Carlos Perez



  • España, Madrid. Año 2000. Las calles por la tarde eran de lo más normal posibles en ese barrio. “La cañada real” es el barrio, donde voy a contar el principio de esta historia. En la pared nada más entrar, se podía leer un grafiti enorme; “Barrio marginal”. Ya había caído el sol, y estaría lloviendo, lo que hace que todas las personas que estaban fuera buscaran rápida y repentinamente refugio para no calarse, hubo un problema, pues no había ningún soportal o cornisa para ello, fue cuando ese hombre entro a un pequeño local que él conocía. - ¿Buenas, esta Carla?, preguntaría mientras goteaba en el suelo por la tremenda lluvia que le habría calado, -“Claro estoy aquí”, -¿Qué te ha pasado? Estás calado. Ella se reiría, pero a su vez, dándole una toalla, le diría; “Sécate anda, o pillaras un catarro”. Este sonriendo cogería la toalla, y se secándose el pelo, la diría, “Acaba de caer una que madre de dios”. Minutos después y tras secarse, Carla le llevaría a una pequeña habitación trasera bien amueblada, con una mesa redonda y varias sillas a sus alrededores, fue cuando ella le diría, - “Mario, tenemos, que hablar”.
    Mientras el local se iba vaciando, estos mantendrían una conversación de lo más normal del mundo; -¿Qué tal te fue en el taller?” Preguntaría con una sonrisa radiante a Mario, devolviéndola la sonrisa Mario la respondería, “Muy bien la verdad arregle un par de coches y me han dado bastante dinero”. Estos seguirían manteniendo una larga y profunda conversación, hasta varias horas después, donde estos decidirían salir a la calle.
    Al salir del local, Carla agarraría la mano a Mario Pérez y mirando al suelo, diría -Estoy embarazada. Se hizo el silencio, el no esperaba esto; minutos después, este mirándola y sonriéndola, diría; -Pues hay que prepararse para tenerle, ¿O no amor?”. Carla Gómez levantaría la cabeza, y con una sonrisa de oreja a oreja, le respondería; “Si, vamos a darla todo lo que podamos, aunque no estemos en las mejores condiciones”
    Mario y Carla empezarían a trabajar mucho, querían conseguir todo el dinero que pudieran antes de que él bebe naciera. 6 meses después empezaron los síntomas del embarazo, tenía la barriga bastante hinchada, y perdía fuerzas cada poco tiempo, aun así, ella quería seguir trabajando, pues necesitaba mucho dinero, tanto para permitirse una casa en donde vivir, como para mantener al bebe que estaba por nacer.

    En una casa muy cutre, que se habían comprado con el dinero que habían estado recaudando duramente los 9 meses anteriores, 3 meses después, nació nuestro auténtico protagonista. Los dos adolescentes de 20 y 21 años, al principio estaban ilusionados, pero tras unos meses, ellos verían que no era lo mejor, y que no estaban preparados para tenerlo, era como ellos decían un “Embarazo no deseado”, pero ellos no se iban a rendir, querían lo mejor para su hijo.

