Bill Foster



  • Bill Foster nació en el 1982 en Belfast(Irlanda del Norte), hijo de padre irlandés y madre británica.
    Raymond Foster, su padre, trabajaba vendiendo automóviles en un negocio local cuando conoció a el amor de su vida, Fathima, una mujer de color muy agraciada y grandes curvas que se dedicaba al mantenimiento de los jardines públicos de la zona rica del norte de Belfast. El amor surgió de inmediato y nació Bill.
    Bill fue un niño muy activo durante su niñez, siempre adoptaba una actitud dominante, y también de responsabilidad cuando jugaba con sus amigos. Era bastante obvio que tenía madera de líder, un carácter distante, pero atento, usando pocas palabras, pero las adecuadas, siempre escuchando y haciendo cábalas para el futuro. Sus deseos e ilusiones eran siempre la meta, a pesar de que nunca los desvelaba en público.
    En su adolescencia y camino a mayoría de edad tuvo muchos problemas y sus estudios terminaron muy mal. De cara al público no parecía tener problemas con nadie ni armar jaleos. Pero tuvo varios episodios violentos con compañeros que creían que se podían aprovechar de él. Después de varios intentos de grupos de compañeros de ajustar cuentas con él en privado, en los que Bill conseguía defenderse y devolver los golpes, llegó el día en el que todo salió mal, y un chico al que Bill golpeó, murió de manera inesperada. Se perforó el cuello con las esquirlas de una viga antigua que sufría desperfectos y murió desangrado en cuestión de minutos.
    Con 17 años, Bill fue a la cárcel de Belfast, al módulo 2 de menores de edad, lo que cambió su vida completamente. Bill fue sentenciado a 3 años de prisión por homicidio y omisión de auxilio al chico que mató. La cárcel no ayudó a que se volviera más sociable ni a calmar sus ansias de conseguir sus objetivos de futuro, que eran tener un concesionario propio donde vender vehículos exclusivos traídos de europa y japón. Terminó los estudios a distancia y tuvo una vida decente dentro de prisión.
    En los años posteriores no tuvo el éxito que esperaba en cuanto a sus planes. Tras mucho trabajo vendiendo coches en el trabajo donde heredó el puesto de su padre, consiguió cierto capital e hizo una inversión. Compró dos contenedores robados llenos de coches alemanes nuevos, traídos de europa.
    Una cosa llevó a la otra y a los pocos meses, Bill trabajaba vendiendo coches de lujo robados en el garaje inferior de su concesionario, bajo el control de la organización mafiosa local que controlaba la economía del lugar. Pasado el tiempo, el negoció peligró y recibió amenazas por carta, de cierta gente que sabía a lo que se dedicaba cuando cerraba por la tarde y se dedicaba a vender los coches por la deep web, lo que le daba tremendos beneficios.
    Poco después su madre fue asesinada, su local incendiado y su casa y ordenador destrozados. Bill tomó medidas y ocultó su capital de cryptomonedas en un paper wallet, donde estaba el código que representaba su monedero y por ende, su dinero. Se despidió de su padre por teléfono y cogió el coche a la ciudad contigua, donde compró un vuelo a parís. Allí permaneció varias semanas, asegurándose de que no seguían su pista.
    Adoptó una vida de escapista, siempre huyendo, siempre planeando, siempre buscando las salidas posibles, listo para escapar. Pronto adquirió complejo persecutorio, siempre pendiente de los alrededores por si alguien venía a por él. Una manía pasó a una obsesión. Obsesión por ser más listo que la gente que le perseguía. Por supuesto no le perseguía nadie en aquellos momentos. Esa obsesión derivó en problemas psicológicos, de confianza en la gente y de ganas de socializar.
    Con el paso de los años, la salud mental de Bill no mejoró, y se convirtió en un pintoresco hombre, con grandes aspiraciones pero sin empatía por los demás y mucho egocentrismo. La desconfianza por los demás causó que tuviera problemas con varias mujeres, con las que nunca supo tratar como ellas querían.
    Al final Bill solo intentaba buscar la salida de todo, viajando por Europa y Asia, hasta que llegó a EEUU...


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