Cristofer Richter



  • Cristofer Richter Martin nació el 8 de
    septiembre de 1989. Hijo de padre
    alemán y madre española, fue criado en
    una familia de clase media. Su niñez fue
    muy convencional, sus padres como hijo
    único que era intentaban contentarlo con
    todo lo que pedía, esto mal acostumbró a
    Cristofer ya que todo lo que él deseaba
    fácilmente lo conseguía sin esfuerzo. Él
    era un niño feliz. Esta etapa idílica la pasó
    en su mayoría de tiempo en España más
    concretamente en Galicia, aunque
    pasaban gran parte del verano en
    Alemania en el pueblo de su padre. De
    hecho, ir a Alemania

    era un premio para
    Cristofer ya que eso significaba que todo
    iba bien en el colegio, un colegio privado
    que sus padres pagaban anualmente, y las notas eran brillantes. En el último
    curso antes del trascurso a la secundaria, Cristofer se relajó, las notas bajaron
    y se quedó un verano sin ir a Alemania.
    Esto no era lo habitual, Cristofer siempre había sido un niño que, sin la ayuda
    de sus padres, realizaba sus tareas escolares diariamente. Además, no le
    suponían un desafío y con lo que atendía durante el desarrollo de las clases le
    era suficiente para aprobar con muy buenas notas todas las materias. Con sus
    compañeros y compañeras la relación era buena ya que era un niño muy
    simpático, dicharachero y no entraba en discusiones, prefería ceder antes de
    pelearse con alguien.

    Por esta razón, era común encontrar siempre algún niño en la casa de
    Cristofer por las tardes, no le gustaba estar solo y necesitaba relacionarse con
    sus iguales.

    Asimismo, cada vez que iba a Alemania llamaba sin pensar a su vecino y mejor
    amigo Bruno. Era cuatro años mayor que Cristofer, pero con lo sociables que
    eran ambos forjaron una bonita amistad en la que se entendían a la
    perfección. Además, para Cristofer el idioma nunca fue un problema porque
    dominaba el alemán y el español al mismo nivel.

