Kylie O´Neill



  • Kylie O’Neill

    Nacimiento: 16 de Julio de 1997 en Los Santos, San Andreas.

    Rasgos físicos: Piel morena, ojos marrón oscuro, cabello castaño, ojos marrón oscuro. 1,69 de estatura. 57kg de masa corporal.

    Rasgos psicológicos: Reservada y callada, siempre dice lo justo y necesario. Leal, confidente. A veces un poco impulsiva. Si recibe respeto, da respeto; si recibe mierda, da mierda a cambio. Desconfiada. Oportunista y un poco manipuladora, a su conveniencia.

    Historia:
    Kylie, nacida y criada en barrios bajos. Su padre, Zac O’Neill; la escoria más grande que conoció en su vida. Su madre, Lenna Davis; completamente sumisa e indefensa, el ejemplo que Kylie jamás tomará.

    Su infancia fue difícil, como la infancia de cualquier chica de barrios bajos.
    Su padre abusaba de ella y su mamá, prácticamente, todos los días. Lenna jamás hizo nada para impedirlo, las únicas palabras de consuelo que Kylie recibía por parte de su madre eran: “aguanta mi niña... aguanta”.

    En la primaria era de las más aplicadas. Si bien no solía hacer las tareas domiciliarias, en el aula de clase participaba y se expresaba de forma muy correcta, tanto así que sus maestras se sentían cautivados con su presencia y sus brillantes ojos oscuros, a pesar de ser una niña criada entre delincuencia, violencia y maltrato.

    En los recreos o entretiempos, nadie se atrevía a meterse con ella. Era una colega respetada entre todos los grupos de chicos dentro del aula, pero envidiada por la mayoría de las chicas. La única amiga que mantiene hasta la fecha, es su prima Zaida, con quién siempre compartió la mayor parte de su vida.

    Al terminar la primaria, Kylie se sentía agobiada. Su padre se negaba a enviarla a la secundaria, con el fundamento de que ya tenía cuerpo de mujer, y que debía comenzar a trabajar y hacer dinero con el mismo, insinuando que debía comenzar a buscar clientes para prostituirse.

    Kylie nunca le hizo caso, prefería estar en la calle con sus amistades consumiendo drogas para evadir la realidad; antes de escuchar a la rata de su padre delirar o ver a su madre siendo consumida a golpes sin soltar protesta.
    Pasaban los meses, años… La adolescente que era, en poco tiempo se convirtió en mujer. Para poder sobrevivir y ser respetada en el barrio, tuvo que aprender a defenderse por su cuenta, y la calle le enseñó cómo hacerlo.
    Aprendió a robar, a traficar drogas, e incluso, a matar a punta de bala.

    Un día, al volver a casa después de mes y medio sin aparecerse; se encontró a su madre sangrando en el suelo. Lenna se encontraba embarazada de seis meses, hasta ese momento. Zac en un ataque de ira había golpeado y pateado a su pareja en el estómago, hasta dejarla en el suelo casi inconsciente. Lo que crecía en el vientre de Lenna, dejó de vivir.
    Kylie, como siempre, reaccionó de forma apática. Ella creía que su madre lo merecía por jamás hacer nada por defenderse a sí misma, ni a su hija. Y de todas maneras, se sintió aliviada de que no trajo otra criatura al mundo destinada al mismo futuro.

    Igualmente, a partir de ese momento, Kylie se tragó el remordimiento y la decepción que sentía hacia su madre, y decidió quedarse en la casa para cuidar de ella.

    Su día a día, era salir a robar para llevar el pan a la mesa mientras su padre se la pasaba en quién sabe qué prostíbulo. Y a la noche, Kylie dormía con un ojo entreabierto, porque sabía que su padre iba a llegar borracho y drogado a golpear a su madre por alguna estúpida razón, y si no encontraba razón alguna, la inventaba.

    Eran a mediados del año 2015, el tiempo seguía pasando y la situación cada vez era peor.
    Como si no fuesen pocos los problemas que tenía en su propia familia, los problemas en el barrio de los 21’st Street Crips iban de mal en peor.

