Memorias Manuel Rivera



  • Si usted es un perezoso y no le gusta leer… las siguientes citas al final le darán la información del personaje:

    (1) Edad
    (2) Nombre
    (3) Nacionalidad
    (4) .
    (5) Estudios (profesión)


    Dicen que antes de morir, la vida pasa frente a tus ojos, como el inefable despertar de un sol de primavera, o como el destello perpetuo de una estrella extinta en algún rincón del universo.

    Pues el periplo de mi vida y muerte, ceso en el tiempo que tarda lanzar un escupitajo o beberse un refresco en un día de verano.

    Esta es mi historia, lo que puedo contar de ella; en los últimos minutos que me quedan bajo este viejo ciprés.

    Nací poética y libertariamente en la fecha en que cae el último gran muro del siglo XX (1), hijo de un joyero en bonanza, y una mestiza de raíces indígenas. El camino a casa siempre fue empinado, en un laberinto de codilleras y cañones que fulminaban el calor del trópico y rellenaban cada espacio de una fresca brisa de altiplano. Poco que decir de mis progenitores, un hogar tradicionalista, heredero de costumbres coloniales en pleno siglo XX. Mi padre, metódico y ordenado, sólo dirigía la palabra después de la cena, para despedirse e irse a la cama, de mirada penetrante y voz remarcad. Mi madre, por el contrario, transmitía la dulzura de un pueblo mancillado, la humildad del que resiste en silencio y resiliencia, una mujer fuerte -desde el soportar- En silencio levantaba los platos cada noche, tampoco hablaba mucho, aunque con sus acciones demostraba todo.

    Fui el único vástago de tan dispareja unión llamado Manuel Rivera (2), recuerdo la infancia en una escuela perdida en medio de corrales de vacas y cuestas empinadas de hortensias y dientes de león. Nunca fue fácil, en algunas horas tempranas, se desataba una lluvia de balas que terminaban retumbando en el gran valle como fuegos artificiales. Aquel conflicto había desangrado aquella nación maldita por más de cincuenta años, todos éramos los herederos maldecidos de todo ese odio del caluroso trópico, en silencio y sin mirarnos a los ojos escuchábamos clases, como si también fuésemos cómplices de aquella guerra de baja intensidad (3).

    En el insostenible fragor de aquella guerra del miedo y el horror, la familia toma la decisión de abandonar todas sus raíces y moverse a la ciudad. No mejoraba mucho la situación, la ciudad se encontraba en la pugna por ocupar el trono del reciente asesinado “patrón” (4). Tanta cercanía con la muerte, produjo un inusitado interés por aquella enigmática transición de lo vivo a lo muerto, pacifica o violentamente. Fue una juventud atípica, marcada por largas lecturas e investigación sobre la salud y la enfermedad, quizá como reflejo a aquella sociedad enferma, pero irónicamente llena de vida en cada rincón.

    El ingreso a la facultad de medicina fue rápido, interesado principalmente en atención primaria, o en medicina de urgencias, fue una época llena de la banalidad de la juventud y la superficialidad de los placeres. luego de completar los estudios, y obtener la residencia médica (5), los viajes fueron una constante, además, de tanto viajar en zonas de conflicto apartadas, se empezó a desarrollar un fuerte interés por el reportaje, a lo cual el tiempo ya no sólo se ocupaba en la atención y consulta médica, sino también en escribir artículos de forma aficionada, para algunas revistas de crónicas escritas.

    Una adultez afanosa fue llegando sin siquiera darme por enterado, había terminado trabajando más de reportero que de médico, si bien mantenía la afinidad y sincronía con la medicina. En algún momento, un articulo escrito sobre los poderes equivocados en la nación del crimen, dio como resultado la necesidad de buscar asilo, allí fue donde apareció como una opción plausible viajar a la Ciudad de los Santos para buscar un nuevo comienzo… pero no sería más que el comienzo del final.

    La historia de los santos hace parte de este momento… mi muerte, pero es donde inicia realmente la gran aventura de mi vida…
    Continuará:

    ...


    (1) Hace referencia a la caída del muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989, lo que indicaría que al momento de esta nota el occiso tendría 32 años.
    (2) El nombre Manuel Rivera es elegido como una combinación de la prócer independentista de la Nueva Granda Manuela Sáenz y, el Rivera, referente al poderoso caudal del río Samaná ubicado en el corazón de Colombia.
    (3) Se hace referencia al conflicto armado colombiano de carácter disperso y rural principalmente.
    (4) Se cita como referencia al contexto de orden publico en Medellín Colombia, entre la muerte de Pablo Escobar en 1994 y 1998.
    (5) En Colombia se debe hacer un año de trabajo en zonas rurales para obtener la licencia médica.


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