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Evan Taylor nació y creció en un barrio marginal de Los Santos, en las cercanías de Grove Street, donde la violencia y el crimen eran parte del día a día. Desde pequeño, tuvo que aprender a sobrevivir en un entorno hostil, enfrentándose a una realidad que parecía no ofrecer muchas salidas. Sin embargo, Evan siempre tuvo claro que quería más que solo sobrevivir: soñaba con dejar su huella en las calles y reclamar Grove Street como su territorio.
La vida criminal de Evan comenzó cuando, en su adolescencia, fue reclutado por la 811 South Bloods, una pandilla conocida por su control sobre el tráfico de armas y drogas. Su entrada al grupo no fue fácil, pero con el tiempo, Evan se ganó el respeto de los líderes gracias a su lealtad, valentía y capacidad para manejar negocios ilegales. Se dedicó principalmente a la venta de armas y sustancias ilícitas, demostrando una habilidad natural para negociar y mantener la calma incluso en las situaciones más tensas.
A medida que crecía su influencia dentro de los South Bloods, Evan se convirtió en una pieza clave de las operaciones del grupo. Sin embargo, los conflictos internos y la presión constante de las autoridades terminaron por desintegrar la organización. Aunque esto significó el final de una era, Evan no estaba dispuesto a abandonar el camino que había comenzado.
Después de la caída de la 811 South Bloods, Evan encontró un nuevo hogar en la Runner Streets, una organización ilegal con un enfoque más estructurado y ambicioso. En este grupo, Evan se dedicó a fortalecer el liderazgo, ganándose un gran rango gracias a su experiencia previa y su capacidad para mantener el grupo unido frente a las adversidades.
En Runners Streets, Evan participó activamente en el tráfico de armas y drogas, ayudando a expandir las operaciones del grupo y negociando alianzas con otras bandas. Su visión estratégica y su habilidad para resolver problemas lo convirtieron en un referente dentro de la organización. Pero, como había ocurrido con los South Bloods, los conflictos internos y las tensiones con la policía llevaron a la disolución de la banda.
Con dos grandes experiencias a sus espaldas, Evan decidió enfocarse en un objetivo personal: quedarse con Grove Street, el lugar que siempre consideró su hogar. Su meta era clara: adquirir propiedades, invertir en el barrio y consolidar su control sobre las calles donde creció. Este proyecto no solo era una forma de alcanzar poder, sino también de construir un legado que asegurara que su nombre fuera recordado en Los Santos.
En su camino, Evan conoció a Jayden Hill, quien se convirtió en su mejor amigo y vecino. Juntos compartieron sueños, metas y una visión similar de cómo triunfar en las calles. Su amistad se fortaleció a lo largo de los años, y ambos se convirtieron en compañeros inseparables, apoyándose mutuamente en sus negocios y proyectos personales.
Hoy en día, Evan se dedica a coleccionar objetos raros y valiosos, desde armas personalizadas hasta vehículos exóticos. Es un traficante reconocido, especialmente en el comercio de armas, y se ha mantenido activo en los negocios ilegales, siempre moviéndose con cuidado y estrategia para evitar llamar demasiado la atención de las autoridades.
Con una vida marcada por desafíos y ambiciones, Evan continúa persiguiendo su sueño de dominar Grove Street y consolidarse como una figura legendaria en las calles de Los Santos. Su historia es un recordatorio de que, incluso en los entornos más duros, siempre hay espacio para aquellos dispuestos a luchar por lo que quieren.