    Bruno, de familia adinerada, compartía todo lo que tenía con Cristofer.
    Gracias a él se interesó por la informática y el cacharreo con aparatos
    electrónicos.
    Todo parecía ir bien, pero la pérdida del trabajo de su madre frenó la vida de
    Cristofer. Dejó de viajar a Alemania, cambió de Instituto ya que no podían
    seguir pagando el anterior y todo lo que deseaba ya no era tan fácil
    conseguirlo, como consecuencia de esto la actitud de Cristofer cambió.
    Por un lado, entendió que sus padres no podían con todo y, por otro lado, él
    seguía queriendo ropa cara, móviles de última generación, en definitiva,
    seguir con sus prácticas. En este punto él tenía 16 años, y todo lo que estaba
    viviendo junto con la etapa de rebeldía propia de la edad justificaron que
    Cristofer, para llamar la atención, empezara a relacionarse con compañeros
    del nuevo instituto que eran considerados “malas compañías”. Gente que le
    ofrecía la posibilidad de tener dinero fácil y rápido. Es entonces cuando
    empezó a coquetear con el consumo de estupefacientes como la marihuana.
    Estos nuevos amigos le abrieron un mundo nuevo, el mundo de lo ilegal, le
    ofrecieron la posibilidad de vender estas sustancias para ganar dinero
    rápido. Cristofer no se lo pensó dos veces. En un principio esto no le ocasionó
    problemas, vendía, nadie se enteraba y tenía dinero para sus lujos. Sus
    padres comenzaron a sospechar que algo estaba pasando con su hijo, ya que
    aparecía con ropa nueva de marca y cosas que ellos no podían permitirse. Él
    les mentía diciendo que tenía pequeños trabajos ayudando a un amigo en la
    empresa de limpieza de su padre.
    Poco a poco Cristofer se sentía cada vez más integrado en el grupo. Esto le
    convirtió en más ambicioso y presuntuoso, aunque algo por dentro le decía
    que lo que hacía acabaría mal. Aunque siempre muy cuidadoso con sus aptos,
    se cuidaba mucho de no dar pistas de lo que hacía a quien no le interesaba.
    Esta mentira se descubrió cuando Cristofer cometió un error y fue pillado por
    primera vez por la policía a los 17 años.
    La policía descubrió a Cristofer en pleno intercambio de droga con el jefe de
    una tienda de alimentación, esto fue lo que destapó todo. La autoridad llevó a
    Cristofer delante de sus padres y estos descubrieron realmente a lo que su
    hijo se dedicaba. Cristofer a consecuencia de esto fue ingresado en un centro
    reformatorio por 6 meses y a la salida estuvo realizando trabajos para la
    comunidad.
    Esto desoló a los padres de Cristofer y tomaron la dura decisión de dejar atrás
    todo en España y mudarse a Hannover (Alemania) el lugar de nacimiento del
    padre de Cristofer con el afán de alejarlo de todo ese mundo de raíz. Esto hizo
    reflexionar a Cristofer pues se sentía avergonzado y culpable por hacer sufrir
    a sus padres, que para él lo eran todo.
    En Alemania todo comenzó de nuevo, Cristofer terminó sus estudios
    obligatorios, comenzó a practicar deporte de forma asidua y además decidió
    estudiar inglés hasta obtener un certificado. Él sabía que su estancia en
    Alemania no sería para toda la vida y los idiomas, además de que le gustaban,
    le abrirían nuevos caminos. En cuanto terminó de estudiar quiso ponerse a
    trabajar. A los 19 años empezó de camarero en un pequeño restaurante de
    unos amigos de sus padres. Luego pasó por muchos otros como repartidor,
    pizzero … y el último trabajo que se conoce de Cris es como electricista, algo
    que se le daba realmente bien.
    En una de las llamadas que recibió mientras estaba trabajando, algo le
    recorrió el cuerpo, una voz conocida se dirigía a él con cariño. Bruno, su
    amigo de la infancia, encontró uno de sus anuncios en internet y no dudó en
    llamarlo. Cristofer se alegró mucho al escucharlo, así que concertó una
    reunión para esa misma tarde.
    Decidieron quedar en uno de los parques que frecuentaban cuando eran
    pequeños. Allí se reencontraron, se abrazaron y se emocionaron mucho.
    Cristofer no tenía problemas para mostrar y expresar sus sentimientos y así
    se lo hizo ver a Bruno, algo que lo alegró mucho. Mientras hablaban para
    ponerse al día, se dieron cuenta que compartían muchísimas cosas, así que
    esta etapa los unió por encima de la amistad hasta el nivel de considerarse
    hermanos.
    Las noches eran largas y las conversaciones entre Bruno y Cristofer
    interminables. Es en este momento cuando Bruno le cuenta sus malas hazañas
    del pasado a Cris y Cris hace lo mismo con su hermano Bruno. Estos
    recuerdos les hacen añorar cómo se sentían en el pasado, ambos integrados
    en grupos diferentes pero que hacían lo mismo, jugar con las drogas. Y es
    cuando todo empieza a tornarse hacia el regreso, el regreso a ser gente que
    mueve cosas ilegales, pero en esta ocasión juntos.
    Dado a los bajos ingresos que consigue en este último trabajo, estos
