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Carlos Urrutikoetxea (Miravalles), Vizcaya, 11 de junio de 2001), también conocido como Carlos Ternera, es el nieto de José Antonio Urrutikoetxea Bengoetxea, exterrorista español, y posteriormente diputado en el Parlamento Vasco entre 1998 y 2005.
Carlos Urrutikoetxea nació en 2001 en Miravalles, un pequeño pueblo situado en el corazón de Vizcaya, en el País Vasco. Desde temprana edad, su vida estuvo marcada por la sombra de un legado familiar complicado. Su padre, Iñaki Urrutikoetxea, provenía de una familia con una historia turbulenta.
La infancia de Carlos transcurrió entre la belleza natural de las montañas vascas y la tensión latente que rodeaba la historia de su familia. A pesar de la carga emocional que llevaba su apellido, Carlos creció en un ambiente amoroso y acogedor. Sus padres, conscientes de la importancia de proporcionarle una crianza estable, hicieron todo lo posible por protegerlo de los aspectos más oscuros del pasado familiar. A medida que Carlos crecía, se encontraba con miradas de recelo y juicio por parte de algunos vecinos, quienes conocían la historia de su abuelo y su conexión con el pasado violento del País Vasco. Sin embargo, Carlos aprendió a enfrentar estas adversidades con determinación y orgullo por su identidad vasca.
A pesar de la sombra que proyectaba el legado de su familia, Carlos encontró consuelo y alegría en la naturaleza que lo rodeaba. Pasaba horas explorando los bosques cercanos, escalando las montañas y sumergiéndose en los ríos cristalinos. La naturaleza se convirtió en su refugio, un lugar donde podía escapar del peso de las expectativas y los prejuicios.
A medida que avanzaba hacia la adolescencia, Carlos se enfrentó a la difícil tarea de reconciliar el legado de su familia con sus propias aspiraciones y valores. Se dio cuenta de que no podía escapar de su apellido ni de la historia que lo acompañaba, pero también comprendió que tenía el poder de escribir su propio destino y definir quién quería ser. Con determinación y coraje, Carlos se propuso forjar su propio camino en la vida, uno que estuviera marcado por la compasión, la tolerancia y el deseo de construir un futuro mejor. Aunque el camino hacia la aceptación y la redención sería difícil, Carlos estaba dispuesto a enfrentar los desafíos que se le presentaran en su búsqueda de identidad y propósito.
Después de completar sus estudios en Bachillerato, Carlos Urrutikoetxea decidió unirse con 19 años al ejército español. Esta decisión fue impulsada por su deseo de servir a su país y de buscar un propósito más allá de las sombras de su pasado familiar. A través del ejército, Carlos esperaba encontrar un sentido de pertenencia y contribuir de manera significativa a la sociedad.
Como parte de su servicio, Carlos fue desplegado en misiones en el extranjero, incluidos países africanos afectados por conflictos. En estas misiones, Carlos experimentó de primera mano la brutalidad de la guerra, así como también tuvo que tomar decisiones difíciles en momentos de crisis.
Carlos Urrutikoetxea, después de años de servicio en el ejército español y de enfrentarse a las duras realidades de la guerra en diferentes partes del mundo, sintió la necesidad de un nuevo comienzo. A pesar de haber cumplido con su deber y haber servido con honor, las cicatrices emocionales de su experiencia en el campo de batalla pesaban cada vez más en su espíritu.
Además, el legado familiar de su padre como hijo de un terrorista vasco lo hacía sentir atrapado en un ciclo de violencia y conflicto del cual quería liberarse. Anhelaba dejar atrás las sombras del pasado y buscar un futuro donde pudiera vivir en paz y construir una vida basada en sus propios valores y aspiraciones.
Después de mucha reflexión y consideración, Carlos decidió inmigrar a los Estados Unidos específicamente a Los Santos, en busca de nuevas oportunidades y una segunda oportunidad en la vida. Había escuchado historias sobre la tierra de las oportunidades y la diversidad, y esperaba encontrar un ambiente acogedor donde pudiera reinventarse y dejar atrás el peso de su pasado. Este viaje no era para tomar unas vacaciones sino para empezar de cero, Carlos consiguió rápidamente la nacionalidad estadounidense y empezó a trabajar.