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Nicolás Perutti nació en una ciudad tranquila en el norte de los Estados Unidos, en el seno de una familia que siempre priorizó los valores de la empatía, el servicio a los demás y la búsqueda de la excelencia. Hijo de dos médicos, su padre era cirujano cardiovascular y su madre, pediatra, ambos profundamente comprometidos con su vocación de ayudar a las personas. Desde niño, Nicolás creció entre historias de sacrificio, de noches en vela y de vidas salvadas, lo que despertó en él un profundo deseo de hacer algo significativo por su país.
Una infancia marcada por el servicio
Nicolás no era como otros niños. Mientras sus amigos soñaban con ser atletas o estrellas de cine, él siempre hablaba de cómo quería cambiar el mundo. A veces acompañaba a sus padres al hospital y observaba cómo trataban con esmero a cada paciente, sin importar su origen o condición social. Esto lo inspiró a preguntarse cómo podría ayudar no solo a una persona a la vez, como sus padres, sino a toda una nación.
En la escuela, era un estudiante sobresaliente, pero lo que más destacaba de él era su sentido de justicia y su capacidad para escuchar a los demás. Se involucraba en proyectos comunitarios, organizaba eventos benéficos acerca de la salud y siempre estaba dispuesto a ayudar a quien lo necesitara, ya fuera un amigo, un vecino o alguien en la calle. No tardó en ganar reconocimiento en su comunidad por su corazón generoso y su firme compromiso con las causas sociales.
El despertar de su vocación nacional
Cuando llegó a la universidad, decidió estudiar medicina, con la idea de enfocarse a fondo a la salud y poder ayudar desde ese ambito a las personas. Para Nicolás, no bastaba con desear un cambio; había que comprender las dinámicas sociales y económicas que afectaban a las personas, sobre todo a los más vulnerables. Además, se formó en derecho con la intención de utilizar su conocimiento para ayudar a quienes no tenían voz.
Durante sus años universitarios, trabajó con diversas organizaciones sin fines de lucro, enfocado en problemas como la pobreza, la educación y la salud pública. Estas experiencias lo marcaron profundamente, pues vio de primera mano cómo las políticas gubernamentales, cuando no se aplicaban adecuadamente, podían afectar negativamente a millones de personas. Fue entonces cuando se comprometió a usar sus conocimientos para hacer una diferencia real en su país.
Un líder en crecimiento
A medida que avanzaba su carrera, Nicolás se dio cuenta de que quería postularse para un cargo público. Sabía que desde esa posición podría tener una mayor influencia para marcar la diferencia en el ambito de la salud. Sin embargo, no le interesaba convertirse en un agente gubernamental reconodio; quería ser un líder que escuchara las verdaderas necesidades de la gente, que no estuviera atado a intereses privados y que tomara decisiones basadas en principios éticos.