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EDAD: 19 Años
LUGAR DE NACIMIENTO: Ecuador
NACIONALIDAD ACTUAL: Americana
SEXO: Mujer
PADRES: N/A
APARIENCIA FÍSICA: Su rostro es su rasgo más distintivo, marcado por una cicatriz profunda que cruza su mejilla derecha, un recuerdo permanente de un ataque sufrido durante un intento de extorsión. Esta cicatriz, lejos de disminuir su apariencia, le da un aire intimidante que refleja las batallas que ha librado. Sus ojos, de un color oscuro y penetrante, siempre están alerta y parecen mirar directamente al alma de quien se cruza en su camino, reflejando tanto dolor como una fría determinación. Fiorela lleva el cabello largo, generalmente recogido en una trenza o suelto, cayendo en cascada por su espalda. Su cabello es oscuro y lacio, con mechones que a menudo caen sobre su frente, enmarcando su cara con un aspecto salvaje y desinhibido. En su cuerpo, los tatuajes son otra señal de su vida en los barrios marginales. Lleva varios tatuajes que representan su afiliación a la banda Marabuntas, una pandilla temida en su entorno. Estos tatuajes, que recorren sus brazos, cuello y espalda, son símbolos de su lealtad y su posición dentro de la banda. Entre ellos, destaca uno en particular: un gran diseño en su antebrazo que muestra la insignia de la Marabunta, un símbolo que advierte a los demás sobre su peligro y compromiso con la vida que ha elegido. Fiorela Racutto es una joven de personalidad reservada y enigmática. Desde muy pequeña, la vida le enseñó que el silencio es una poderosa arma, por lo que ha desarrollado un carácter callado y observador. Rara vez habla, y cuando lo hace, sus palabras son directas y precisas, sin adornos ni rodeos. Prefiere actuar antes que hablar, y su silencio muchas veces dice más que cualquier discurso.
PERSONALIDAD: La intimidación es una de sus características más destacadas. A pesar de su juventud, Fiorela posee una presencia que impone respeto y miedo a quienes la rodean. Su mirada penetrante y la cicatriz en su rostro son suficientes para hacer que la mayoría de las personas piensen dos veces antes de acercarse o desafiarla. Nunca sonríe abiertamente, y cuando lo hace, es con un gesto frío que parece ocultar más de lo que revela. Fiorela es extremadamente cautelosa y desconfiada. La traición y el dolor que ha experimentado a lo largo de su vida le han enseñado a no confiar en nadie, y es por eso que siempre mantiene una distancia emocional con los demás. Aunque pertenece a una banda, su lealtad no es ciega; ella siempre analiza las situaciones y a las personas a su alrededor, buscando cualquier señal de amenaza. A pesar de su aparente dureza, Fiorela tiene una astucia afilada y una capacidad para analizar las situaciones con una frialdad impresionante. Es calculadora y estratégica, siempre un paso adelante en cualquier conflicto. Esta habilidad para prever problemas y su rapidez para reaccionar le han permitido sobrevivir y prosperar en un entorno peligroso. Sin embargo, detrás de esta fachada dura y distante, existe un profundo dolor y una lucha interna constante. Aunque rara vez lo muestra, Fiorela es consciente de la soledad que la acompaña y del precio que ha pagado por su supervivencia. Sin embargo, en lugar de dejarse llevar por la vulnerabilidad, utiliza estas emociones como combustible para seguir adelante, reforzando aún más su coraza emocional.
Fiorela Racutto nació en 2005 en una pequeña ciudad, pero su vida dio un giro oscuro a una edad temprana. A los 7 años, fue abandonada por sus padres, quienes la dejaron a su suerte en un entorno implacable. Sin un hogar ni una guía, Fiorela se vio obligada a sobrevivir en las calles, donde la desesperación y la soledad la empujaron a tomar caminos peligrosos. Pronto encontró refugio en los barrios marginales conocidos como "Rancho", donde la pobreza y la violencia eran el pan de cada día. En ese ambiente hostil, Fiorela se cruzó con la pandilla Marabunta, una organización temida y respetada en la zona. A pesar de su juventud, Fiorela demostró una capacidad innata para la supervivencia y un coraje que la distinguió de los demás. Su entrada a la banda no fue fácil, pero rápidamente se ganó su lugar entre ellos, ganando respeto a través de actos audaces y su determinación implacable. Con tan solo 19 años, Fiorela se había forjado un nombre en "Rancho". Su apariencia intimidante, marcada por tatuajes de la banda y una cicatriz profunda en su rostro, era una advertencia para quienes osaban subestimarla. Aunque era joven, la dureza de su vida la había convertido en una persona callada, calculadora y extremadamente cautelosa. Su silencio y mirada penetrante la hacían parecer mayor de lo que era, y su reputación en la comunidad de los Marabuntas era la de una líder potencial, alguien a quien no se debía tomar a la ligera. Fiorela se convirtió en una leyenda local, una figura emblemática de la vida en "Rancho". A pesar del peligro constante y la violencia que la rodeaba, ella nunca flaqueó, utilizando su inteligencia y astucia para mantenerse un paso adelante de sus enemigos y de las autoridades. Su historia es un reflejo de la dureza de la vida en los barrios marginales, donde la supervivencia a menudo requiere sacrificios inimaginables. Hoy, Fiorela Racutto es tanto una advertencia como un símbolo en "Rancho". Su nombre evoca respeto y temor, y su vida es un testimonio de lo que puede llegar a ser una persona cuando es empujada al límite. Aunque marcada por la tragedia, Fiorela ha demostrado que, incluso en las circunstancias más difíciles, es posible encontrar una manera de sobrevivir y hacerse un nombre en un mundo que no ofrece segundas oportunidades.