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Nombre: Artur Apellidos: Volkov Edad: 25 años Fecha de nacimiento: 06/02/1997 Nacionalidad: Español
Artur nació el 6 de febrero de 1997, en un familia humilde la cual vivía en Teremok, un pueblo de San Petersburgo, Rusia. Su padre, de nacionalidad rusa, llamado Dimitri Volkov era mecánico de un taller popular de aquel pueblo el cual estaba pasando por una mala racha dado a una crisis generada por la guerra pasada. Su madre, de nacionalidad española, llamada María de la Cruz era enfermera de una pequeña consulta que trataba a los pocos habitantes de aquel pueblo. Debido a la crisis que había, cada día se hacía más difícil el poder traer comida a casa y la calefacción era un lujo que muy pocas personas se podían permitir. Teniendo tan sólo 6 meses de vida, sus padres tomaron la decisión de emprender un viaje para tratar de encontrar una nueva vida y poder asegurarme un buen futuro. Para ello tomaron todos sus ahorros, vendieron la casa y compraron un vuelo hacia Sevilla, Andalucía. Era un cambio bastante drástico, y sobretodo para su padre ya que apenas sabía hablar español. Su madre consiguió trabajo en un residencia personas de mayores y su padre comenzó a trabajar en talleres de polígonos, tratando de apañárselas como podía con lo poco que sabía de español. Pasado unos 6 años, comencé la escuela. Era un niño tímido, que apenas hablaba con mis compañeros pero aprendía muy rápido. Tan sólo observando era capaz de aprender, lo cual me ayudó mucho en mi futuro. El resto de mi infancia fue tranquila, sin tener nada fuera de lo normal. A los 16 años tomé la decisión de hacer un grado medio de automoción, debido a que tenía una gran pasión por el mundo del motor generada por mi padre. Por la mañana estudiaba en el instituto y por las tardes me iba con mi padre al taller donde el trabajaba y echaba una mano en todo lo que podía. Cuando terminé el grado medio, comencé a trabajar en el taller donde estaba mi padre hasta los 20 años, donde tomé la decisión de cursar un grado superior de automoción y así tener una titulación más. Mientras que estudiaba, comencé a informarme acerca de la policía y se despertó una chispa dentro de mí que me generaba una gran curiosidad por ver como se sentía ser policía por un día. Cuando terminé mi grado, comencé a plantearme en mi cabeza el explorar nuevos sitios e intentar comenzar una nueva vida por mi parte. Me hice de valor y un día hablé con mis padres acerca de dicho asunto, y al principio a ellos les pareció raro pero a los días lo entendieron y me ayudaron a buscar sitios donde irme a vivir. Reuní todos mis ahorros y vi unas ofertas de vuelo hacia Los Santos, EE.UU. Mis padres me comentaron que allí tenía un primo del cual hacía tiempo que no sabían nada pero que según se enteraron no le iba mal. Contactaron con él y le preguntaron si había posibilidades de progresar en dicha ciudad. El les comentó que poniendo empeño y trabajando duro se podía llegar a ser lo que uno quisiera, lo cual me motivó y me hizo comprar un vuelo. Con 23 años iba a comenzar una nueva vida, y realmente me sentía asustado pero a la vez motivado por conocer nuevas culturas, nuevas personas, etc... Tomé el vuelo y cuando aterricé me sonó el teléfono. Era mi primo, Juan Montenegro, el cual me dijo que había enviado a un amigo suyo a recogerme al aeropuerto. Me dijo que su amigo, llamado Pedro Vialpando, tendría un cartel con mi nombre y que no tuviera miedo en preguntarle. Al principio me parecía extraño pero no tenía otra opción, con lo cual me puse a buscarlo. Cuando lo encontré, era un tipo amable con un deportivo bastante bonito y tenía pinta de llevar mucho por aquí. Del aeropuerto me llevó a comprarme ropa, a conocer a otro tipo, me explicó un poco acerca de la ciudad y me llevó a la autoescuela. Una vez terminé con el examen, nos dirigimos a una torre llamada "Pillbox". Una vez allí, subimos al ascensor y Pedro sacó de su bolsillo una llave. Posteriormente me dijo: "Oye Artur, tú primo me dió esto y me comentó que podías quedarte a vivir el tiempo que necesites hasta que te sientas cómodo y te puedas permitir una casa". Yo arqueé una ceja y asentí con la cabeza. Subimos al piso y era gigantesco, todo amueblado y con unas vistas increíbles. En la entrada había una carta escrita a mano y un fajo de billetes que hacían un total de 10.000$. En la carta ponía lo siguiente: "Artur, soy Juan. Espero que te guste el piso, puedes quedarte todo el tiempo que necesites, yo me he tomado unas vacaciones por un tiempo y creo que no te vendría mal un sitio donde quedarte. Cualquier duda o problema que tengas puedes contactar conmigo o con Pedro. Además Pedro trabaja en un taller que te sería de gran ayuda para comenzar a ganar dinero. Espero que te lo pases bien, cuídate y nos vemos pronto". Guardé el dinero en un armario y salí del piso. Pedro me recogió, me llevó hasta el taller donde el trabajaba y me consiguió un puesto de trabajo. A partir de ahí, comenzó mi nueva vida en "Los Santos".