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Russell Weah nació en 2002, en 2019 probó el crack por primera vez (el inicio de una aventura sin fin) años después con la perdida de su padre y al estar su hermana hospitalizada al tener síndrome de down empezó a consumir las drogas psicodélicas que había en el cajón de su abuela, cuando su padre alcohólico anónimo se dio cuenta de que consumía drogas, él se unió a su colectivo, su madre estaba tan borracha que no se dio cuenta de que tenía dos hijos. Su infancia estuvo llena de nuevas experiencias con las drogas y las múltiples violaciones que tuvo que sufrir su tío recién llegado de Vietnam. Cuando llegó a la primaria, en su trabajo de final de curso entregó un video explicativo de 40 minutos de las diversas formas de liar un porro y fumarlo, el cual se expuso delante de sus profesores, compañeros, padres y Snoop Dog. Gracias a su repercusión pasó a ser el liador oficial de Snoop Dog, al cabo de una semana lo despidieron por venderla en el recreo, además fue detenido por sobornar a dos miembros de la policía con cantidades increíbles de cocaína. Después del juicio ingresó a la prisión con tan solo 12 años. Tras un año en la carcel empezó a trapichear con los organos de otros presos y los vendia en el mercado negro a cambio de caballo. Fue sentenciado a pena de muerte por el asesinato de 420 presos y dos prostitutas. Al llegar a la camilla de la inyección letal, durante su vida había consumido tantas drogas que era inmune y consiguió escapar gracias a un contacto de Afganistán. Gracias a su amigo jeque arabe llamado Jota pudo escapar de la vida penitenciaria y tuvo una adolescencia llena de cantidades inmensas de marihuana, alcohol, éxtasis y putas. Un día en una fiesta conoció a Herme, un chaval con el que se sentía muy identificado por su adicción y situación familiar. Desde aquel momento los dos vivieron juntos en una discoteca, en donde tenian un mercado negro con el que traficaban con mexicanos y putas. Para blanquear el dinero abrieron una grow shop en Andorra, pero la denuncia de un vecino conocido como Guillermo Diaz hizo que la policía entrase al establecimiento y encontrasen inmensas cantidades de marihuana con negros y chinos liando los canutos y un grupo de 7 enanos atados en el sotano. Los dos escaparon por la puerta de atrás en un patinete eléctrico trucado. Se quedaron sin batería por la montaña y tuvieron que alimentarse a base de cogollos de marihuana. Una vez llegados a una habitación de un motel de ROCKPORT, vieron una gran oportunidad en aquella ciudad.