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Soy Maximiliano Calahan, un joven de 22 años y 1,80 de altura, originario de Argentina. Llegué a Los Santos buscando un trabajo digno y una vida mejor, dejando atrás un pasado humilde. Pero al instalarme en un pequeño barrio de Davis, me encontré con una realidad mucho más dura de lo que esperaba. Davis no era solo un vecindario; era un territorio controlado por pandillas. Las calles estaban marcadas por grafitis, los disparos eran tan comunes como el ruido de los coches, y el miedo se respiraba en el ambiente.
Desde el primer día, fui testigo de cómo el crimen dominaba la zona. Vi pandilleros asaltar tiendas, enfrentarse con armas de fuego y torturar a inocentes sin piedad. Una noche, un vecino mío fue brutalmente golpeado por negarse a pagar “protección”. Estuve allí, viéndolo todo, pero no pude hacer nada más que cerrar la puerta y sentirme impotente.
Con el tiempo, mi frustración creció. No podía ignorar lo que pasaba a mi alrededor. Fue entonces cuando empecé a notar a la LSPD. Los oficiales no solo patrullaban las calles, sino que enfrentaban el caos con una valentía que admiraba profundamente. Me inspiraron a creer que había una manera de cambiar las cosas, de devolverle a Davis y a toda la ciudad un poco de paz. Decidí postularme para unirme a la LSPD. Quiero luchar contra la violencia que consume a Los Santos, proteger a los inocentes y demostrar que, incluso en medio del caos, aún hay esperanza para la justicia.