Austin Scott



  • Nacimiento

    La historia de Austin Scott se remonta al día de su nacimiento el día 10 de Marzo de 1989 en Arkansas, EEUU.

    Ese día, el cual era lluvioso y caían rayos como si del fin del mundo se tratase, su padre, Marlon Scott, corría sin descanso hacia la entrada del hospital, totalmente mojado y desorientado. Al llegar al hospital, se dirigió rápidamente hacia la recepción del hospital "Chicot Memorial Medical Center" y miró fijamente a la auxiliar que se encontraba en ese momento en el puesto, la cual tenía peor cara que Marlon, tras haber trabajado toda su jornada y varias horas extras; cruzaron miradas, ambas cansadas y de un grito rápido y conciso, debido a la exaltación del futuro padre, le preguntó dónde estaba su mujer, Angelina Ros.

    Tras esa situación, algo cotidiana para la trabajadora, ambos se dirijieron hacia dónde se encontraba Angelina, la cual llevaba 6 horas de parto, y entre gritos de dolor y respiraciones agitadas y como si hubiese estado esperando a Marlon para dar el paso, Angelina empujó con todas sus fuerzas expulsando de su interior a Austin, como si de un proyectil de tratase.

    El niño no lloraba, no reaccionaba ante nada. Las miradas de los padres solo mostraban preocupación y desesperanza ante cada golpe que el doctor le daba al niño con el fin de conseguir que éste reaccionara... y lo acabó haciendo, finalmente lloró como si una alarma de incendios hubiera sonado, era increíble ver como ese niño, el cual estaba esperado por ambos padres con muchísimo cariño, había vuelto a la vida tras haber nacido sin ella.

    Infancia

    Austin fue criado en el mayor cariño de ambos padres en una calle de ensueño y una casa familiar la cual contaba con un jardín dónde siempre se podía observar al perro de la familia, Toby. Incluso pese a tener todo lo que pidiese o quisiera, Austin no era un niño caprichoso, era un niño que prefería jugar con sus padres o pasar tiempo con su querido perro.

    Sus padres, ambos trabajadores de una cadena de televisión local, trabajaban a deshoras y siempre intentaban turnarse a fin de poder custodiar a su hijo el mayor tiempo posible, pero incluso con sus esfuerzos, a veces debían contar con ayuda de la niñera, una vecina adolescente de la misma calle la cual solía cuidar a Austin cuando ambos padres coincidian en turno.

    A sus 8 años, Austin empezó a interesarse en el mundo del fútbol, y pese a su corta edad, no se perdía ni un solo partido retransmitido en televisión ni soltaba la pelota el tiempo que podía. Además, era la excusa perfecta para jugar un rato con sus grandes amigos, John y Mike, ambos vecinos del mismo.

    A sus 10 años, descubrió lo que era el amor, y lo descubrió de la peor forma posible, siendo no correspondido. Austin se fijó en la hermana pequeña de su niñera, la cual solía venir a jugar con él cuándo su hermana mayor venía al cuidado del niño. Sin embargo, a esa corta edad, Nina, aún no entendía los sentimientos de Austin, que quizás eran demasiado desarrollados para su corta edad.

    Adolescencia

    Al cumplir 14 años, una de sus profesoras destacó un comportamiento anómalo en Austin, pues notó como en una conversación que debería ser de unos niños, él tomaba unos argumentos demasiado sólidos y argumentativos. Quizás al resto de personas les habría parecido algo normal e indiferente, pero esa profesora decidió guiarlo en una entrevista con el orientador escolar.

    Fueron muchas charlas las que Austin tuvo con el orientador escolar, algunos debates incluso tocaban temas que ni los adultos sabían tratarlos con certeza, como política, guerras, armas... algo que quizás un adolescente de esa corta edad no debía entender.

    A la semana, el orientador le trajo un test de inteligencia a Austin, se lo dejó sobre la mesa y le puso el cronómetro. La tranquilidad con la que Austin trabajaba bajo presión era envidiable, parecía funcionar mejor en cuanto el cronómetro se puso en marcha. Su bolígrafo no dejó de escribir en ningún momento hasta que finalizó el test.

    Al llegar a casa, Austin le comentó la situación a sus padres, los cuales acudieron alterados al centro escolar pidiendo explicaciones, pues no entendían como realizaban este tipo de pruebas a su hijo sin consentimiento, pero al llegar junto al orientador escolar, éste les enseñó las puntuaciones obtenidas por Austin en dicho test, el cual estaba perfecto.

    Ante esta situación, ambos padres se quedaron patidifusos sin saber como reaccionar, por lo que optaron por escuchar al orientador escolar. Les comentó que en este tipo de situaciones lo mejor era internar al chico en un centro de rendimiento para niños con dicha capacidad, pero los padres no estaban seguros de ellos, y no tomarían ninguna decisión hasta hablar con su hijo.

    Al llegar a casa, le comentaron la situación a su hijo, y tras sopesar todas las opciones, Austin decidió no moverse de su instituto ni de su ciudad. No se sentía como nadie especial y quería crecer y criarse como cualquier adolescente de su edad y junto a los amigos de toda su vida.

    Adultez

    Al alcanzar la edad de 23 años, Austin ya habría sido graduado en su título universitario en Criminalística, el cual obtuvo con honores y con la sorpresa de todos sus profesores en la universidad. Tras eso, escribió un libro sobre el análisis forense el cual publicó de manera literaria y entretenida a fin de llegar a más público, pero el libro fue un desastre.

    Sin embargo, pronto recibiría una llamada proveniente de Washington D.C. la cual cambiaría toda su vida, era una oferta de trabajo proveniente del FIB, y todo gracias a su libro. Tras eso, se despidió de sus padres y amigos y prendió rumbo hacia su nuevo destino, el FIB.

    Al llegar, la persona que lo atendió le miró de arriba a abajo, sobretodo en su indumentaria, la cual era formal, pero con la camisa destacablemente arrugada y negó con la cabeza pensando que no iba a llegar a nada en la entrevista. Sin embargo, tras unos diez minutos de entrevista, el Agente Litz, encargado de la entrevista, se dió cuenta que tenía a un agente que podía destacar si se le guiaba por el buen camino.

    Tras eso, pasaron semanas en las que Litz quedó a la custodia del nuevo Agente Scott, el cual fue aprendiendo todos los procedimientos posibles e incluso pudiendo llamarse a sí mismo, nuevo agente del FIB. Pero no todo era tan bonito como toda la vida que había vivido Austin pues en su primer operativo, vió morir a la persona que le había enseñado todo hasta ese momento, el Agente Litz recibió un disparo en la cabeza.

    Tras ese sucedo, Austin pidió la baja psicológica para intentar sobrepasar ese suceso, y cuando por fín se vió capaz de volver, tomó la decisión más importante de su vida, volver a empezar como Agente del FIB pidiendo el traslado a otra agencia, la de Los Santos.

    El resto... es historia.


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