Sheika "Coco" Holden



  • NOMBREE.png
    Sheika Holden
    ALIAS.png
    Coco
    NACIONALIDAD.png
    Estadounidense
    NACIMIENTO.png
    21 de julio del 2002 – 18 años
    PADRES.png
    Niles Holden y Tanisha Cleveland.
    FISICO.png
    Afroamericana. Medidas 1,66 Peso 67 Kg. Cabello negro azabache rizado, que constantemente alternará de color debido a las trenzas que se hace ella misma. Cuando se cansa de estas, deja un natural afro. Ojos rasgados color miel, adornados con grandes pestañas. Tiene un pequeño corte en su ceja izquierda debido a que, de pequeña, era bastante torpe. Labios carnosos, nariz ancha. Su cuerpo se caracterizaría por un torso con senos pequeños, donde el contraste se hallaría en sus piernas y caderas gruesas. Debido a varias cicatrices que mapean su piel, es adicta a tatuarse.

    PSIQUE.png
    El carácter de Sheika Holden sería impulsiva, tenaz y sádica. A pesar de que muestra un semblante de chica independiente, necesita el apoyo incondicional de una figura a su lado (llámese pareja, familiar o amigo). No aguanta la soledad, ya que al sumergirse en este desarrollará pensamientos paranoides que sabotearan su manera de actuar en el entorno.

    Suele ser una persona supersticiosa ya que la muerte de su padre estuvo arraigado a esta idea (véase la historia de personaje). Emocionalmente, es una persona que resuelve el mínimo de presión social/ambiental con la violencia, haciendo uso de lo que tenga en mano (armas blancas o de fuego), sin importarle las consecuencias de las mismas.

    Para calmar el hervor de su carácter, se sumerge en drogas, donde es capaz de perder el control tras prolongar los efectos. Será impulsiva y muy enérgica bajo los efectos de la coca. Otras drogas recreativas como la marihuana serán casi vitales para su sistema, debido a que la abstinencia le provocará cambios físicos (fuertes jaquecas, cambios de humor, insomnio, nerviosismo). También se inclina a rozar una personalidad sádica, donde usaría diferentes métodos de tortura, reflejando así la rabia interna producto de la infancia de su padre en su víctima.

    BIO.png

    PERIODICO.png

    No es de extrañarse que las grandes tragedias ocurren en los lugares abandonados por Dios. Pero, ¿Quién soy yo para juzgarlo? Quizás la rabia me haga desahogarme y hallarnos aquí, fumándonos este buen canuto y explicarte el porqué de mis pecados.

    Nos encontramos con un día soleado de verano, donde el calor abrasador en los tejados de alguna casa del barrio de Groove Street siempre permanecía vigente, incluso sin haber nacido sentí el calor del sol estando en el vientre de mi madre, Tanisha Cleveland. No negro, no estoy loca, si que lo sentía, no estoy fumada.. ¿Me entiendes? Sígueme con esta idea…

    Con tan sólo 16 años reposaba en su vientre lo que en 9 meses sería yo. Nunca le puse cara, pero sí que pude salvar unas fotos viejas donde me deslumbró su belleza. Y pensar que tan joven, tan noble, tan pura tuvo que caer en las garras de aquel bandido. Creo que fue muy inocente, y la mezcla de adrenalina que pasamos todos en nuestra adolescencia le hizo escapar de un hogar corrupto de violencia y malos tratos por parte de mis abuelos. Digamos que, mi difunto padre, si es que lo puedo llamar así, fue muy listo, y tomó una joya perdida de ese infierno.
    Niles “Stone” Holden fue de los traficantes más movidos de los barrios más abandonados de la zona entre Groove Street y Davis.
    No tenía escrúpulos ni miedo a llevarse por delante a quien se interponía en su camino. Tanto miedo le tenía en el bloque que a pesar de los gritos que pegaba Tanisha a las constantes palizas que le daba, los vecinos no eran capaces de llamar a la policía para parar la masacre. Viví 5 años de mi vida con eso en mi mente, nuestra casa con techos a punto de derrumbarse por el poco mantenimiento que tenía y paredes de ladrillo no silenciaba el sufrimiento de mi madre.