    Su tío, Harrys O’Neill; aparte de ser una persona a quien Kylie admiraba muchísimo y estaba de acuerdo con la mayoría de sus ideales, era el primero al mando dentro del barrio en ese momento, pero sólo hasta ese momento…

    Fueron seis años el tiempo que duró el liderazgo de Harrys, si bien el barrio estaba bien parado, supo estar mejor; como en los tiempos en el que Steve Young estaba al mando.

    Pero lamentablemente, cada etapa tiene su fin, y la etapa de Harrys duró hasta el día en el que los Latin Dragons enviaron su cabeza como ofrenda a la puerta de la casa donde vivía Harrys, con su hija Zaida.

    Pero las cosas siempre pueden estar peor…

    Sospechosamente, Kylie notó que su padre al recibir la noticia, no demostró descontento alguno, a su vez decía: “eso le pasa a los débiles”.
    Dicho eso, se dio el lujo de tomar el mando, con el fundamento de que “llevaban la misma sangre” y de que “alguien debía hacerse cargo del desastre que dejó”.

    Kylie no tenía un pelo de tonta, le hervía la sangre por dentro al escuchar las palabras de su padre. Pero al mismo tiempo, se contuvo, mantuvo la calma y actuó de forma inteligente. Ella sabía que la situación era sumamente extraña y no confiaba ni una pizca en su padre, asumió que debía de tener los ojos más abiertos a partir de ese momento.

    Fueron los peores seis meses tanto para la vida de Kylie, como para los Crips. Todo se caía en decadencia. Recibían cada semana saqueos en casas de familia con madres solteras, los niños morían de hambre, y los tiroteos dentro del barrio; eran cosa de todos los días.

    Pero como dije antes, cada etapa tiene su fin.

    Kylie pensaba día y noche en cómo parar la situación que estaban viviendo los Crips. Se sentía terriblemente culpable de que su padre sea el responsable de toda esa mierda y quería frenarlo a como dé lugar.

    Hasta que llegó una noche en la que el puesto de Zac, se vería totalmente en amenaza, al igual que su propia vida.

    Kylie como de costumbre espiaba a su padre haciendo de las suyas junto con su prima Zaida, ellas sabían que Zac se traía algo entre manos desde lo ocurrido en el barrio de los Latin Dragons.

    Lo reconocieron instantáneamente, Zac, borracho y drogado, se comunicaba mediante radio con el jefe de los LD para organizar la próxima redada al barrio de los Crips; la paga para Zac era aún más miserable que su propia vida, esa misma noche le enviarían una prostituta a su casa a cambio de que no ordene abrir fuego hacia el enemigo.

    Las primas O'Neill no titubearon, con la 9mm en mano fueron a buscar apoyo con Dwayne (hijo del primer jefe de los 21 C), que se encontraba de parranda esa noche con sus amigos. Le contaron lo sucedido y los negros instantáneamente sacaron sus armas de mejor calibre para esperar la redada de los LD.

    Listos y posicionados, al ver llegar los carros negros al barrio, comenzaron un tiroteo limpio de parte de los Crips. Estos salieron ganando sin ninguna baja.
    Kylie, con ira en el rostro; fue a buscar a la larva de su padre quien se encontraba cogiéndose a la puta del enemigo.

    Sin dudarlo, le metió un balazo a la chica entre ceja y ceja. Acto seguido tomó a su padre a punta de pistola y lo sacó a patadas de la casa; fuera lo estaba esperando Dwayne con una micro UZI, listo para dar ráfaga en la miserable cara de perro que tenía Zac.

    Kylie se sentía aliviada.

    Encendieron una fogata en medio del barrio y enseguida se rodeó de personas del barrio, ya cansados y agradecidos por el acontecimiento. Lanzaron el cuerpo de Zac dentro y prometieron dos cosas; nadie se volvería a meter con su barrio, y será la Nueva Generación de los 21’st Street Crips quién los saque de la ruina.


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