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En 1999, un 14 de junio, Estefanía Reyer nació en el estado de Texas, Estados Unidos. Su madre, Paula Jackson, trabajaba como asistente en una empresa de seguros, mientras que su padre, Morgan Reyer, era alguacil de un pequeño pueblo dentro de Texas llamado Wimberley. Desde pequeña, vio cómo su padre arriesgaba su vida para salvar a otras personas y siempre lo admiró. También admiraba a su madre por el tiempo que le dedicaba a la oficina. Cuando Estefanía cumplió 12 años, al ver que su padre estaba en forma y era policía, decidió seguir su ejemplo para poder salvar a las personas indefensas. Así que se inscribió en un gimnasio local de su pueblo y comenzó a seguir los pasos de su padre. Cuando cumplió 17 años, estaba en su casa cuando llamaron a la puerta. Su madre la abrió y, después de 30 segundos, cayó al suelo. Estefanía, preocupada, fue a ver qué sucedía y vio a dos oficiales parados en la puerta. Temerosa de lo peor, preguntó a los oficiales y ellos le respondieron que su padre había sido asesinado por un delincuente. Desde ese momento, Estefanía trabajó más duro para poder convertirse en ayudante de la ley. Al terminar la secundaria, se mudó a Los Santos y se graduo en la universidad de medicina en busca de una oportunidad, con la esperanza de poder ayudar a los indefensos.