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Dexter Wallace era un joven de veinticinco años que recién había llegado a la bulliciosa ciudad de Los Santos en busca de una nueva oportunidad para ayudar a su familia. Sus padres, Noah Wallace y Scarlett Burch, habían sido víctimas de una serie de infortunios que los habían dejado en una situación económica precaria. A pesar de su juventud, Dexter sentía una fuerte responsabilidad hacia ellos y estaba decidido a hacer todo lo que estuviera a su alcance para mejorar la situación de su familia.
Los Santos, una ciudad conocida por su diversidad y oportunidades, presentaba un escenario desafiante pero prometedor para Dexter. Con una pequeña maleta llena de sueños y determinación, llegó a la ciudad con la esperanza de encontrar un trabajo estable que pudiera ayudar a aliviar la carga financiera de sus padres. Su primer paso fue buscar empleo en la industria de la construcción, ya que tenía habilidades en carpintería y albañilería gracias a su padre, quien había sido un hábil trabajador de la construcción antes de que la mala suerte golpeara a la familia.
Dexter pronto encontró trabajo en una pequeña empresa de construcción local. Aunque el trabajo era duro y los días eran largos, estaba agradecido por la oportunidad de ganar dinero honradamente. A medida que pasaba el tiempo, su habilidad y dedicación lo hicieron destacar entre sus compañeros de trabajo. Se ganó la confianza de su jefe y fue ascendido a un puesto de liderazgo, lo que le permitió aumentar sus ingresos y ayudar a su familia en casa.
Además de su trabajo, Dexter comenzó a tomar clases nocturnas para mejorar su educación y ampliar sus oportunidades profesionales. Si bien el camino era difícil y muchas veces se encontraba cansado, su determinación nunca flaqueó.