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Nacido un cinco de julio del 2002 en Winnipeg, Manitoba, al sur de Canadá.
Altura de 1,82 metros. Peso de 85 kilos. Cuerpo levemente musculoso. Brazos y pecho y espalda totalmente tatuados, incluyendo el cuello, las piernas y su cabeza. La mayoría del tiempo se encuentra con el pelo rapado y la barba decuidada. Ojos marrón oscuro, siempre con lentes debido a su deteriorada vista.
Habilidoso a la hora de conducir, debido a sus comienzos en el mundo criminal como chofer para robos. Estudios en informática, mecánica automotriz y balística. Experto en negocios que involucren dinero, drogas y armas.
Posee problemas con sus antecedentes penales allá en su país natal. Maneja una mala alimentación a pesar de llevar una rutina de ejercicios físicos y mentales constantes. Miedo a las alturas, lo que conlleva a una pésima conducción aérea.
Con una conducta serena y pacífica hasta cierto punto. Con problemas de ira y egoísmo, pero leal y amistoso al mismo tiempo. Mantiene la calma hasta en los momentos más extremos.
Jayce Brooks nació el 5 de julio de 2002 en Winnipeg, Manitoba, al sur de Canadá. Creció en una familia unida, donde su padre, Phil Brooks, y su madre, Rosemary Hart, le brindaron una infancia tranquila y estable. Jayce era el menor de dos hermanos; su hermano mayor, Jesse, fue una figura importante en su vida, actuando como modelo a seguir y compañero de aventuras. Desde pequeño, Jayce mostró una curiosidad innata por la tecnología y los juegos, pasando horas explorando computadoras y creando sus propios proyectos en casa.
La infancia de Jayce estuvo marcada por la normalidad: días de escuela, juegos en el parque y las pequeñas travesuras típicas de un niño. Sin embargo, a medida que crecía, comenzó a notar las diferencias entre su vida y la de algunos de sus compañeros. A pesar de que su familia era de clase media y disfrutaba de un estilo de vida cómodo, la fascinación por el mundo del crimen y el peligro se hizo presente en él. Esto se acentuó en su adolescencia, donde comenzó a tener contacto con grupos de chicos más rebeldes en su escuela. Aunque nunca fue un delincuente de pleno derecho, la influencia de sus compañeros lo llevó a explorar caminos menos convencionales.
Fue durante esos años de secundaria que Jayce dio sus primeros pasos hacia la vida delictiva. Atraído por la adrenalina, empezó a ser el chofer de sus amigos en robos menores a tiendas locales. Al principio, era solo una forma de diversión, una manera de desafiar la autoridad y experimentar la emoción de hacer algo prohibido. Las escapadas nocturnas se convirtieron en una rutina, y Jayce disfrutaba de la sensación de ser parte de algo emocionante y arriesgado.
Además, Jayce empezó a involucrarse en apuestas en carreras ilegales, donde sus amigos lo animaban a participar. La emoción de las apuestas y la posibilidad de ganar dinero fácil lo sedujeron rápidamente. Aunque al principio solo se trataba de una forma de diversión, la creciente influencia de su círculo social lo llevó a sumergirse más profundamente en ese mundo, buscando siempre más adrenalina y menos reglas.
Durante esos años, Jayce se destacó académicamente, especialmente en materias relacionadas con la informática. Sin embargo, la dualidad de su vida comenzaba a ser evidente: de día, era un estudiante brillante; de noche, un cómplice en robos y apuestas ilegales. Su dedicación a los estudios se veía opacada por la atracción de un estilo de vida peligroso que lo llenaba de emociones intensas.
Tras completar la secundaria, Jayce se graduó con honores, lo que le permitió continuar sus estudios en su ciudad natal. Se graduó como informático, lo que le abrió las puertas a un mundo lleno de posibilidades. Pero el lado oscuro que había comenzado a germinar en su adolescencia no estaba dispuesto a dejarlo ir tan fácilmente.
Decidido a dejar atrás su vida en Winnipeg, Jayce se mudó a los Estados Unidos para estudiar un posgrado en economía en Princeton. Esta decisión, aunque académicamente sólida, también fue un intento de escapar de la vida monótona que había conocido. En Princeton, Jayce se sumergió en un ambiente intelectual vibrante, donde hizo amistades valiosas y amplió su visión del mundo. Sin embargo, esa vida de lujos y privilegios no lo llenaba del todo. La adrenalina que sentía al jugar en los límites de la legalidad lo mantenía siempre al borde.
Después de completar su posgrado, la vida de Jayce dio un giro inesperado. Decidió mudarse a Los Santos, una ciudad llena de oportunidades, pero también de peligros. Atraído por el ambiente dinámico y caótico de la ciudad, rápidamente se vio inmerso en un mundo que lo tentaba con un estilo de vida lleno de emoción y riesgos. Fue en los canales de Vespucci donde conoció a un grupo de personas con las que forjó lazos, el grupo criminal conocido como Dirty Money. A pesar de tener una vida aparentemente plena, el deseo de pertenecer a algo más grande y la sed de aventura lo llevaron a involucrarse en actividades ilegales.
La vida con Dirty Money se convirtió en un ciclo de emociones intensas y decisiones arriesgadas. Jayce empezó a desempeñarse como vendedor de armas, un papel que le brindó un sentido de poder y control que no había encontrado en su vida anterior. A medida que se adentraba en el mundo del crimen, comenzó a participar en robos de vehículos y otras actividades ilegales que, aunque peligrosas, le ofrecían la adrenalina que tanto anhelaba.
A pesar de los lujos y la aparente felicidad que la vida de criminal le ofrecía, Jayce enfrentaba una batalla interna constante. El contraste entre su vida académica en Princeton y su nueva realidad en Los Santos lo llevó a cuestionar sus elecciones. A menudo recordaba las enseñanzas de sus padres y las expectativas que tenían sobre él. Sin embargo, el toque criminal siempre estuvo presente, un imán que lo atraía hacia el lado oscuro de la vida.
En la actualidad, Jayce Brooks continúa su vida en Los Santos, navegando entre el éxito y la incertidumbre. La vida con Dirty Money le ha brindado amigos leales y un sentido de pertenencia, pero también lo ha colocado en situaciones peligrosas. Su futuro es incierto, atrapado entre la posibilidad de redimirse y la tentación de seguir por el camino del crimen. A medida que enfrenta las consecuencias de sus elecciones, Jayce se encuentra en una encrucijada, reflexionando sobre su vida y los caminos que aún le quedan por explorar. La historia de Jayce es un recordatorio de cómo las decisiones que tomamos en la juventud pueden marcar el rumbo de nuestra vida, llevándonos por senderos que a veces parecen inescapables.