    La infancia del protagonista, fue bastante normal, pese a estar en un barrio marginal o eso es lo que se decía. Sus padres siempre le intentaban llevar fuera de ese barrio, pues había mucha delincuencia por las calles y no querían que su hijo Carlos, se educara y aprendiera conforme a todo lo que veía en ese barrio. Era un niño bastante tranquilo y alegre, hasta que creció y por primera vez salió a explorar el mundo exterior. En el colegio, todo lo que intentaban esconder sus padres del barrio donde ellos vivían salió a la luz, pues un día que fue al colegio donde a este le apuntaron, dijo donde vivía a todos sus compañeros, y estos instantáneamente le dejarían de hablar y, le empezarían a llamar pobretón y le mirarían por el barrio donde Carlos vivía.
    La maldad del resto del mundo se manifestaba en sus compañeros de clase. Esos tipos pasaron al instituto, pero a él le dejarían marca.
    Nuestro protagonista, cuando se cambió al instituto, se tenía que despertar muy pronto, porque él iba a un instituto de alto prestigio, el cual estaba muy lejos de su barrio, no tenía quien la llevara, e iba andando. Un día como otro cualquiera, se toparía con alguien que le ofrecería algo de droga, cocaína específicamente, fue cuando nuestro protagonista llamaría rápidamente a la policía. En ese instante fue cuando entendió la crueldad del mundo, del barrio en donde él vivía y por qué sus padres desde pequeño lo alejaban de allí. Los policías que fueron al lugar de los acontecimientos, al escuchar al niño hablar sobre lo sucedido, y al ver su forma de actuar, se sorprendieron por su desapego. El ya no era el niño de antes, había descubierto el entorno que le rodeaba, y sabía a lo que se enfrentaba. Llamó a la policía rápidamente, y prácticamente hablando como un adulto
    Ese día fue un día interesante, ya que cuando volvió a casa de clase, sus padres discutían sobre algo, Carlos se metió en la discusión, y fue cuando este; sacando el tema, les diría que ya sabía porque lo alejaban del barrio. Sus padres sorprendidos, le preguntarían porque pensaba eso, y él les contesto contándole todo lo ocurrido. Los padres llorando le pedirían perdón una infinidad de veces, pues le habían mentido durante toda su infancia. A él no le importaría mucho, pero si le molestaría algo, pues ahora sí que sabía porque le llamaban pobretón y por qué le miraban mal. La causa era simplemente; vivir en ese barrio.
    Al final su adolescencia se dedicó a intentar estudiar y sacar el bachillerato, pero; el dinero que su madre invertía en sus estudios era en vano, pues Carlos no se vio en su mejor momento y no le iba nada bien en la escuela. Es más, empezó a rechazarla. Su día a día consistía en volver desanimado de clase. Él sabía en cierto modo el porqué de esto, pues era obvio que el motivo era las malas caras y el rechazo de sus compañeros por el barrio donde este vivía y los insultos constantes llamándole pobretón etc, además que este no podía sacar el bachillerato debido a la alta dificultad de ese instituto de mucho prestigio donde le habían metido en el intento de alejarle de ese barrio tan malo y con tantos delincuentes donde ellos se hallaban viviendo, y no podrían retirarse debido al poco dinero que estos poseían.
    Fue cuando no mucho tiempo después, Carlos con 18 años, se encaminaría con su padre a una tienda de coches de segunda mano. Carlos y su padre Mario, decidirían que coche comprar, barato pero funcional, su padre como trabajaba en un taller le empezaría a explicar cosas sobre motores y más cosas sobre el mundo de la automoción.
    “Papa, y que es lo mejor de un coche o lo que más vale”-Lo diría Carlos con cara de curiosidad.
    “Pues mira hijo, un coche se caracteriza por muchas cosas, motor, suspensión carrocería etc, pero para mí lo más importante de un coche es el neumático, aunque; ni mucho menos es lo que más vale”. Tendrían una conversación muy larga sobre todo este tema de la automoción, y sería cuando al acabar la conversación que tuvieron entre ambos, el padre con una sonrisa se acercaría a él y le diría; “Oye hijo, ¿Y qué te parece sin te pones a estudiar algo relacionado con este mundillo? Parece molarte”- El sonriente le diría que no estaría mal y que no le importaría.