    Todo explotó una madrugada de septiembre en el que los gritos de auxilio de mi madre me despertaron de mi letargo. Estaba tan asustada que me escondí debajo de las sábanas, cerré mis ojos y esperé que la pesadilla terminara, como todos los días. Sin embargo, al cabo de unas horas, la figura robusta de mi padre bombardeó mi habitación. Respiraba tan agitada y profundamente que me recordó a los gorilas cuando terminaban una pelea. Mis pupilas se dilataron cuando sádicamente sonrió y se secaba las manos con una toalla sucia. La tiró en la habitación y volvió al salón. Esa fue la última vez que vi y escuché a Tanisha.

    A pesar de que mi madre pasó a mejor vida, no me salvé de los malos tratos de Stone. Era su forma de “educarme” y de ser “más fuerte” ante la vida, maldito perro. Con correas, varillas calientes o cualquier clase de objeto me “fortaleció”, dejándome cicatrices que más adelante cubrí con la tinta, pero más que fuerte, me volvió una persona rencorosa y violenta. Los siguientes años bajo su tutela y sus constantes parejas que iban y venían fueron un total infierno. El hogar que intentaba mantener Tanisha con flores y el aroma a vainilla que impregnaba el hogar se tornó un agujero en el que cada rincón inimaginable se hallaban drogas, altas sumas de dinero en efectivo y alguna que otra arma. “Stone” era un tipo duro, agresivo y sumamente impulsivo, pero a los años descubrí que su talón de Aquiles era el alcohol y la idea de creerse invencible.

    A pesar de la ceguera de Stone con esa maldita manera de hacerse el omnipotente, era creyente, si negro, creyente. Cuando se dignaba a salir de la casa, en estado de euforia total por la harina, siempre se santiguaba y le pedía a Dios que lo cuidara. La verdad, no se si eso funcionaba, pero la única vez que se fue sin hacerlo debido a que la ira recorría sus venas, no volvió con vida. La sed de venganza y un pollo de cocaína nubló su juicio y lo llevó a su perdición.

    Con 9 años me hallaba en una encrucijada legal para hallar algún familiar que pudiese encargarse de mí. Pasé 3 años bajo casas de cuidado donde no controlaba la ira de mis acciones, y constantemente era castigada encerrándome en un agujero mohoso. Las primeras veces me traumaba la idea de estar en total oscuridad, me sentía sola, desamparada. Pero al cabo de la costumbre, me ayudó a reflexionar, o de pensar maliciosamente como hacer mis trastadas sin que me atraparan tan fácilmente.

    Con 13 años, mi tía Shanty se hace cargo de mi tutela legal y con mis cuatro camisas me mudé a Rockford Hills. Ésta si fue lista negro..… Se casó con un médico de Pillbox que le dio las facilidades de la vida, facilidades que sin suerte tuvo mi santa madre. Lamentándolo mucho, yo ya era un traste. No me siento orgullosa de lo que tuvo que aguantar esa familia por mi culpa, pero tanto era mis ganas de joder a todo aquel que me sacaba un poco de mis casillas, que me metí en muchos problemas.

    Ficha-Sheika.png

    Me movía todas las putas noches desde el paseo de las estrellas hasta llegar a la movida y emocionante vida de los barrios sureños y oscuros de Los Santos, trapicheando donde siempre podías verme, y sigues viéndome hermano. Las adicciones comenzaron a fermentarse, ya que, tenía el pensamiento de probar lo que vendía, tenía que vender lo mejor.. ¿me entiendes?.

    El sabor de la hierba es algo que toca mis pupilas desde hace años, me encanta.. Es como el desayuno que siempre debe tener mi cuerpo. Ese estilo de vida no aguantable para la familia Cleveland, así que me dieron un ultimátum en el que sin pensármelo, tomé mi pequeña maleta vieja y me fui a por la vida.

    Asentada en una pequeña casita en los alrededores de Groove, comencé a vivir. Las peleas callejeras, la venta de droga en los lugares menos esperados, el tiroteo, los allanamientos, las luces rojas y azul que perpetraban los bloques y los ladridos de perros son mi ambiente, mi vida, mi caótica manera de vivir.

    Y tú.. Querido lector.. ¿Te apetece un porro?.



  • Bravo, bravo, bravo y bravo.

    Simplemente Xoco.



  • Simplemente tú


Accede para responder