunidad para ganar terreno. Mysaria tenía que moverse con rapidez, decidir a quién podía confiar y encontrar la manera de apagar el fuego sin quemarse en el proceso. Con la sombra de su pasado acechándola y el riesgo de perder todo lo que había construido en Los Santos, Mysaria debía tomar su decisión más arriesgada hasta ahora. ¿Podría salir ilesa de Dubái, o sería arrastrada de nuevo a un mundo del que creía haber escapado?
Cuando finalmente logró neutralizar el problema, se enfrentó a su última decisión. Su padre, debilitado por los enfrentamientos, le ofreció el control del negocio familiar. Un instante de duda la llevó a considerar el poder que podía obtener si aceptaba. Pero Mysaria no era la misma joven que había crecido entre sombras ajenas—ella había construido su propio camino, su propia visión. Sin una palabra, dejó a su padre atrás y abordó un jet privado de regreso a Los Santos. De vuelta en la ciudad, su estatus cambió. La mujer que había rechazado un imperio y regresado para crear uno propio. En Los Santos, Mysaria no huía de su pasado lo transformaba en el futuro que había elegido.