    pensamientos toman más fuerza aún.
    Cristofer creía en sus ideas y también creía que podría llevarlas a cabo sin
    pisar las dependencias policiales. Cada vez que pensaba en estar retenido se
    le encogía el alma por lo mal que lo pasaron tanto él como sus padres. Esto
    hace plantearse sus siguientes pasos. Cristofer tomó la decisión madura de
    cambiar de aires. Un cambio de aires que emprendería con su gran amigo
    Bruno y con el objetivo de que, en el caso de que todo acabara mal, sus padres
    no se enteraran y no sufrieran.
    Con 21 años y junto a Bruno llega a Barcelona, la nueva ciudad. Los dos
    comenzaron a trabajar como electricistas y a relacionarse con mucha gente
    para crear contactos para sus objetivos. Todo parecía ir bien en su nueva
    etapa, pero todo iba más lento de lo que él mismo esperaba.
    Después de unos meses duros de trabajo, con el dinero que habían ahorrado,
    Cristofer y Bruno decidieron alquilar un negocio para seguir subsistiendo y
    que utilizarían como tapadera para seguir con sus intercambios y trapicheos
    (con las drogas, principalmente). Se trataba de un restaurante el cual
    convirtieron en el mejor de la ciudad.
    En uno de esos intercambios, mientras se dirigía al lugar acordado, Cristofer
    tuvo un accidente grave con el coche. Por suerte, no acabó en una desgracia,
    pero tuvo que estar una semana ingresado en el hospital debido al golpe que
    se dio en la cabeza.
    Al salir de allí, llamó por teléfono a uno de los clientes más habituales que
    acudían al restaurante y que tenía un taller en la ciudad para que le mirara el
    coche. Este le dice que no se encuentra en el taller pero que le manda una
    grúa y que, una de sus mejoras empleadas, lo atendería. Al llegar al taller y
    ver la cara de Lola, la empleada, mirando el coche sabía que algo no iba bien.
    Esta lo citó al día siguiente para decirle que el coche había quedado siniestro.
    La cercanía de Lola, su dedicación en el trabajo y su físico llamaron la atención
    de Cristofer.
    Cris en esta etapa no quería saber demasiado de las mujeres, pero Lola era
    diferente. Sin darse cuenta él comenzó a sentir cosas que pensaba que tenía
    enterradas, él siempre negaba estar enamorado de ella, incluso sentirse
    cómo se sentía le hacía frustrarse consigo mismo. Esto cambió en el momento
    que vio a Lola en peligro, lo cual dio un golpe de realidad a Cris,
    demostrándole que sentía mucho más de lo que él mismo pensaba, así que
    quiso conocerla más. Después de esto comenzaron a salir juntos. Este suceso
    le trajo algunos problemas a Cris ya que él sentía que no podía mentir a la
    persona más importante de ese momento para él. Cuando comunicó su
    relación a Bruno este no respondió como a Cris le hubiere gustado. De hecho,
    lo dejaron de lado en todo lo relacionado con las drogas y Cris se refugió en
    su nueva pareja, su trabajo y en su nueva familia.
    Pasó el tiempo y las cosas se fueron poniendo en su sitio, el negocio parecía
    ir bien sin su hermano y además conoció a Luis que comenzó a trabajar en el
    restaurante y que más adelante se convertiría en un buen amigo.
    En este punto cuando todo parecía ir sobre ruedas, en una de las fiestas que
    Cris organizó en su negocio todo se tornó negro. En esta fiesta Cris explotó
    con gente que él no sabía que era tan peligrosa, digamos que estas personas
    pensaron que Cris les metió en problemas con la policía de forma
    intencionada y después de esta fiesta, comenzaron a buscarlo para rendir
    cuentas con él.
    Después de pensarlo mucho y avisar a las personas más importantes de su
    vida, decide marcharse a Los Santos y empezar de cero una vez más.
    Apariencia física:
    Piel morena, cara ovalada, ojos azules, pelo blanco tintado, vestimenta casual
    en la que hay mucho vaquero y gorras.
    Virtudes:
    • Sociable
    • Empático
    • Cuidadoso con sus aptos
    • Expresivo y cariñoso
    Flaquezas:
    • Superficial
    • Materialista
    • Ambicioso y presuntuoso
    • Despistado
    Miedos y preocupaciones:
    No tiene miedos destacados más que la pérdida de su pareja y su familia. Sus
    padres lo son todo para él.
    Miedo a estar encerrado contra su voluntad.
    Le preocupa no cumplir los objetivos que se marca y decepcionar a los suyos.
    Estilo de vida que va a tener en la ciudad:
    Cristofer mantendrá un perfil bajo en su vida cotidiana, dicharachero y muy
    amable con todo el mundo. Intentará no tener ningún problema con la policía.
    Le gusta mucho pasar tiempo en el campo o en la costa contemplando las
    vistas acompañado de su gente.
    Muy exigente con los suyos en el trabajo.
    Cristofer, aunque tranquilo, puede volverse muy peligroso cuando algo no le
    sale como él desea o cuando ponen en peligro a la gente que le importa.


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