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Había una vez un chico llamado Brian McCarthy, de 23 años, cuya pasión por la policía había estado presente desde que era muy pequeño. Desde temprana edad, Brian admiraba el valor y la dedicación de los hombres y mujeres que servían en las fuerzas del orden. Siempre soñaba con el día en que él también tendría la oportunidad de formar parte de esa noble profesión y marcar la diferencia en su comunidad. Brian provenía de una familia modesta, pero eso no detuvo su determinación. Mientras crecía, leía libros y revistas sobre policías y crímenes, asistía a eventos comunitarios donde podía interactuar con agentes de policía y se mantenía al tanto de las noticias relacionadas con el orden y la justicia. Su habitación estaba decorada con pósteres de la policía y tenía una colección de distintivos y gorras de diferentes cuerpos de policía. Conforme pasaban los años, Brian se preparaba intensamente para lograr su sueño. Se esforzaba en sus estudios, tomando clases relacionadas con la ley y la justicia en la universidad. Además, se entrenaba físicamente para estar en la mejor forma posible cuando llegara el momento de cumplir su objetivo. No importaba cuántos obstáculos se interpusieran en su camino, siempre encontraba la motivación para superarlos y continuar hacia adelante. Un día, mientras navegaba por internet, Brian se encontró con un anuncio que cambiaría su vida. El Departamento de Policía de su ciudad estaba reclutando nuevos oficiales, y finalmente se le presentaba la oportunidad de hacer realidad su sueño. Sin perder un segundo, completó la solicitud y se preparó para enfrentar los desafíos del proceso de selección.