    Unos meses después, Carlos; viendo que no podría sacar el bachillerato, Carlos se acerca al salón donde estarían su madre y su padre reunidos, y con cara seria, empezarían a tener una conversación sobre su futuro.
    “Bueno padres, como ya saben; no me está yendo nada bien este curso”-Lo diría con tono serio.
    “¿Qué quieres decir hijo mío?”-Lo diría su madre preocupada
    “La verdad, estoy muy desanimado, y voy a suspender casi todas las asignaturas”-Lo diría Carlos nervioso
    “Joder Carlos…. Eso es porque no te esfuerzas lo suficiente” Diría su madre frustrada y enfadada. Su padre permanecería callado y expectante.
    “No madre, no es por eso, es porque no me veo capaz de sacarlo ni en un millón de años”-Lo diría en un tono serio y seco.
    “Pues esfuérzate más, ¿O quieres acabar como todos los malditos delincuentes de este barrio?”-Lo diría la madre cabreada y enfadada.
    “No madre, no quiero acabar de esa forma, ni mucho menos, pero es que no puedo, y me gustaría proponerte algo, ya que he visto que me gusta bastante.” Lo diría Carlos con un tono serio.
    “¿Y qué es?”. Lo diría la madre sorprendida.
    “Mira mama, hace unos meses sabes que fui con papa a un concesionario de segunda mano, a ver que vehículo nos podríamos permitir, pues tuve una conversación con papa sobre la automoción, y la verdad que todo este tema me ha interesado mucho y demás…, y la verdad es que me gustaría trabajar en el taller con papa.” –Se vería al padre con una sonrisa.
    “Pues no hijo, no, yo quiero que trabajes en algo más decente, no en un mísero taller”-Lo diría cabreada.
    “A ver Carla, no puedes hacer nada, él tiene que decidir sobre su futuro, y no podemos decidir sobre el”-Lo diría su padre ofuscado
    Minutos después esto se volvería una autentica pelea de opiniones, para ver cómo sería el futuro de su hijo.
    madre accedió a que su hijo trabajara con su padre, pues quería al fin y al cabo lo mejor para él. Y así fue, al día siguiente de lo ocurrido, Carlos empezaría a ir al taller de su padre y a trabajar allí. Al principio estaba decepcionado, pues lo único que le mandaban era limpiar coches y no mucho más, pero tras unos meses trabajando allí, su padre le empezaría a enseñar cosas, y empezarían a trabajar en arreglar los coches que las personas le traían.
    Años después y cuando Carlos Pérez tenía 20 años, le ocurriría algo de lo que se acordaría y le haría un cambio de vida muy drástico. Un día en el taller, y arreglando un todoterreno de color negro muy bonito que le habían dejado, ocurrió un accidente. Mario el padre de Carlos, estaba arreglando el travesaño longitudinal, donde para ello, estaba situado en el foso, cuando hubo un fallo de agarre del elevador el cual sostenía el coche que el padre estaría arreglando, y el coche se precipito al foso, atrapando y matando al acto al padre de Carlos.
    Cuando la noticia llego a casa, su madre e hijo el cual libraba ese día, se pondrían a llorar, no podían creer lo que había pasado. Algunos meses después su madre entraría en depresión pues no soportaba la muerte de Mario, su hijo se tenía que encargar de ella, la preparaba la comida, iba de comprar, hacia todo. Un día, mientras Carlos hacia la cena, su madre le llamaría al salón y mirando a Carlos llorando, le diría, hijo mío te vas a los Santos.
    “¿Mama, pero que dices?”-Lo diría frunciendo el ceño
    “Hijo mío, me recuerdas mucho a tu padre, por eso quiero que te vayas allí, el siempre soñaba con ser el mejor mecánico de los Santos.”-Lo diría con cara sonriente recordando los viejos momentos cuando Mario estaba vivo.

    “Pero Mama, no te puedo dejar sola”- Lo diría gritando y con lágrimas en los ojos
    “Hijo mío, por favor, quiero que me hagas ese favor, ve y cumple su sueño, el sueño de tu padre, ¡sé el mejor mecánico de los Santos! ”- Lo diría la madre llorando
    “Vale madre, lo hare, seré el mejor mecánico que jamás hayas visto de los Santos, me marchare y solo volveré cuando sea así” Lo diría Carlos confiado y sonriendo son lágrimas en los ojos
    Y así es como Carlos, nuestro protagonista, al día siguiente haría las maletas y se dirigiría a los Santos para hacer el sueño que su padre nunca pudo llevar a cabo.


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