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Francisco Manuel nació el 19 de septiembre de 2003 en una pequeña ciudad de Michigan. Desde muy pequeño, creció con el ejemplo de su padre, un sheriff respetado en el departamento local. Para Francisco, su padre no solo era una figura de autoridad, sino también un héroe. Lo veía regresar a casa después de largas jornadas, siempre con una mezcla de cansancio y orgullo, llevando su placa con dignidad y el compromiso de proteger a su comunidad.
Cuando Francisco cumplió 10 años, su padre le regaló una vieja estrella de sheriff que había llevado durante sus primeros años de servicio. Ese fue el momento en el que Francisco decidió que algún día seguiría los pasos de su padre. El ambiente de la oficina del sheriff, las historias sobre justicia y valentía, todo lo envolvía y lo impulsaba a trabajar hacia ese objetivo.
Durante su adolescencia, Francisco fue un joven reservado pero determinado. Participaba en actividades escolares relacionadas con el servicio comunitario, y se ofreció como voluntario en la estación de policía local. Estudiaba con esmero, enfocándose en materias que le ayudarían a convertirse en un sheriff ejemplar, como derecho y criminología. Además, comenzó a entrenarse físicamente, sabiendo que el rol de sheriff requeriría fortaleza tanto mental como física.
A pesar de su compromiso con su objetivo, Francisco enfrentó desafíos. La sombra de su padre, conocido por su impecable historial, siempre lo acompañaba. Las expectativas sobre él eran altas, y muchos lo veían como el "hijo del sheriff", esperando que estuviera a la altura. Pero Francisco no quería ser solo el hijo de un hombre respetado, quería forjar su propio camino.