Lisandro Bermúdez



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    Lisandro "el Pelado" Bermúdez


    "¡La concha de tu madre!" fue lo primero que se escuchó en el quirófano. Allí se encontraban Amadeo, dos amigos de él, tres enfermeras, un inoperante médico obstetra, la pobre Ofelia, que de pobre no tenía nada, y un agente de seguridad a los golpes. "¡La concha de tu madre!" repitió, y permitió escuchar al bendecido Lisandro, saliendo por cesárea y obligando a su madre a un intenso coma, que posteriormente daría fin a su vida por incompetencias y mala praxis.

    La familia Bermúdez era dueña de una pequeña casa en la Ciudad de Buenos Aires, vecinos de nulos problemas, buen patrimonio y cultura ítalo-hispana. Lisandro vivió allí durante 13 años, sólo con su padre Amadeo, un hombre pasional, violento bajo control y futbolero como casi el 90% de su país, Argentina. En línea con la clase media de su barrio, estudió en un Instituto de educación Bachiller, especializada en Comercio. La crisis económica le puso fin a su vida en Argentina, haciéndolo cruzar el Río de la Plata, y vivir en las afueras de Montevideo.

    En Uruguay sólo se dedicó a jugar al fútbol. Quién podría pensar que una pelota enseñara valores y esconda dentro de sí una trama de corrupción de las más grandes de la historia. Lisandro aprendió que el fútbol mueve no solo público, sino también intereses y mucho dinero.

    Pasional con sus amigos, camaradería como valor fundamental y respeto, forjaron en Lisandro una actitud única y ganando la confianza no solo de sus compañeros, sino también de las autoridades que manejaban los hilos del deporte más visto en Sudamérica y allí fue donde empezaron los favores. El ahora conocido como Pelado, realizaría trabajos sin mancharse las manos, mayormente transportando y comunicando, sin meterse en un solo inconveniente con los clientes y sin dejar rastro de su identidad. Bolivia, Perú, Colombia, Brasil, Chile, Honduras, El Salvador y muchos más vieron pasar al Pelado. Un fantasma errante viviendo de trabajos exclusivos. Los Santos, su última ubicación. Sus manos no tienen sangre, sus bolsillos no tienen droga, su maletero... sólo puede verlo el cliente


    " La vida está ahí para ser golpeada, la pregunta es quién da el primer golpe "


    Foto de Lisandro Bermúdez 2

    Lisandro "el Pelado" Bermúdez


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