Ney Blake



  • Ney era una niña de gustos simples, criada en una familia humilde y con las preocupaciones que tendría cualquier familia. Pero a los 23 años su vida dio un giro que no esperaba.
    Se había criado con la idea de que sus progenitores eran marines que cada cierto tiempo eran enviados a alguna zona distinta del mundo, que los dejaba incomunicados durante horas. Hasta que un día en mitad de la noche su padre la despertó y casi sin haber abierto los ojos, ya la tenía cargada al hombro corriendo por escaleras abajo. Neyziri escuchaba unos estruendos que no lograba distinguir, seguido de ventanas rotas y sonido de cristales cayendo.

    • ¡¿Qué está pasando papá?!- Preguntó Neyziri.
      Sin responderle, su padre entró a su despacho, y arrancándose una llave que tenía en el cuello, y que Ney siempre había creído hasta ese momento que fue la llave del primer departamento que compartió con su madre, movió un libro de la estantería y abrió un cerrojo que jamás antes había visto. Frente a ellos apareció una habitación donde aguardaba su madre, rodeada de monitores que parecían controlar cada rincón de su casa.
      Neyziri confundida volvió a preguntarle a sus padres que carajos estaba pasando, pero esta vez su madre fue quien decidió hablar mientras su padre llenaba una mochila de papeles y otras cosas que no conseguía distinguir.
      -Sentimos mucho haberte mentido cielo- Decía su madre mientras le miraba a los ojos y le sonreía de la forma más preocupada que Ney había visto- Y se que necesitas más explicaciones de las que te puedo dar ahora mismo, pero tienes que hacerme caso. Vienen a por nosotros, quieren información que tenemos tanto tu padre como yo, y no vamos a dejar que te hagan daño para conseguirla. Eres nuestro talón de Aquiles mi pequeña Ney.
      Neyziri miraba a todos lados sin entender todavía como había pasado 23 años sin saber de la existencia de esta habitación. Y más horrorizada quedó al ver como su padre abría un armario donde podían verse distintos tipos de armas. ¿Qué mentira había vivido? – Se preguntó Neyziri.
      Su padre se acercó a ella y le pasó una mochila, le ayudó a sentarse y agarrando otra pequeña silla se sentó frente a ella.
      Muñequita – Dijo su padre con la voz un tanto quebrada- Es hora de que nuestros caminos se separen. Es una decisión que pensé no tener que tomar nunca, pero tu vida es lo más preciado que tengo en la mía. – Su padre le acarició la cara y le secó alguna que otra lagrima que Ney no podía controlar. – En esta mochila tienes dinero, pasaporte, pasaje de avión y todos los papeles que necesitas para empezar de cero.
      Un gran estruendo se escuchó muy cerca de ellos, y su padre de un salto se acercó al armario de las armas y comenzó a colocarse granadas por el cinturón, guardarse armas en lugares de su ropa, pasarle armas a su madre.. mientras Ney miraba aun todo sin comprender nada.
      Ney – dijo su padre mirándola por última vez- Vas a salir por esta puerta – dijo señalando una pequeña escotilla en el suelo – Y no vas a mirar atrás. Fuera te está esperando el tio Felix, que te llevará al aeropuerto. El te dará instrucciones.
      Neyziri negó con la cabeza varias veces, le costaba respirar, las lágrimas le recorrían la cara. Sus padres se abrazaron a ella , y le juraron volver a encontrarla donde sea que se encontrase.
      Y casi sin poder despedirse, su padre metió a Ney en el hueco de la escotilla y cerró desde adentro.
      Neyziri tenía que seguir el plan que habían planeado para ella.

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