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Derek Bishop es un joven de veintiún años que vive en el bullicioso barrio de Pillbox en Los Santos. Con una figura delgada y cabello negro desordenado, se mueve por las calles con la mezcla de despreocupación e inquietud que caracteriza a los jóvenes adultos de su edad. Sus ojos celestes brillan con una curiosidad innata, siempre observando el mundo a su alrededor, especialmente las situaciones caóticas que parecen ser parte del día a día en la ciudad.
Los padres de Derek, Amelia y Ryan Bishop, son inmigrantes que llegaron a Los Santos con la esperanza de un futuro mejor. Amelia, una madre cariñosa y trabajadora, se dedica a la cocina en un pequeño restaurante coreano, donde sus platos son elogiados por los locales. Ryan, su esposo, trabaja como mecánico en un taller cercano, siempre con las manos sucias pero con una sonrisa en el rostro. Aunque han luchado para mantener a su familia a flote, la vida en Los Santos les ha enseñado a ser cautelosos.
Derek, a pesar de la buena crianza que recibió, se encuentra a menudo en medio de situaciones delictivas, no porque participe, sino porque observa. Desde su lugar favorito en un banco del parque, es testigo de peleas entre bandas, robos de coches y transacciones sospechosas. En su mente, cada escena se convierte en una historia, y su imaginación vuela mientras toma notas mentales de todo lo que ve. Aunque sueña con una vida más tranquila, no puede evitar sentirse fascinado por la energía caótica de la ciudad, una dualidad que lo lleva a reflexionar sobre lo que significa realmente vivir en un lugar donde el peligro y la diversión a menudo se entrelazan.